¿Dónde está tu creencia?

By mayo 22, 2015Gestión mental

 

Hoy me apetece hablar de algo que es de vital importancia para entender y comprender por qué tienes la vida que tienes y no otra.

Yo le llamo la atención distorsionada.

En todos los manuales de autoayuda, en las charlas de los grandes gurús del crecimiento personal, en conferencias de psicólogos y terapeutas, en general cuando se toca el tema de felicidad siempre se habla de dirigir la famosa atención.

O foco.

Y es verdad.

Donde esté tu atención, estará tu energía.

Y donde esté tu energía, estará tu vida.

Hasta aquí, perfecto.

La mayoría dice que centres tu atención en aquello que quieres y tu vida cambiará.

Sí, pero están hablando de atención consciente.

¿Y si resulta que tu atención consciente está distorsionada y lo que estás percibiendo de la vida no es lo que realmente está sucediendo?

¿Y si sólo ves lo que tu distorsión quiere que veas?

Porque centrar tu atención en aquello que quieres, está muy bien.

Pero…

¿Y si no puedes?

¿Y si no sabes?

¿Y si te crees que lo que ves es real y no lo es?

¿Y si quieres algo y por mucho que lo intentes no lo ves?

Y lo explicaré claramente.

Hay personas que hagan lo que hagan siempre repiten la misma historia.

Siempre tienen los mismos personajes y las mismas discusiones en su vida.

Cambian de novio y les vuelve a salir otro igual.

Cambian de trabajo y les vuelve a salir otro “jefe cabrón”.

Cambian de amigos y les vuelven a traicionar.

Cambian de país y vuelven a vivir lo mismo, pero en otro idioma.

Abren otra empresa y vuelven quebrar.

Intentan una y otra vez recoger dinero y ahorrar y jamás tienen un euro.

O familias y generaciones enteras que repiten y repiten y repiten los mismos errores y los mismos comportamientos de manera increíblemente compulsiva.

Y así, rueda que rueda, vida tras vida.

La razón no es ni la empresa, ni la pareja, ni la vida, ni los amigos, ni los jefes, ni el dinero, ni la crisis, ni la familia, ni nada del exterior.

Ni siquiera la vida.

Todo lo de fuera es neutro.

Ni quita ni da.

La razón es tu mente inconsciente.

O sea tú, pero sin saberlo.

Precisamente tu atención distorsionada.

En tu mente existe un patrón inconsciente (o muchos) que ni siquiera conoces que se han creado por creencias familiares, sociales, religiosas, morales, universales o por vivencias personales que hace que percibas todo lo que te pasa de una forma determinada.

No es lo que vives, sino cómo percibes lo que vives.

Y como tú lo percibes así, así es la energía que desprendes.

Atraes en función de lo que desprendes.

Ni más ni menos.

Piensas, sientes y actúas en función de esos patrones inconscientes.

Y eso crea un resultado.

Que es tu vida.

Es decir que focalizas tu atención sin darte cuenta en todo aquello que justifique ese patrón mental que llevas metido dentro.

E inconscientemente te montas toda una vida para justificar una identidad.

La que te has montado a lo largo de todos estos años.

Pero, que lamento decirte, y ahí está la gran distorsión de la vida y tu enorme grandeza.

Es falsa.

Tu identidad no es el mequetrefe que se está peleando cada día con el jefe en el trabajo.

Tu identidad no es la amargada que cada novio la deja tirada en el camino.

Tu identidad no es la del pequeño empresario que va de quiebra en quiebra.

Tu identidad no es el frustrado que está sin un euro constantemente.

Ese es el personaje que has creado y que atrae a su vida las experiencias necesarias para precisamente quejarse de lo mal que lo tratan.

De la falta de respeto.

De la falta de amor.

De la de comprensión.

De la falta de atención.

De la falta de escucha.

De la falta de protección y abandono.

Y de lo víctima que es.

Es un entramado inconsciente tan maquiavélico que te has montado durante tantos años que al final te lo crees.

Pero el gran salto reside en darte cuenta de que si lo has montado tú.

Tú lo puedes desmontar.

Pero para desmontarlo hay que trabajar el inconsciente.

Porque si algo hay potentísimo, es el inconsciente.

Sólo entre el cuatro y el seis por ciento de lo que ves es consciente.

El resto, es inconsciente.

Ni se ve.

En otras palabras, lo que ves en el exterior no es más que el resultado de lo que se mueve en tu interior.

Y el interior, es el noventa y seis por ciento restante.

Una auténtica inmensidad.

Trabajando fuera, ni que sea mucho, cambiarás poco.

Trabajando dentro, ni que sea poco, cambiarás mucho.

Esta es la auténtica distorsión.

Creer que la solución está fuera cuando está dentro.

Si una situación se repite constantemente en tu vida y te quejas de “algo”

Pregúntate cuanto de ese “algo” que dices no te dan, te estás dando tú.

O quién no te lo daba en tu familia.

Habrás empezado a abrir la luz.

Porque si no, estás poniendo la atención donde no debes.

Tienes la atención distorsionada.

No es que la vida no te quiera.

Es que tu mente inconsciente está buscando continuamente justificaciones para decirte:

-“¿ves cómo tenía razón? ¿ves cómo la vida no te quiere?”

No caigas en eso.

Es una trampa de la mente.

Descubre tu patrón inconsciente y automáticamente cambiará tu atención.

La vida te querrá.

Y lo verás todo.

Ahí es donde tu vida cambiará de forma radical.

No es magia.

Es enfocar sin distorsión.

Es ser lo que eres y no lo que no eres.

Pura energía y vibración.

Así que ya puedes empezar.

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

2 Comentarios

Deja un comentario