El mundo está cambiando a velocidad de vértigo.

Y cada vez más.

Lo que antes era seguridad, ahora ya no.

Lo que antes funcionaba, ahora ya no.

Lo que antes era un mundo predecible, ahora ya no.

La seguridad se ha convertido en inseguridad y la estabilidad se ha convertido en inestabilidad.

En cualquier momento, desaparece aquello que creías que era para siempre.

Y para siempre, no hay nada.

Ni siquiera la vida.

Incertidumbre pura y dura.

Nunca sabes qué pasará cuando salgas por esa puerta.

Lo imaginas, pero no lo sabes con certeza.

Así que lo mejor que puedes hacer es no quejarte.

Y prepararte para vivir y brillar en la incertidumbre.

Así nada ni nadie podrá contigo.

El ochenta por ciento de este planeta es agua.

Porque es lo más maleable y flexible que existe en la faz de la tierra.

El agua puede con todo.

Está en todas partes.

Entra por cualquier rendija.

Arrastra todo lo que se le pone por delante.

Tiene una fuerza descomunal.

Puede presentarse en cualquier estado.

Y donde hay agua, hay vida.

¿Y sabes por qué?

Porque nunca se rompe.

Es constante.

Si se topa con un muro.

Se va filtrando.

Se va filtrando.

Se va filtrando.

Hasta que lo derriba.

Es adaptable.

Tiene mil formas.

Es silenciosa.

Nada ni nadie puede con ella.

Y llega siempre donde se propone.

Lo contrario que el tronco.

El tronco se rompe porque es rígido e inflexible.

Sólo has de fijarte en la naturaleza.

Sólo obsérvala

El muerto es rígido.

El bebé, maleable.

La rigidez y la inflexibilidad tarde o temprano te llevarán al fracaso.

La adaptabilidad y la flexibilidad te conducirán al éxito.

En este nuevo mundo si eres agua, triunfarás.

Si eres tronco, sufrirás.

Esperar a que alguien o algo de fuera te saque de una crisis o venga a transformarte la vida te convertirá en una persona potencialmente sufridora, frustrada e instalada en la carencia.

No esperes a ningún líder ni ninguna varita mágica.

La pasión, la motivación, la ilusión, la fuerza vital, el talento, la serenidad, la tranquilidad y la paz interior nunca te vendrán de fuera.

Y si te vienen de ahí, te convertirás en una veleta descontrolada.

Hoy sí, mañana no.

Si tú eres el líder, la magia, tarde o temprano, aparecerá y se instalará en tu vida.

Tú eres el potencial.

Tú eres la sabiduría.

Tú eres el talento.

Tú eres la energía.

Tú eres el observador.

Y tú tienes el poder de decisión.

Sigue tu intuición, que es la voz de tu alma.

Las crisis sólo son reordenamientos estratégicos de la vida.

Limpiezas de todo aquello que estaba energéticamente sucio.

Dolorosas, sí.

Pero necesarias desde una visión muy trascendente.

Y están ahí precisamente para cambiar de paradigma.

Para cambiar tu forma de pensar.

Para cambiar tu forma de actuar.

Tu forma de sentir.

Y tu forma de vivir.

Las crisis y los golpes existen en tu vida para asumas tu potencial.

Pero no hay nadie que pueda asumir esa responsabilidad por ti.

Sólo tú.

Tus hábitos mentales son sólo hábitos.

Sean los que sean, cámbialos ahora si lo quieres es brillar.

No son más que hábitos repetidos millones de veces.

Pensar que no eres suficiente.

Compararte.

Exigirte.

Castigarte.

Culpabilizarte.

Creerte menos que los demás.

Menospreciarte.

Sentirte abandonado.

Sentirte humillado.

Sentirte ninguneada.

Los que sean.

Son sólo una construcción mental anclada en el pasado.

Son como perchas colgadas en el armario de tu mente que limitan tu
vida.

Coge esas perchas y sustitúyelas por otras.

Con otras formas.

Otros colores.

Sólo son pensamientos que te machacan.

Cuesta pero hazlo.

Cámbialos.

Es gimnasia mental.

Mira esos pensamientos.

Acepta que hasta ahora han convivido contigo y te han limitado la
vida.

Dales las gracias por haber cumplido su función (haberte traído hasta aquí)

Y despídelos.

No hay secreto.

Cuanto antes lo hagas, antes cambiarás tu vida.

Y es ahí cuando empezarás a fluir.

Como el agua.

El único camino para ser flexible, maleable y adaptable es que seas autorreferente.

Que SEAS tú mismo, seas como seas.

Que te aceptes.

Que te valores.

Que te reconozcas el derecho de ser lo que quieras ser.

Y que pierdas ese miedo al qué dirán o al qué pensarán.

Porque hagas lo que hagas, una cosa está clara.

Que lo que piensen los demás no lo vas a cambiar jamás.

Sacrificar tu vida por las construcciones mentales que otros tienen en su cabecita (que no son más que perchas) es un sacrificio demasiado alto que no deberías permitirte.

Y cuando te permitas SER TÚ la necesidad de control exterior empezará a desaparecer.

Porque tu interior empezará a crecer.

Cuanto mayor sea tu círculo interior, menos te importará cómo sea el círculo exterior.

Esto es vivir según el nuevo paradigma.

Cambiar el foco.

Poner la luz en ti.

Si quieres brillar, tú has de ser la estrella.

Si tú eres la estrella, iluminarás a los demás sin esforzarte.

Y no temas caer en ese falso egoísmo que te han vendido.

Es mentira.

Poner la luz en ti no es olvidarte de los demás

Es todo lo contrario.

Si eres luz, eres amor.

Y el amor sano nunca es egoísta.

La vida es el resultado de pensar, sentir y actuar.

Observa cómo piensas, cómo sientes y cómo actúas.

Y cámbialo.

Piensa, siente y actúa de la manera que quieras.

Y tendrás la vida que quieras.

Sólo es cuestión de practicar.

La vida no es algo cerrado.

La vida está abierta.

Y la energía está esperando a que tú te decidas.

Quejarte de la crisis, de tu vida o de tu mala suerte y no hacer nada por cambiarla es como comerte canelones cada día y quejarte por no tener abdominales.

No te quejes más.

Empieza ahora.

No hay crisis.

Hay posibilidades de cambiar.

No hay mala suerte.

Hay mal enfoque.

No hay falta de oportunidades.

Hay malos hábitos mentales y vicios emocionales.

No tienes una sola forma de vivir.

Tienes las que quieras.

Y todas dependen de ti.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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