El bistec sólo es tu reflejo

 

El título de hoy es un poco friki, lo sé, pero así me llegó la inspiración (y la risa) cuando leí el mail que uno de vosotros me escribió de forma divertida después de que en mi anterior post, el de “lo rarito serán las pastillas”, utilizara la metáfora de los bistecs para referirme al respeto hacia uno mismo.

Me escribió y me comentó textualmente, “me gusta tu metáfora, pero qué pasa cuando en mi vida todo son bistecs, no me sientan bien y me los tengo que comer”.

De entrada, estar rodeado de bistecs, en este caso, es un verdadero problema, pero como soy de los que pienso que los problemas están para resolverlos y no para amargarse la vida, voy a escribir sobre que se puede hacer para poder encarar la situación. O al menos, explicar y “ver” el por qué uno puede acabar rodeado de bistecs implacables que le amarguen la vida.

Pero antes, aprovecho para deciros que cada vez me gusta más que me enviéis vuestros comentarios por mail e interactuar con vosotros. Evidentemente al ser cuestiones personales, la vía es el mail privado. Si os apetece podéis enviarme propuestas para que escriba sobre algún tema concreto, aceptaré sugerencias (siempre que pueda cuadrar mis horarios y me vea capacitado para hacerlo). También sabéis que por mail me podéis preguntar y si os puedo resolver alguna duda, lo haré encantado. Y ya que estoy, aprovecho para agradecer a todos los que sé que me vais leyendo y os vais incorporando a mi página de Facebook (www.facebook.com/rafamotapersonalcoach ) donde voy actualizando todos mis escritos o también en mi cuenta de twitter @RafaMotaCoach. He empezado a preparar algo para que todos los que me siguen en Facebook puedan empezar a ser los pilotos de sus vidas, pero esto será dentro de unas semanas.

Dicho esto, vamos a por los bistecs, que perfectamente puede ser el problema de otras muchas personas.

Si en tu vida todo lo que tienes te sienta mal, te crea malestar o no te gusta, es evidente que no puedes seguir así. Algo hay que hacer si tu objetivo es sentirte pleno y feliz.

Tanto da que tengas muchos bistecs como sólo uno. Si te producen malestar y no te dejan expandir, es señal que toca empezar a trabajar y evolucionar hacia mejor.

La razón principal del malestar es que llevas tanto tiempo sin plantearte que también te gustan otras cosas que los bistecs se han apoderado de tu vida. Y evidentemente, estás hundido y amargado.

Por una sencilla razón. Te has olvidado de ti.

De darte el amor y el respeto necesarios, de valorarte, de poner límites, de decir NO, de protegerte, de prestarte atención, de preguntarte qué es lo que quieres, qué es lo que necesitas, qué es lo que te gusta, qué es lo que te emociona, te has olvidado de ti y de tus sueños.

Has dejado de hacerte preguntas o quizá no te las has hecho nunca.

Has dejado de liderarte para que te lideren las circunstancias o los demás y probablemente la cesión ha sido tan silenciosa, tan constante y tan prolongada que sin darte cuenta tu vida se ha convertido en justo lo contrario de lo que deseabas.

Aunque te consideres la persona más desgraciada del universo. Ten fe. Cambiar siempre es posible.

Pero hay un paso imprescindible e ineludible.

Reconocer de forma sana y sin culpabilidad que no es el mundo el que te traído hasta aquí. Has sido tú.

No son los bistecs los que te han comido. Tú has dejado que te coman. Pero no importa. Si te has dado cuenta ahora, será porque ahora es tu momento. Todo tiene su tiempo y su proceso.

Te sientas como te sientas, hasta hoy lo has hecho lo mejor que has sabido, pero ya no sabes más. No hay culpa. Si hubieras sabido, lo hubieras hecho mejor. A partir de hoy, habrá responsabilidad para mejorar.

Reconocerlo es el acto más valiente que puedes hacer en tu vida. Es el paso previo al cambio y la evolución.

Las crisis no son más que esos momentos en los que la vida te para en seco porque con los conocimientos, las estrategias y las habilidades que has desarrollado hasta el momento no tienes suficiente para avanzar.

Nada tiene que ver con ser incapaz y no poder.

La expresión “no puedo”, destiérrala.

Hazme caso, nada tiene que ver contigo. Ni con ningún ser humano. Puedes, pero no sabes.

A partir de hoy cámbiala y di “no se lo suficiente y quiero saber más”.

Reconocer que no sabes es ser humilde. Es responsabilizarte de tu vida. Es avanzar. Es evolucionar. Es enfrentarte con tus miedos. Es empezar a soñar. Es saber lo que quieres. Es emocionarte. Es permitirte ser más humano. Es decir basta. Es preguntarte. Es amarte. Es ser auténtico y original.

Es ser un verdadero líder.

Tener el coraje de gritar a los cuatro vientos, “no sé más, pero aprenderé y seré brillante” es admirable. Porque la humildad conduce a la grandeza.

Jamás podrás liderar nada ni a nadie si primero no aprendes a liderar tu propia vida.

Aprende a ser el líder de tu vida y cámbiala.

Y todo empieza por la pregunta: ¿qué quieres verdaderamente en tu vida?

La única diferencia entre un líder y un seguidor es que el líder sabe a dónde va y el seguidor, no.

El líder arrasa porque tiene la seguridad que da el sentido de dirección y el poder de la convicción pero no porque sea diferente que tú. Es un ser humano exactamente igual que tú, con la misma esencia, las mismas emociones, el mismo cuerpo y las mismas posibilidades de desarrollar capacidades y habilidades, sólo que convencido de lo que quiere porque un día se lo planteó, decidió, creyó en él y dio el paso.

Cuando te lo plantees, lo decidas, creas en ti , des el paso y te prepares para ello, también arrasarás en tu vida. El líder no nace, el líder se trabaja.

Y cuando lideres tu vida, lo que haya fuera, jamás te amargará.

Porque en realidad, el exterior no es más que el resultado de tu forma de quererte.

El bistec no es bueno ni malo, el bistec sólo es tu reflejo.

Rafa Mota
Personal Coach

www.rafamota.com

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

Deja un comentario