Incluso el cielo es un hábito

La vida es un trayecto de largo recorrido.

En el que el timón lo diriges tú.

Tú eres el único responsable de tu destino aunque te pueda parecer lo contrario.

Tú diriges.

Tú mandas.

Tú decides.

Tú creas.

La vida que tienes hoy es el resultado de todas y cada una de tus decisiones en el pasado.

Y el que las ha tomado siempre has sido tú.

Nadie más.

Otra cuestión es si las has tomado consciente o inconscientemente.

O si las has tomado desde el miedo, desde la libertad o desde el amor.

Ese es otro cantar.

Pero han sido tuyas.

Y sólo tú puedes cambiarlas.

Es verdad que a veces la vida te pone delante pruebas muy duras.

Y que no puedes controlar.

Pero la actitud que tomas frente a ellas también es una decisión.

Y sólo tú puedes tomarla.

De ti depende.

Tuya es la responsabilidad.

El mundo nada tiene que ver.

Te puede gustar o no.

Pero reaccionar contra él, lanzar tus pestes contra todos lo que te rodean o calmar tu amargura buscando culpables no solucionará nada.

Nada.

Sólo desgastarte una y otra vez.

Incluso hasta enfermar.

Y el único que saldrá perdiendo en esta historia sólo serás tú.

El mundo seguirá existiendo cuando tú te vayas.

Y seguirá siendo como es por los siglos de los siglos.

El mundo no está aquí para que tú te quejes.

El mundo ya estaba cuando llegaste.

Eres tú el que viniste para aprender a no quejarte.

Esa es la cuestión.

Eso es evolución.

Eres libre de quedarte en la queja, en la pataleta y en la negatividad o de empezar a mirar la vida desde otro prisma, cambiando la percepción y teniendo una visión mucho más elevada que te aleje del sufrimiento.

Es una decisión.

Es tu libre albedrío.

O utilizas el mundo a tu favor y subes al cielo.

O te quejas de él y te estancas en el infierno.

Y si decides el segundo, estará bien porque será tu decisión.

Cada uno hace con su vida lo que quiere, lo que puede, lo que sabe o lo que necesita.

Pero lo que le estarás pidiendo al Universo serán más motivos para quejarte.

Porque así funciona esta historia de magia y energía.

Te trae lo que le pides.

O lo que demuestras que necesitas.

Y si lo que haces es quejarte.

Como has venido aquí a aprender a no hacerlo.

Te enviará motivos hasta que dejes de hacerlo.

Y aprendas.

Así que no te quejes.

O sí.

También puedes decidir instalarte en la queja y encima quejarte más.

Pero estarás perpetuando tanto el bucle de tu vida que te costará Dios y ayuda salir de él.

Y muy posiblemente te pasarás la vida dormido o instalado en el sufrimiento.

E irán pasando los años.

Y lo que podía haber sido una experiencia maravillosa nunca será nada.

Y dirás que la vida es así.

Que la vida es muy dura.

Que todo está muy mal.

Y que todo es un sacrificio.

Pero no.

La vida ES.

Solo ES.

El resto, es cosecha propia.

La vida eres tú.

La vida es un hábito.

La queja es un hábito.

La negatividad es un hábito.

El sufrimiento es un hábito.

Todo es un hábito.

La positividad, también.

Y adoptar un hábito u otro sigue siendo una decisión.

La vida te trae experiencias maravillosas y experiencias dolorosas o muy dolorosas.

Pero justo para eso estás aquí.

Para experimentarlas.

Si no…¿a qué crees que has venido?

Quejarte por hacer lo que has venido a hacer es absurdo.

Es como decidir ir a la Universidad y quejarte porque te dan clases y te forman.

Eres energía experimentando en plano físico.

Vamos, eres luz.

Y no es que sea un rollo espiritual.

Es científico.

Eres una mezcla de bits y fotones en un cuerpo.

Para que me entiendas serías algo así como…

Luz experimentando la sombra para concienciarse de lo potente que es la luz.

¿Qué valor le darías a las sonrisas si no existieran las lágrimas?

¿Cómo sabrías que es de día si no existiera la noche?

Pues la vida es lo mismo.

¿Cómo sabrías lo que eres si no experimentas lo que no eres?

No podrías.

Seguro que lo has oído miles de veces.

“Y Dios se hizo hombre…” ¿Te suena?

Pues eso.

O te quejas y te quedas en el bucle del infierno.

O cambias percepción de la vida y subes al cielo.

O arriba o abajo.

Sólo es tomar una decisión.

Eso sí.

Y repetirla millones de veces.

Porque todo, todo, todo es un hábito.

Incluso el cielo.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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