Fíngelo que triunfarás ( nueva versión)

By septiembre 15, 2016Espiritualidad, Objetivos

Como soy de los que piensan que el conocimiento, las posibilidades de evolucionar y las herramientas para mejorar han de ser universales, expansivas y al alcance de todo el mundo hace un tiempo pensé que la mejor manera de transmitir mi forma de entender la vida y fluir con ella era abrir un blog.

Como nunca me había puesto a escribir en mi vida, al empezar este blog pensé que modelar a los más visitados sería la mejor opción para que alguien me leyera (se supone que si quieres expandirte es imprescindible que te lean). Así que escogí a los mejores bloggers en temas de felicidad, crecimiento personal, motivación, liderazgo, éxito empresarial y bienestar emocional, los leí y releí hasta que un día acabé tan harto de ver blogs y no identificarme con ninguno que decidí olvidarme de todos y empezar a fluir.

O sea, a escribir lo que me diera la gana cómo me diera la gana, sin pensar en si me iba a leer alguien o no. Bien, mal o regular pero decidí hacerlo desde mi más pura esencia original. Y así lo hago. Pasito a pasito. Post a post. Día a día. Sin pensar en nada más.

Porque abrir un blog (o cualquier otro proyecto) pensando en gustar y contentar a todo el mundo es el primer paso hacia el fracaso.

Así que permitirme escribir un poco cada día, sin haberlo hecho nunca antes, siendo yo mismo y escribiéndote con el corazón y desde el alma, para mí ya era tener éxito.

He aprendido que el éxito no es más que la suma de “exititos” diarios, aquellos que no se ven ni se notan pero se van amontonando uno encima de otro hasta formar el “exitazo”.

Y ahí es cuando la gente dice: – qué suerte! Pero no. La suerte no existe.

La suerte no es más que un paso muy grande formado de pequeños pasitos muy pequeñitos y muy bien dados.

Y la mala suerte es enfocarte en el exitazo sin ser capaz de conseguir el “exitito”.

Así que si quieres triunfar en tu vida, empieza a provocar los pequeños triunfitos diarios. A dar pasitos. Da igual que sólo sea uno, pero dalo.

Avanzar hacia el éxito es cambiar lo que uno quiere cambiar o tener lo que uno desea tener o ser lo que uno quiere ser y para lograrlo la progresión está llena de pasitos invisibles, a veces insignificantes, que de tan simples parece que no te lleven a ninguna parte. Pero sólo lo parece, porque ten por seguro, que llevarte, te llevan directamente a lo que algunos llaman “suerte”. Es un compromiso consciente, constante y diario. Es un camino.

El mismo camino que te lleva a la mediocridad y al fracaso, pero en dirección contraria y con un final infinitamente diferente.

Tomar uno u otro sólo depende de una decisión, una ruptura, un crack.

Tan pequeño es ese crack que caemos en el error de pensar aquello de: – “da igual, ya lo haré mañana, total por esto…”

Pues sí. Por esto.

Por esto conseguirás cambiar tu vida, aunque no te lo creas.

El cambio es decir SI cuando tu cerebro quiere decir NO.

Es permitirte un pasito cuando nunca te has permitido caminar.

Es marcar un pequeño límite cuando jamás has marcado ninguno.

Es empezar a escuchar un minuto tu vocecita interior cuando en tu vida la habías escuchado.

Es pararte treinta segundos a pensar porqué has reaccionado de la manera que lo has hecho cuando jamás te lo habías planteado.

Es leer cinco líneas cuando llevas años sin leer un libro.

Es dejar de comer sólo un pastelito, no todos.

Es tomarte un vaso de agua en el trabajo cuando no te permites levantarte en toda la mañana aunque te mueras de sed.

Es darte el regalo de tumbarte en el sofá dos minutos aunque tengas la casa hecha un desastre sin pensar que eres una irresponsable que deja de limpiar.

Es dejar de decirte lo inútil que eres al menos una vez al día. Es cerrar los ojos y meditar un minuto aunque se te coman los pensamientos.

Es poner el foco en algo bueno que tengas, aunque sea tan insignificante como tu peca favorita.

Es decirte guapo una vez al día, aunque no te lo creas.

Es sentarte diez minutos delante de un folio en blanco cuando quieres escribir una novela.

Es ponerte frente al espejo a recitar dos frases del discurso que sueñas dar dentro de un año.

Es mover una uña aunque tu objetivo sea mover el cuerpo.

Es observar que no paras de insultarte.

Es sentir que la rabia te destroza por dentro y reconocerlo.

Es cerrar los ojos y visualizarte allí donde deseas llegar.

