¡Lo tuyo es puro teatro!

By febrero 3, 2015Gestión emocional

Nunca en mi vida me había planteado escribir, y mucho menos en un blog público. Siempre pensé que escribía muy mal y que esto de escribir era un don que sólo tenían los escritores, como si el don fuera algo que se te da mágicamente sin entrenar, como si las nadadoras de sincronizada saltaran al agua y el primer día ya hicieran acrobacias acuáticas o como si el mejor de los monologuistas naciera hablando en público.

Nunca había escrito hasta que un buen día, cuando empezaba este viaje que me ha llevado a ser coach, me dije a mi mismo:  ”y por qué no me permito el lujo de escribir, aunque sea mal?”  fué cuando empecé a permitirme cosas “porque sí”. Así que, sin pensármelo mucho, me puse delante de una hoja en blanco a escribir, pero privadamente, en mi diario, cada día un poco.

Empecé a escribir sobre mí.

El primer día no sabes qué escribir, pero al siguiente  escribes cómo estás, te vas animando,  otro escribes cómo te ha ido el día, otro escribes por qué has dicho lo que has dicho, otro te desnudas y eres sincero contigo mismo sin temor al qué dirán ni qué pensarán, otro escribes lo que de verdad piensas sin necesidad de ponerte ninguna justificación, otro escribes porqué piensas lo que piensas, otro descubres cuáles son los pensamientos que repites día tras día, empiezas a ver cuáles te llevan a alguna parte y cuáles no, otro día te das cuenta que algunos de tus pensamientos son totalmente absurdos, otro te planteas por qué das por válidas según que afirmaciones si ni siquiera te has parado a pensar nunca si son ciertas, y así te vas convirtiendo en un experto de tus formas de pensar diarias.

Le vas cogiendo gustito a esto de ponerte con tu diario y otro día escribes lo que realmente necesitas y nadie te da, otro escribes sobre lo que realmente te hace daño y  jamás dices a los que te rodean, otro día empiezas escribiendo sobre lo que sientes y acabas llorando, es cuando descubres toda la tristeza que llevas dentro y nunca habías exteriorizado, otro día escupes todo aquello  que no has sabido comunicar de forma asertiva y se te ha convertido en veneno interior, otro día escribes sobres tus miedos y descubres que unos, cuando los ves  ahí escritos te resultan menos fieros que cuando los tenías en la cabeza, y otros, aquellos tan monstruosos y bloqueantes, son fieros pero cuando poco a poco empiezas a plantarles cara y a conocerles se van apagando, otro día escribes sobre tus frustraciones, aquellas que jamás cuentas a nadie y así poco a poco vas descubriendo todas tus emociones más íntimas y más escondidas.

Van pasando los días y sigues escribiendo, preguntándote por qué reaccionas cómo reaccionas y qué estás buscando  cuando te enfadas, cuando discutes, cuando quieres tener razón a toda costa, cuando te muestras altivo, cuando te indignas, cuando haces ver que no te molesta  pero por dentro te corroe, cuando vas de graciosillo pero en realidad sólo es una máscara, cuando estás deseando pedir amor pero te callas porque piensas que amar es de débiles, cuando desearías locamente que te amaran per vas de duro para demostrar no sé qué,  cuando vas de víctima, lamentándote de todo lo que te pasa en la vida, cuando vas de crítico por la vida sin dejar títere con cabeza sin tener en cuenta que las personas lo hacen lo mejor que pueden o lo mejor que saben con las capacidades y habilidades que tienen en cada momento, cuando vas de justiciero, buscando peleas continuas y discusiones absurdas, intentando solucionar todas las injusticias que hay a tu alrededor,  cuando vas de listillo y culto, buscando llamar la atención y que piensen cuánto sabes,  y así vas conociéndote cada día más y más en tus conductas y artimañas ante los que te rodean.

Van pasando los días, convirtiéndote en todo un experto sobre ti, desnudándote, dejándote al descubierto, sin máscaras, sin escudos ni parapetos emocionales, sin creencias impuestas y acabas dándote cuenta de que lo tuyo es puro teatro.

Lo tuyo es puro teatro buscando aceptación, comprensión, protección, seguridad, atención, escucha, respeto, permiso  y apoyo. O lo que es lo mismo, buscando amor.

Y cuando te das cuenta de que el que está haciendo teatro es el personajillo con el que te has estado identificando tanto tiempo y no TÚ, es cuando estás en disposición de recuperar todo tu poder.

Porque ahora sabes que lo suyo es puro teatro.

Lo tuyo es mucho más.

Rafa Mota.
Personal coach.

www.rafamota.com

 

 

 

 

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

Deja un comentario