Ser lo que no eres para ser lo que eres.

Estás aquí de paso.

Ya lo sabías cuando llegaste.

Y precisamente a eso viniste.

A trascender el MIEDO.

A disfrutar de esta experiencia.

Y a reconocerte a ti mismo.

A tomar conciencia de lo que eres.

Amor y no miedo.

Ese es tu principal propósito.

Aprovechar esta experiencia para acabar siendo lo que ERES.

El problema no es estar de paso.

El problema es olvidarte de que estás de paso.

Precisamente vives porque mueres.

O mueres porque vives.

Parece una obviedad pero es la clave.

Cuando seas nada, serás todo.

Y si te crees todo, no serás nada.

Si eres ego, morirás en vida.

Si lo trasciendes, serás eterno.

La muerte y las despedidas se pueden vivir de dos maneras.

O desde la desesperación por haberlo perdido todo.

O desde el agradecimiento por haberlo vivido todo.

Y eso es una decisión personal de cada uno.

Pero que no se elige en el último momento.

Se elige a cada instante.

A cada día.

A cada hora.

A cada minuto.

A cada segundo de tu vida.

Es sólo una elección.

La de vivir conscientemente en el ahora, confiar en la vida, sentir el amor por todo aquello que te rodea, disfrutar intensamente de esta maravillosa experiencia de vivir con todo lo que ello conlleva y agradecer cuando se acabe.

O vivir desde la inconsciencia más absoluta sin darte cuenta de todo lo que te ofrece la vida, sentir el miedo y el rechazo, juzgar constantemente al mundo por lo que debe ser y no es y llorar amargamente cuando termine.

La vida y la muerte desde un sentido de gran trascendencia no serían más que un viaje de la conciencia para autoconocerse.

La conciencia.

Que es el Todo.

Se desdobla para conocerse a sí misma.

Para que me entiendas.

Si tú no te desdoblases no podrías saber quién eres.

Imagina que estuvieras tú solo y no existieran los espejos ni nadie más.

¿Cómo sabrías quién eres?

No podrías.

Jamás lo conseguirías.

No tendrías ninguna oportunidad de conocerte.

La vida es eso.

Conciencia pura y energía conociéndose a sí misma.

Vienes aquí precisamente a saber quién eres.

A reconocerte a ti mismo a través del mundo.

Por ese motivo tienes al mundo delante tuyo.

Para que te ayude a ver lo que tú solo no podrías.

La vida no trata de dinero.

Ni de casas.

Ni de sufrimiento.

Ni de discusiones.

Ni de guerras.

Eso es la inconsciencia.

Pero la conciencia es otra cosa.

Es un viaje hacia la plenitud.

Pero para alcanzar la plenitud has de reconocer que no estás en plenitud.

O lo que es lo mismo.

Para trascender el miedo.

Primero has de reconocer que tienes miedo.

Si no, es imposible trascenderlo.

Y el mundo te ayuda a saber que vives en el miedo.

Naces.

Experimentas.

Evolucionas o no.

Y mueres.

Haces este camino para elevar tu conciencia y reconocerte.

Ese sería el propósito.

Y te lo pongo con un ejemplo menos trascendente…

Imagina que entras en este mundo con un traje impoluto.

Pero a medida que vas avanzando te lo van desgarrando y quedas hecho un harapo.

Te arrancan una manga.

Te rompen la americana.

Te hacen trizas los pantalones.

Y avanzas que das asco.

De lo mal que vas, ya ni te reconoces.

Pues bien.

Para que no sigas dando asco, alguien te ha de avisar que llevas el traje roto y así puedas tener la oportunidad de rehacerlo y disfrutarlo.

En eso consiste la vida.

En rehacer tu auténtico traje.

Y los que te avisan son aquellos que menos deseas en tu vida.

Aquellos que te caen mal, aquellos a los que no aguantas y todas aquellas situaciones que odias.

Todos ellos son tus mejores maestros.

Y los necesitas.

Porque para alcanzar la plenitud es condición indispensable reconocer que no estás en plenitud.

¿Cómo podrías brillar si no te dicen que no brillas?

La vida es eso.

Ser y observar lo que no eres para poder ser lo que eres.

Así que si tienes miedo, reconócelo, obsérvalo y trasciéndelo.

Y serás lo que realmente eres.

Amor.

Porque habrás trascendido lo que no eres.

Miedo.

En esto consiste la vida.

En dejar de ser lo que no eres para ser lo que realemente eres.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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