Así de fácil y sencillo

La vida es sencilla.

Mucho.

Escandalosamente sencilla.

Tan escandalosamente sencilla como una flor.

Un árbol.

O un bebé.

Que crecen sin hacer nada.

O como tus heridas.

Que no les has de gritar para que se cierren solas y hagan su trabajo.

La vida es como un milagroso reloj.

Tic, tac, tic, tac, tic, tac…

Precisa.

Perfecta.

Extraordinaria.

Sencilla.

Y poderosa.

Tan poderosa que decide cuando naces y cuando mueres.

Ella lo decide todo.

La vida es fácil si no te resistes a ella.

Pero de tan fácil y sencilla, la mente ni se lo explica ni se lo cree.

Y como ella no se lo cree.

Tú tampoco te lo crees.

Porque le entregas todo tu poder.

Y te parece que no pueda ser.

Pero sí.

Si puede ser.

El problema no es que no pueda ser.

El problema es que te identificas con la mente.

Y no te crees que las cosas llegan solas.

De forma fácil.

Sin hacer nada.

No sabes SER.

Y sólo piensas en hacer, hacer y hacer.

Y tener, tener y tener.

Y así jamás ERES.

No sólo no ERES.

Sino que sufres por hacer o no hacer.

Y por tener o no tener.

Mira si es simple que de lo único que se trata en la vida es de SER AUTÉNTICO.

Sólo eso.

Sólo de SER.

La vida no te pide nada más.

Sólo que SEAS.

La vida no te pide ni que seas positivo ni que seas negativo.

Ni que seas rico ni que seas pobre.

Ni que seas fuerte ni que seas débil.

La vida no trata de ser esto o lo otro.

Ni de ser aquello o lo de más allá.

La vida trata de SER lo que realmente eres.

Lo que ya eras cuando llegaste aquí.

Como la naturaleza.

Que se expande, se expande, se expande.

Y crece, crece, crece.

Y es como es.

Tal cual.

Abundante.

Sin más.

Y sólo siendo.

Mira qué fuerza tiene.

Qué belleza.

Qué sabiduría.

Qué espectacularidad.

Qué abundancia.

Qué longevidad (millones y millones de años).

Y qué maravilla.

Y tú, aunque la mente te diga lo contrario.

Eres un pedacito más de esta gran maquinaria universal.

Ni más ni menos.

Y la única misión que tienes aquí es trascender el ego.

Abandonar la dualidad.

Y entrar en la unicidad.

O sea SER.

Y cuando lo consigas, te llegará todo.

Pero para eso has de SENTIR.

Y vivir.

Sólo eso.

Sin resistirte ni a sentir ni a vivir.

Que es lo que casi todos los seres humanos hacemos.

Negarnos a sentir lo que estamos sintiendo.

Y resistirnos a vivir lo que tenemos que vivir.

Porque sentir, duele.

Pero para fluir hay que sentir la emoción y trascender el dolor.

Si no , nunca serás.

Si estás triste, estás triste.

Si estás rabioso, estás rabioso.

Si tienes miedo, tienes miedo.

Y si eres negativo, eres negativo.

Lo que es, es.

Sin más.

Por eso cuando las personas vienen y me preguntan:

“ ¿Tú crees que sirve que me repita miles de veces qué positivo soy, si no lo soy?”

“ ¿Tú crees que sirve que me repita miles de veces qué poder tengo cuando no me lo creo?”

¿ Tú crees que tengo que repetirme miles de veces qué alegre soy, si estoy triste?”

Yo les digo que no.

Que no sirve de nada.

No sirve de nada gritar, saltar, hacerse el fuerte y el poderoso si no lo eres.

Es totalmente absurdo.

Estar triste y fingir estar alegre es desgastarse energéticamente.

Querer ser quién no eres es lo más absurdo y descabellado que puedes hacer en este planeta llamado Tierra si lo que de verdad pretendes es vivir bien.

Para nada estoy diciendo que te resignes a ser negativo.

A estar triste.

A tener miedo.

O que no aspires a ser grande.

NO.

No estoy diciendo eso.

Todo lo contrario.

Te digo que serás muy grande y muy poderoso si logras sólo SER.

Pero para llegar a ser grande y alcanzar todo tu poder primero has de aceptar que no tienes el poder.

Si quieres ser auténticamente positivo, primero has de aceptar que eres negativo.

Si quieres que la tristeza se marche para siempre, primero has de aceptar la tristeza y llorar todo lo que tengas que llorar.

Si quieres ser todo, primero has de aceptar que no eres nada.

En la vida ni siquiera se trata de vivir bien.

Porque el verdadero poder no está en perseguir ni en desear.

El verdadero poder está en SER.

En sólo vivir.

Y cuando logras sólo vivir.

Es cuando vives bien.

Bien, no.

Muy bien.

Extraordinariamente bien.

Porque eres abundante y expansivo como la Naturaleza y el Universo.

Y funcionas con la lógica universal.

Si persigues vivir bien, estás huyendo de vivir mal.

Si persigues la abundancia, estás huyendo de la carencia.

Estás en lucha.

Estás en dualidad.

Si estás triste, y te pones a fingir como si fueras “el supermotivado”, estás peor.

Si tienes miedo y finges ser valiente sin reconocer que tienes miedo, eres más vulnerable.

Si estás rabioso, y finges no estarlo, la rabia aumenta en lugar de disminuir.

Las emociones están para sentirlas.

La vida está para vivirla.

Y tú estás para ser auténtico.

Tu viaje va de esto.

De SER.

De SENTIR.

Y de VIVIR.

De nada más.

Que para algo la vida decidió bajarte aquí y que nacieras.

Para que FUERAS.

Para que SINTIERAS.

Y para que VIVIERAS.

Y cuando lo consigas, tu expansión sólo será una consecuencia de tu existencia.

Como todo en la Naturaleza.

Así de fácil y sencillo.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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