Muy probablemente cuando todavía no era nada.

Ni siquiera personaje.

Sólo conciencia universal.

Te elegí a ti.

Muy probablemente, si lo hice, fue una elección energética.

Fuera del alcance de toda comprensión humana.

Pero una elección al fin y al cabo.

Y si no fue una elección.

Fue un hecho.

Una probabilidad hecha realidad.

Sea como sea, en algún lugar estaba escrito.

Y si sucedió entre todas las infinitas probabilidades fue por algo.

Tú eras la pieza perfecta que necesitaba para evolucionar en mi conciencia.

Tú encendiste mi mecha.

E hiciste que mi viaje empezara.

Llegué.

Aparecí en este lugar llamado Tierra.

Y te convertiste en mi padre.

Crecí a tu vera.

Con todos tus errores y todas tus virtudes.

Y como niño que fui y que todavía soy.

Ahora lo sé.

Te exigí la tarea más imposible que existe en el Universo.

Ser quien no eras.

En mi tarea de crecer y crear mi personaje te exigí ser el mejor padre posible .

Te exigí amor incondicional.

Olvidándome de que aquí, en este lugar, esto no funciona así.

El único amor incondicional que existe es el del bebé hacia sus padres.

Quería que fueras el padre celestial y perfecto.

Pero fuiste el padre terrenal e imperfecto.

En aquel entonces me llené de dolor.

Me llené de rabia cuando no me escuchabas.

De tristeza cuando me ignorabas.

Y de miedo cuando te imponías y gritabas.

Como niño jamás lo entendí.

Yo sólo pretendía que me amaras y me dieras todo lo que como niño necesitaba.

Amor, protección e identidad (respeto, valoración y reconocimiento)

Pero en muchas ocasiones no lo tuve.

Y jamás llegué a comprenderlo.

Crecí.

Me hice mayor.

Y me olvidé de ese dolor.

Pero ahí se quedó.

Latente en mi interior.

Y aquello que en su momento tú no me diste estuve mucho tiempo exigiéndoselo a los demás.

Sufrí y rabié.

Pero todo me sirvió para despertar.

Ahora he aprendido.

He comprendido.

Y sé de qué va esta historia.

Ahora sé que todo era un plan para mi aprendizaje.

Ahora sé que tú fuiste la clave para acceder a mi verdadera luz.

Gracias a tu aportación monté mi sombra, mi sistema de pensamiento y mi personaje.

Y por fin he comprendido que el personaje se crea para trascenderlo.

Sin reproches.

Sin quejas.

Sin guerras.

Sin miedo.

Sólo con amor.

Porque a eso vine.

A trascender mi personaje para vivir desde el amor y la paz.

Y no desde el miedo ni la guerra.

Y a comprender que mi misión aquí no es exigir al mundo lo que tú no me diste.

Sino aprender, evolucionar y dar a los míos y a los demás aquello que a mí me faltó.

No desde la reacción ni la rebeldía.

Sino desde la conciencia, el amor y la sabiduría.

Eso es evolución.

Parar.

Respirar.

Mirar atrás.

Comprender.

Y mejorar aquello que no pudo ser.

Eso es ponerle luz a la vida.

Y hacer un mundo mejor.

Por eso te doy las gracias.

Por hacerme existir.

Y poner la única semilla posible para encender mi mejor luz.

Ahora sé que lo hiciste lo mejor que supiste.

Ahora sé que lo hiciste los mejor que pudiste.

Y que con lo que tenías, lo que sabías, lo que viviste y lo que te enseñaron me diste lo mejor de ti.

Ahora sé que también fuiste un niño como yo.

Y a veces, fui muy duro exigiéndote ser quién no sabías ni podías ser.

Porque tú también tuviste miedo, rabia y tristeza en tu interior.

Como niño, como adolescente y gran parte de mi vida como adulto jamás me lo planteé.

Por eso me enfadaba.

Porque siempre estaba esperando que actuaras como si nunca hubieras tenido miedo,rabia ni tristeza.

Esperando que fueras quien no eras.

Por eso reaccionaba constantemente.

Pero en eso consiste la conciencia.

En comprender.

En «ver».

En perdonar.

En vivir más allá de la reacción.

Y utlizar la vida para evolucionar.

Ahora sé que fuiste presa de tu personaje.

Y tu evolución no contempló trascenderlo.

No importa.

No te guardo ningún rencor.

Sólo agradecimiento.

Gracias a ti estoy aquí.

Evolucionando.

Evolucionar es eso.

Abandonar el miedo y la reacción.

Dar la bienvenida al amor y a la compasión.

Comprender que todo forma parte de un gran plan universal.

Y sentir que el amor verdadero es amarte tal y como eres.

Eso es conciencia.

Eso es evolución.

A mi padre.

Y a todos los padres pasados, presentes y futuros.

En realidad, a todos y a todas.

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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