La vida ya estaba aquí cuando llegaste y seguirá estando cuando te vayas.

La vida es eterna.

Puede con todo.

Se expande sin parar.

Incluso después de las peores catástrofes del planeta siempre ha vuelto a regenerarse con más fuerza.

La última gran catástrofe, hace doscientos cincuenta millones de años, casi la extinguió.

Estuvo a punto.

Se perdieron el noventa por ciento de todas las especies.

Tardó casi diez millones de años en volver a rebrotar.

Pero rebrotó.

Y se está expresando de nuevo a través de ti.

De mi.

Y de todos.

Así que no te preocupes por ella.

Sabe perfectamente lo que se hace.

Ella es sabia, perfecta y eterna.

El humano sólo se lo cree.

Sólo somos una diminuta parte de este engranaje.

Tan, tan, tan diminuta que somos nada.

Y por ello deberíamos ser mucho más humildes.

Nos luciría la vida de otra manera.

Hay seis cosas en esta experiencia terrenal que sabemos con una certeza absoluta y que no admiten discusión alguna.

Que la vida es infinitamente más grande que nosotros.

Que estamos aquí de paso ( a lo sumo ochenta o noventa años)

Que la vida es pura incertidumbre.

Que nada es permanente.

Que todo se transforma.

Y que no sabemos nada o casi nada sobre ella ni de lo que hay ahí afuera.

Los nuevos planetas que se han descubierto con posibilidad de albergar vida están cerquita ( sólo a cuarenta años luz) y con la tecnolgía actual tardaríamos unos ochocientos mil años en llegar ( más o menos, que no viene de uno)

Así que no sabemos nada de nada de nada.

Sabiendo que la vida y el Universo son tan inmensamente grandes que se escapan a la comprensión de la mente humana

Yo me pregunto…

¿Por qué nos empeñamos en controlarla si es incontrolable?

¿Cómo tenemos la osadía de creernos algo si somos lo más insignificante que podamos llegar a imaginar?

¿Cómo carajo pretendemos controlar algo que es infinito y totalmente desconocido?

Sólo hay una respuesta.

Puro y auténtico MIEDO.

Con mayúsculas.

Pánico atroz.

Y por eso montamos la parafernalia que montamos al llegar a este mundo.

Un máscara increíblemente maquiavélica contra la única verdad de la vida.

Que nos morimos.

Que nos transformamos.

Y con tal de no asumirlo ni aceptarlo montamos un dramón y un teatro magistral.

Eso es el EGO.

De ahí que estemos completamente perdidos, rotos, empequeñecidos y distorsionados.

Matándonos los unos a los otros con tal de ser algo en lugar de asumir nuestra propia muerte y aceptar que no somos nada.

Y para rematar y acabar de desquiciarnos, nos vendieron la historia del pecado original.

No teníamos suficiente con el MIEDO que encima nos cayó  la CULPA.

Culpables por el sólo hecho de llegar aquí a vivir ( que con perdón, tiene huevos)

Ignorantes, miedosos y culpables.

La combinación perfecta para perder el paraíso y vivir en el infierno el resto de nuestros días.

Así que sólo nos quedó una alternativa.

El control.

Para intentar remediar lo irremediable e intentar no quemarnos en el infierno que nosotros mismos nos montamos.

Y de esta manera, acabarla de pifiar.

Así estamos los humanos.

Que más que seres evolucionados, somos seres involucionados.

No me extraña que si hay alguien ahí afuera no quieran ni bajar a saludar.

Como mucho nos dejan mensajes encriptados para que nos enteremos de qué va la historia.

Ver el panorama desde muy arriba debe ser desolador.

Ver como la raza humana se está destruyendo y matando entre sí debe ser un espectáculo dantesco.

Quizá si asumiéramos que no somos nada, todo esto empezaría a cambiar y construiríamos un mundo mejor.

Empezando por pensar que el control es una falacia.

Es pura ilusión.

No controlamos nada.

Nada de nada.

Sólo nos lo creemos.

Y encima, en muchos casos, sacamos pecho.

Cuando los que más pecho sacan son los que menos controlan porque por dentro están completamente rotos.

Cuanto más queremos controlar, menos lo conseguimos.

Cuanto más buscamos, menos encontramos.

A la vista está que el ego no respeta la vida.

Y no respetando la vida, bloquea la expansión.

El miedo, la culpa, la ignorancia y el control son nuestros peores enemigos.

No la vida.

Y creemos que la vida es la que nos jode (con perdón).

¡Que equivocados estamos!

!Y qué ignorantes somos¡

Por un momento imagina…

¿Y si toda esta historia que nos han contado y nos hemos creído funcionara al revés?

¿Imaginas que descontrolando, controlaras?

¿Imaginas que dentro de ti ya estuviera el cielo y queriendo controlar lo incontrolable, lo convirtieras en el infierno?

¿Imaginas que pidiendo se te diera, soltando te llegara?

¿Imaginas que sin restisitirte a nada lo tuvieras todo?

¿O que la vida fuera tu verdadera red de protección y no tuvieras que preocuparte nunca más?

¿Y si resulta que soltando tu parte humana apareciera tu parte divina y fueras realmente poderoso?

¿O que sin voluntad de controlar la vida todo te fluyera muchísimo mejor?

¿Y si todo aquello que se escribió hace miles de años fuera verdad y se hubiera manipulado para hacernos creer otra cosa?

¿Y si resulta que hubiera una energía y una voluntad mucho mayor que moviera todos los hilos para que realmente consiguieras la plenitud pero queriendo imponer la tuya la bloquearas?

¿O quizá la historia no nos la hubieran contado del todo bien?

«Hágase tu voluntad…» ¿te suena?.

Si sueltas tu voluntad igual te llega otra mejor.

¿O el rezo diario? ¿ O el rosario?

No era más que un entreno mental para vivir en el presente, que es donde ocurre todo.

Pero contado de forma diferente.

La vida es tan grande que no sabemos nada.

Nada de nada.

Aunque muchos maestros a lo largo de la historia ya nos han adelantado algo.

Pero nosotros ni caso.

Aquí matándonos los unos a los otros.

Y sufriendo sin parar.

En fin.

Que hoy me ha dado por hacerme preguntas.

Nunca creí en el cielo y el infierno hasta que un día me dio por parar, respirar y existir.

Y empezar a caminar en dirección contraria.

Hacia dentro.

Desde entonces veo la vida al revés.

Y me van cuadrando muchas, muchas cosas.

Demasiadas para que no sean verdad.

No me hagas mucho caso.

Sólo estaba filosofando y reflexionando en voz alta.

Pero por si acaso respira.

Ve para dentro.

Y deja de controlar ( si quieres y puedes)

No vaya a ser que tengas el cielo mucho más cerca de lo que imaginas y no te hayas enterado.

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

 

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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