Cómprate un hula-hop

By agosto 13, 2015Gestión mental

Todas las relaciones, sean las que sean, son un intercambio de amor.

De un modo u otro, todo lo es.

Y el amor se puede vivir sólo de dos maneras.

O de forma sana o de forma tóxica.

Dependiendo cómo hayas aprendido a lo largo de tu vida a manejarlo, será uno u otro.

A la vista está que la gran mayoría de relaciones son tóxicas en mayor o menor medida.

Cuanto más estés en tu círculo vital, más sano será tu amor.

Cuanto más fuera, más tóxico.

Y te preguntarás cuál es tu círculo vital.

Pues coge un hula-hop.

Si, un hula-hop.

Déjalo en el suelo y entra dentro.

Cuando estés dentro, colócate en el centro.

Ya lo tienes.

Ese es tu círculo vital.

Es tu casita.

Ahí lo tienes todo para triunfar o fracasar en la vida.

Y quién dice la vida, dice las relaciones, el trabajo, la pareja…

Todo.

Todo depende de estar o no estar.

Ahí están todos tus pensamientos y creencias.

Que están continuamente creando tu realidad.

Todas tus emociones.

Que te están dando información vital para tu existencia.

Y tu buena evolución.

Tu cuerpo.

Que no deja de ser el efecto de tus pensamientos y tus emociones.

Y es el que te permite vivir la experiencia terrenal.

Tu respiración.

Que es la que oxigena todas las células de tu cuerpo.

La torácica o clavicular activan el sistema simpático.

Es decir, el que te prepara para la acción, la lucha o la huida.

Estrés, miedo y ansiedad.

O la abdominal que activa el sistema nervioso parasimpático.

Y te lleva a la paz interior y la relajación.

Tus límites.

Aquellos que has de poner para mantener tu espacio vital y no ahogarte en la rabia.

Tus verdaderos sueños y tus propósitos.

Porque salen del corazón.

Y dentro de este hula hop también están tus necesidades afectivas básicas.

Amor, valoración, reconocimiento, respeto, protección, comprensión, atención y permiso.

Aquellas que exigías primero a tus padres y un día alguien te tenía que haber dicho que cuando ellos acabaran su función deberías haber aprendido a dártelas tú mismo.

Pero como nadie lo hizo.

Pasaste directamente a exigírselas a los demás.

Y ahí ya te saliste del círculo definitivamente.

Ya lo estabas.

Pero ahí te dieron el empujón definitivo.

Porque nadie te hablo ni de dominar pensamientos.

Ni de gestionar emociones.

Ni de tener conciencia corporal.

Ni mucho menos de los tipos de respiración que existen.

Ni de la aceptación , ni la compasión ni el perdón.

En fin, un desastre.

Los mandamientos.

Las capitales del mundo.

Las tablas de multiplicar.

Y algo más.

Pero lo verdaderamente importante.

Y necesario para crear realmente tu mejor versión.

Y tu mejor vida.

Ni mu.

Así está el amor.

Y las vidas.

Tóxicas, tóxicas.

Con el añadido de que tenemos la mala ( muy, pero que muy mala) costumbre de creernos con la capacidad de arreglar la vida de los demás.

Que es el mensaje inconsciente de: » eres un inútil, déjalo, que yo ya sé cómo has de llevar tu vida»

Cuando en realidad la vida sólo se la puede arreglar uno mismo.

Porque es el único que está en su hula hop.

Y por mucho que creamos que vamos a conseguir hacer feliz a otro ser humano, sólo es una ilusión.

Porque al final seremos infelices los dos.

Con lo que le añadimos más toxicidad al asunto.

Incluidos a nuestros hijos.

Que de tanto que les queremos y protegemos, les anulamos.

¿Y qué conseguimos?

Lo contrario de lo que queremos.

Que se alejen más.

Y con razón.

Por pesados.

Claro que todo esto es inconsciente.

Y uno no se da ni cuenta.

Porque a la mínima, ya te has salido del círculo.

Para salvar a los demás.

Para gustar a los demás.

Para buscar amor como yonkis.

Para buscar valoración en los demás.

Para juzgar a los demás.

Para culpar a los demás.

Todo fuera.

Todo, todo, todo fuera.

Y así nos luce la vida.

Con la fácil y sencillo que es quedarse quietecito.

Respirar y tomar conciencia.

¿Qué está pasando?

¿Qué estoy pensando?

¿Es real lo que estoy pensando?

¿O sólo es una creencia en mi mente?

¿Qué estoy sintiendo?

¿Qué me dice mi emoción?

¿Cómo está mi cuerpo?

¿De qué me avisa? (cada parte del cuerpo está relacionada con algo de tu vida)

¿Qué necesidades no me estoy dando?

Volver a respirar.

Reflexionar.

Decirte… ¿qué puedo hacer?

Y actuar.

Y todo, sin moverte del circulito.

¡¡Esto sí es jugar al hula-hop!!

Y haciéndolo te amas, te valoras, te respetas, te reconoces, te proteges, te escuchas, te atiendes y te proteges.

E inconscientemente lo estás haciendo con los demás.

Porque al hacerlo contigo, lo proyectas al exterior.

Y la energía que emanas es otra.

Es sana.

Y por la ley de la atracción, atraes lo que eres.

Así que quietecito estás más sano.

Y eres más atractivo/va.

Y tu vida no es más que la proyección de tu hula-hop.

¿Qué más quieres?

¡Si es un chollo!

Consigues lo que quieres sin moverte.

No tengo hijos.

Pero si tuviera, lo primero que les regalaría es un hula-hop.

Que a mi nadie me lo regaló.

Bueno si, pero el que me dieron era de plástico.

Yo quería el otro.

El poderoso.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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