Del milagro al “mi logro” (10ª parte: empezando a abrir la luz)

Si has llegado hasta aquí, ya sabrás  que eres energía pura.

Que has venido a la Tierra a experimentar lo que no eres.

Y que para andar por este planeta has tenido que montar un personaje.

También ya has visto cómo lo has creado.

Cómo has ido tejiendo tu “historia”.

Cómo has ido repitiendo pensamientos.

Como te han metiendo creencias.

Cómo has ido creciendo en el miedo, en la rabia, en la frustración o en la tristeza.

Cómo una y otra vez has estado reaccionando emocionalmente enviando químicos a tus células.

Cómo has ido “chutando” a tu cuerpo lentamente.

Cómo te has ido construyendo una película  en la que tu personaje es el protagonista.

Y cómo al final te la has creído y la has integrado hasta las entrañas.

Y todo, sin darte cuenta.

De forma inconsciente.

Para acabar siendo el esclavo de tu propia historia personal.

Que no es ni más ni menos que la sombra que ha apagado tu luz.

Y resulta que ahora estás jodido, distorsionado, sin energía, cabreado, triste, enfermo, ansioso, presa de los ataques de pánico, anulado, vencido por el miedo, corroído por la soledad, impotente por no poder tomar decisiones con valentía, atacado por el estrés, viviendo con pastillas para dormir, sufriendo por todo, discutiendo y peleándote siempre con tu pareja, angustiada por la inseguridad, llena de tocs, con una necesidad imperiosa de controlarlo todo, etc, etc…

Hay miles de historietas y de personajes.

Y con ganas de enviarlo todo a paseo.

Porque cada vez que decides cambiar y ponerte manos a la obra, te vienen los típicos pensamientos saboteadores o los miedos que hacen que todos tus esfuerzos se vayan al garete y te sea completamente imposible cambiar.

Tampoco sabes cómo hacerlo, ni tienes la energía, ni la voluntad necesaria para empezar a cambiar.

Y para rematar,  te fustigas, te castigas, te insultas y te maltratas por no conseguirlo o por no ser cómo habías soñado ser.

Con lo cual, si estabas jodido, ahora lo estás todavía más.

Y te vas hundiendo en tu propia miseria y siendo esclavo de tus propios hábitos limitantes.

Lo que genera un bucle sin salida y acabas como aquellos ratoncitos en sus jaulas.

Dando vueltas y vueltas enganchado a tu personaje de siempre.

Sin energía.

Desgastado.

Creando lo mismo de siempre.

Con los mismos problemas de siempre.

Con las mismas reacciones de siempre.

Con los mismos resultados de siempre.

Y con la misma historia de siempre.

Y lo único que te salva es que lo de fuera vaya bien.

Porque si encima lo de fuera te va mal, ya es la catástrofe.

O si no, diciendo aquello de:

“el día que tenga dinero…”

“cuando me toque la lotería..”

“cuando acabe de pagar la hipoteca…”

“cuando pase aquello que no pasa…”

O aquello otro de :

“ es que si no fuera por esto…”

“ es que si mi pareja me hiciera más caso…”

“es que si me escucharan más…”

Y mil excusas y justificaciones más.

Olvidándote de que en realidad no es el dinero, ni el trabajo, ni ellos, ni el mundo, ni la vida, ni nadie.

Eres tú, tu percepción, tu historia, tu personaje, tu forma de reaccionar ante la vida y tu sistema de creencias lo que te ha llevado hasta donde estás.

La única manera de acabar con todo esto es tomar una decisión.

Coger el toro por los cuernos y asumir toda la responsabilidad en tu vida.

Toda.

Asumir toda la responsabilidad siginifica que a partir de ahora nadie tiene la culpa de nada.

Nadie te hace nada.

El mundo está bien cómo está.

Ahí empieza el camino hacia la iluminación.

Hoy te voy a contar cómo se hace.

Es un camino largo y lento.

No te voy a decir que sea fácil.

Es empezar a cambiar el foco y ponerlo en ti.

Olvidarte del mundo e iniciar este camino espiritual adentrándote en tus profundidades.

La primero es cambiar una pregunta.

Pasar de «¿qué le pasa al mundo?» a  «¿qué te pasa a ti con el mundo?».

