CELULITA BAILA SOLA (CAP.4)

 

Habían pasado casi trece mil cuatrocientos millones de años desde que el sistema arrancara, unos cuatro mil cuatrocientos desde que se formara el planeta Tierra y unos tres mil setecientos millones desde su nacimiento.

CELULITA evolucionaba en sincronía con el sistema.

Nada faltaba, nada sobraba.

Lo suyo era AMOR.

Celulita iba mejorando en el arte de sobrevivir e iba adquiriendo cada vez más sabiduría, más destreza y más habilidades para moverse por el planeta Tierra.

El sistema la había sometido a un durísimo entrenamiento de tres mil setecientos millones de años, que le habían servido para adquirir un poder mágico y asombroso.

Eran tal para cual.

Estaba casi preparada para ser la reina sin discusión del paraíso, estaba casi lista para poder ser consciente de su propia existencia, algo que podía considerarse como un verdadero milagro, pero para ello debía seguir entrenando humildemente a las órdenes del sistema.

De lo contrario, no lo conseguiría.
Se habían creado ya los tres reinos: el mineral, el vegetal y el animal. El planeta estaba a punto de tener su punto más álgido.
Era hora de empezar a preparar el siguiente salto evolutivo, era hora de empezar a fraguar la forma pre-humana.

Así que hace unos cincuenta millones de años, a Celulita le tocó empezar a vivirse como simio. Había llegado la hora de los primates.

Los grandes depredadores seguían siendo los reyes del planeta, cosa que seguiría sucediendo hasta prácticamente la aparición de la inteligencia humana, muchos millones de años más tarde.

Celulita, en esta época, vio nacer las primeras aves modernas y más adelante, unos treinta millones de años después vio cómo se reconfiguraban las plataformas terrestres y como aparecían los continentes actuales.

Hace veinte millones de años, Celulita ya tenía su maravilloso planeta azul, tal y como lo conocemos hoy en día.

Todo un paraíso a punto para disfrutarlo libremente y con consciencia.

Todo se movía con una sincronía absolutamente magistral.

Todo sucedía.

Celulita danzaba contenta con la inteligencia del sistema.

Celulita bailaba abundante de la mano de la sabia Naturaleza.

Y lo hacía, sin humanos.

 

CONTINUARÁ…

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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