Es sentir lo que sentirías si ya lo hubieras conseguido. Da igual. Lo que sea.

No es el paso. Es el movimiento. Créeme.

Demuéstrale a tu niño (aquel al que le metieron el “bicho” sin enterarse) que le amas con locura y si en su día le dijeron NO, tú hoy le dices SI.

Porque te necesita.

Porque se lo merece.

Y porque ya va siendo hora de que te permitas vivir esta vida sin despreciarte, ni machacarte ni culpabilizarte.

Hay un refrán que dice “fake it until you make it” (fíngelo hasta lograrlo).

Aunque no te lo creas, fíngelo hasta que tu cerebro haga crack.

Consigue que la red neuronal se rompa en mil pedazos cada día durante 21 días seguidos y habrás triunfado. (eso sí, han de ser seguidos, si no, has de volver a empezar).

La ciencia dice 21.

Yo te digo que tres meses, como mínimo.

Puedes no hacerme caso, pero el  piloto automático es peor que el diablo.

Y si lo consigues, habrás doblegado a tu cerebro.

Porque no manda él, mandas tú.

Que eres la consciencia que lo mueve todo.

Y cuando hayas incorporado una nueva red neuronal que no es más que un nuevo hábito diferente al que tenías hasta ahora, habrás encontrado el camino hacia el triunfo.

Y mientras incorporas este hábito nuevo tendrás que incorporar dos más.

Y éstos no tienen negociación posible.

O los haces u olvídate de SER TÚ.

Respirar y dejarte sentir.

Antes de tomar decisiones, haz esto.

Párate, respira y siente la decisión.

Ah! y vete olvidando del » no sé».

Cada vez que dices no sé, estás ninguneando tu poder.

Lo sabes todo.

Sólo has de entrenarte en respirar y sentirlo.

Y otra cosa.

Si quieres tener éxito, olvídate de la inmediatez.

Que no te vendan películas.

No te frustes si no lo consigues ni en un día, ni en tres ni en ocho.

Ni en un año.

Disfruta de lo que haces día a día.

Siéntelo y vívelo con ilusión.

El resto, si ha de llegar, ya llegará.

No existe el «ya mismo».

No existe el éxito inmediato.

Es una invención de la mente para calmar sus ansiedades y sus necesidades.

El auténtico éxito necesita una raíces muy fuertes y muy potentes para crecer y expandirse.

Porque si no cualquier día se te va como te ha venido.

Toca tierra y serás auténtico.

Puedes volar, pero nunca te olvides de la tierra.

Si no, te estamparás.

Yo he tenido que pegármela muy duro y lo he pasado muy mal por creer que las estrellas estaban allá arriba.

Hazme caso (si quieres)

El camino no es fácil para nadie, aunque a ti te lo pueda parecer.

Desde fuera, los que tienen éxito parece que no sean vulnerables, no lloren, que no tengas fisuras o que no se equivoquen nunca.

Falso.

Lloran, tienen miedo, cometen errores, y son vulnerables ante la adversidad.

Pero la diferencia es que cuando se caen,  se levantan.

Y dan un paso cuando otros no lo dan.

No quieras ser nadie.

No te compares con nadie.

No quieras ser quien no eres.

CONFÍA en ti.

CREE en ti.

Nadie es mejor que tú.

Nadie.

Sé tú.

Y conecta con lo que te haga grande, sea lo que sea.

No has de convencer ni has de agradar a nadie.

Te has de agradar a ti.

Y ahí empezará tu verdadero éxito.

Las estrellas no están allí arriba.

Las estrellas están aquí.

En ti.

En tu autenticidad.

Tú eres el Universo.

Tú eres la conexión.

Cuanto más seas tú y menos quieras ser quien no eres, mayor será tu éxito.

El éxito eres tú.

Tal cual.

Sin máscaras.

Genuino.

Y lo genuino no está en la mente.

Está en el corazón.

Puedes imaginar tu sueño  pero si no te mueves, no sientes y no bombeas tu corazón, estás muerto.

Si quieres lograr lo que sea, cierra los ojos, lleva tu mano al corazón, siente tus latidos, respira…

Y empieza.

Despliega todo tu potencial.

El Universo te concedió ese poder para algo.

Utilízalo para triunfar.

Así que ahora ya lo sabes.

Move it and get it (muévete y consíguelo)

Rafa Mota
Personal Coach

www.rafamota.com

 

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

One Comment

  • Alma Errante dice:

    Gracias, justo cuando más necesitaba, tus palabras iluminaron mi oscuridad, gracias porque sin saber quién eres, ni tu saber quién soy, ayudaste a un Alma Errante….Gracias,gracias,gracias…

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