Esta pregunta lo cambia todo.

Dispara el foco hacia a ti.

A partir de hoy tú eres la estrella.

¿No quieres tener una vida abundante?

Pues tendrás que asumirlo todo.

Lo agradable y lo desagradable.

Si quieres brillar, a partir de ahora todo, todo, todo pasa a depender de ti.

Eso es ser una gran estrella.

Creía que con un post tendría suficiente pero me estoy dando cuenta aquí y ahora de que no.

De que con uno solo no voy a poder explicarte cómo puedes iluminar tu vida.

Así que seguiremos con uno o dos más.

Pero a partir de hoy tu logro será salir de donde estás.

Estés donde estés siempre puedes empezar a encender la luz en tu vida.

Que no es más que comprenderla de forma profunda.

Verla desde arriba.

Entender por qué estás donde estás.

Comprender tus reacciones.

Comprender por qué percibes la vida cómo la percibes.

Y desde ahí empezar a crear nuevos hábitos que te conduzcan hacia la vida que quieres tener.

Así que hoy te voy a dar unas consideraciones previas para poder empezar a iluminarte.

Que no es más de dejar de ser personaje, dejar de creerte tu historia y empezar a ctuar como si fueras consciencia y energía.

O lo que es lo mismo vivir lo humano desde tu parte más divina.

Primera consideración.

Comprender que si has estado creando automatismos de forma inconsciente durante veinte, treinta, cuarenta o cincuenta años ahora no los vas a cambiar en dos días.

Ni en tres, ni en cinco.

Así que, de entrada mucha paciencia y tranquilidad.

La vida es un trayecto de largo recorrido.

Nada de empezar hoy y mañana ya tengo que estar bien.

Así no funciona el cambio.

Los grandes cambios se empiezan integrando pequeños pasitos.

Muy pequeños pero diarios, constantes y seguidos.

Día tras día.

Con mucho amor y perdón hacia ti mismo.

Y si un día, das un paso hacia atrás.

No pasa absolutamente nada.

Te perdonas por el retroceso.

Y sigues.

Y continúas.

Hasta que veas resultados.

A eso se le llama CONFIANZA EN UNO MISMO.

Y si te caes, te levantas.

Y si te caes otra vez, te vuelves a levantar.

Y si hace falta, te levantas mil veces.

Sé perfectamente de lo que hablo porque yo lo he tenido que hacer en mi vida cuando quedó hecha un desierto y yo hecho un trapo.

Ahora no estaría aquí con este blog, la consulta llena, haciendo talleres y preparando un libro si no me hubiera levantado cientos de veces en los últimos tres años.

Y te aseguro que había días que no tenía ni puñeteras ganas de levantarme de la cama ni de cambiar nada.

Pero cerraba los ojos, respiraba, visualizaba mi futuro y volvía a empezar.

Cambiar una vida no es cuestión de un día, ni de dos, ni de tres.

Ni siquiera de cuatro.

Tampoco es aquello de ahora sí y mañana, no.

Es una decisión firme y comprometida.

Cambiar una vida significa cambiar un sistema entero  de pensamiento.

Cambiar un sistema de creencias.

Cambiar una forma de sentir.

Cambiar una forma de percibir la vida.

Cambiar una forma de reaccionar, mejor dicho, dejar de reaccionar.

Cambiar la forma de respirar.

Cambiar la forma de hablar.

Y finalmente cambiar la forma de actuar y de moverte.

Esto es lo primero que has de tener en cuenta si lo que pretendes es cambiar de verdad.

Eres muy grande.

Eres muy poderoso.

Y tienes un potencial enorme.

Cambiar siempre es posible.

El problema no es cambiar.

El problema es si realmente quieres cambiar.

Porque la gran mayoría dice que quiere, pero en realidad no quiere.

Porque cambiar da mucho miedo y respeto.

Por eso el ser humano no es grande.

Porque no se atreve a dar el paso de gigante que hay que dar.

“El salto de fe”.

Y una vez quieras cambiar realamente, has de saber cómo hacerlo o buscar a alguien que te acompañe.

Y aquí me voy a permitir darte una pequeña recomendación.

Si decides que alguien te acompañe a iniciar este camino, asegúrate de que sea alguien que previamente lo haya vivido en sus propias carnes.

Te irá mucho mejor e irás mucho más rápido.

En este mundo nadie te puede acompañar allí donde no ha estado.

Nadie te puede llevar allí donde no ha llegado.

La consciencia y la evolución no son más que pisos y peldaños que se han de ir subiendo.

Nadie te puede subir al ático si vive en el tercero.

Poder puede, claro, pero el camino será muy lento porque os perderéis los dos antes no llegueis al punto de destino.

El camino primero lo ha de hacer uno solo y perderse las veces que haga falta.

Y una vez tiene claro el camino, acompañar a los demás para que lo consigan.

La espiritualidad es un camino individual y solitario.

Cambiar requiere mucho compromiso y mucha responsabilidad con uno mismo.

En la vida hay magia pero conectar con ella requiere un trabajo personal interior muy importante y has de estar dispuesto a realizarlo, si no el piloto automático y la inconsciencia siempre te ganarán la partida.

Y si no, sólo hay que mirar cómo está el mundo hoy en día después de miles de años.

Y segunda consideración.

Has de pensar y aceptar que hasta día de hoy, el personaje y la historia que has creado han sido los perfectos para tu evolución y han sido parte del juego de tu vida, por estúpida que te parezca la idea.

Lo que has hecho hasta hoy ha sido lo único que podías hacer.

No existe, ni ha existido, ni existirá jamás otra cosa que no sea lo que has hecho.

Así que es tu historia perfecta.

Si hubieras sabido hacerlo de otra forma, lo habrías hecho.

Así que empieza a perdonarte por todos tus errores porque son los que te han traído hasta aquí y empieza a perdonar a tu niña o a tu niño porque es quien aprendió a hacerlo de esta manera.

No tuvo oportunidad de grabarlo de otra forma.

Ni nadie le enseñó ni le dijo que había otra manera mejor de vivir.

Y si te lo dijeron y no hiciste caso, perdónate también porque fue la única decisión que pudiste tomar.

Y si la tomaste en aquel momento fue por algo.

Así que empieza a amarte y a perdonarte de verdad, incondicionalmente.

Desde lo más profundo de tu alma y acepta de una vez por todas toda tu sombra.

Porque aceptándola, ya te estás iluminando.

Ahora bien, cuando decidas empezar a cambiar, aparecerá la mente (el cerebro) para quitarte la idea de la cabeza.

Intentará convencerte por todos los medios posibles de que éste no es el camino.

Con pensamientos saboteadores.

Con malestares físicos.

Con reacciones de miedo.

Con dolores de cabeza.

Con lo que sea.

Serán tus células “chutadas” que quieren su ración habitual y se empezarán a enfadar porque tú ya no les das lo de siempre.

Y ahí tendrás que ser muy fuerte.

Y seguir.

Y seguir.

Hasta que el cuerpo vea que eres tan poderoso que se rinda.

El cerebro te llevará a lo de siempre.

A machacarte.

A culpabilizarte, a exigirte, a maltratarte, a insultarte, a lo habitual.

A sentirte poca cosa, a tus miedos, a tu incapacidad.

Te llevará a tus automatismos de toda la vida porque es lo que siempre has hecho.

Pero todo eso es falso.

Es la historia que se ha creído tu personaje.

Pero tú eres mucho más que tu personaje.

Eres energía universal.

Y puedes con lo que sea.

Sólo has de proponértelo.

A tu cerebro le importa un comino que tú seas feliz.

Lo que quiere es que sobrevivas.

Lleva millones de años aquí y es su función.

Y si llevas años y años teniendo unos automatismos integrados, aunque esos automatismos te amarguen la vida, el cerebro entiende que son buenos para ti porque han cumplido su función.

Te han traído hasta aquí y estás vivo.

Y eso es lo que cuenta.

Claro, para él.

No para ti.

Por eso has de SER TÚ.

Y no tu cerebro.

No tus pensamientos.

No tus creencias.

No tus emociones.

No tu cuerpo.

No  tu personaje.

No tu historia.

Has de SER lo que eres.

Consciencia y energía.

Y te preguntarás:

Y eso… ¿cómo se hace?

Pues en el próximo te lo cuento.

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

 

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

Deja un comentario