Viniste aquí para experimentar tu vida.

La de nadie más.

Así que si te preguntas cuál es tu propósito de vida.

Es ése.

Vivir lo que estás viviendo.

Tú tienes todas las preguntas y tú tienes todas las respuestas.

El problema siempre trae la solución.

Tú lo tienes todo.

El camino eres TÚ.

Tú vienes, tú vives y tú te vas.

Es tu viaje.

Sólo tuyo.

Respiras, ves, oyes, saboreas, tocas, hueles, experimentas…

Vives y sientes.

Eso es la vida.

En realidad, es muy simple.

Muy básica.

Pero de tan básica y tan simple se nos escapa.

Enfocarnos en lo material hace que perdamos lo esencial.

Y perdiendo lo esencial no le damos valor a lo material.

No puedo decirte cómo has de vivir tu vida.

Sinceramente, no lo sé.

La vida y la muerte son un gran misterio.

De dónde venimos y hacia dónde vamos son las grandes cuestiones trascendentales del ser humano.

De niño, el Universo, las estrellas, el infinito y el ser humano me fascinaban.

La trascendencia tenía algo mágico para mí.

Había algo que me atraía enormemente pero a la vez me daba un pánico terrible.

Y así fue.

Mi primer ataque de pánico me dio leyendo sobre el infinito.

Ahora sé que era miedo a lo que realmente somos.

Infinitos.

El miedo hizo que traicionara mi esencia.

Lo metí todo en un armario y cerré con triple llave.

No quise saber nada de quienes somos ni de la trascendencia ni del infinito.

Me daba terror.

Era como perder el control.

Como darle la mano a la locura.

Me olvidé durante muchos años de las estrellas, del universo y de mi conexión interior.

Empecé a enfocar mi vida hacia fuera.

Me enfoqué en lo racional.

En lo material.

Como todos.

Como nos enseñaron.

Como nos dijeron.

Aprendí a buscar en el exterior.

Nadie me dijo que dentro de mí tenía todas la respuestas.

Nadie me habló de cómo funcionaba mi mente.

Ni mis emociones.

Ni mi cuerpo.

Ni de autoconocimiento.

Ni de reconocimiento por la vida humana.

Ni de consciencia.

Ni de automatismos de la mente.

Ni de cómo desarrollar mi creatividad ni mi originalidad.

Ni de cómo amarme a mí mismo

Nadie me habló de una espiritualidad cotidiana para ser mejor persona y respetarme a mi y a los demás.

Nadie me explicó nada de todo esto.

Lo he aprendido ya de mayor en plena crisis económica, personal y financiera.

Y, claro está, en todos estos años me olvidé de mi esencia.

Me olvidé de lo importante y lo esencial.

Me olvidé de mi.

Me enterré.

Y sobre mi cadáver construí un personaje.

Una máscara.

Un ego que durante muchos años buscó en lo material el calmante para que no doliera lo esencial sin saber que era justamente al revés.

Ni siquiera sabía lo qué buscaba.

Sólo sabía que nunca era suficiente.

Hasta que me perdí.

Y la vida me dio un severo toque de atención.

Perder el camino fue la mejor manera de encontrarlo.

Después de todos estos años, no te puedo decir que sé a dónde voy.

Te mentiría.

No lo sé.

Lo descubro día a día.

La vida es incertidumbre pura y dura.

Y lo único seguro es que nos transformamos a cada momento.

Sólo sé que me transformo.

Poco más.

Pero de algo me he dado cuenta.

Cuanto menos sé, más me inspiro.

Cuanto más suelto, más me llega.

Cuanto más doy, más recibo.

Cuanto más consciente soy de mí, mejor me funcionan las cosas.

Cuanto más respiro, más fluyo sin miedo.

Quizá ese es el gran secreto de la vida.

Tampoco sabría decirte bien, bien cuál es.

Es tal el misterio de la vida que cuanto más elevo mi consciencia más increíble me parece.

Pero si hay uno que seguro que funciona es tener el valor de abanderar tu vida, tomar el mando a pesar del miedo y vivir según tus valores, tus convicciones más profundas y tu intuición.

Y no resisitirte a nada.

Ahí es cuando empezarás a ser lo que quieras.

La vida es tan grande que a veces asusta.

Cuando experimentas el poder de la energía hay días que da vértigo.

Hace menos de dos años todo esto era inimaginable.

Ni siquiera había escrito nada en mi vida.

NI mi intención era que me siguiera gente.

Me puse a contar mi historia porque me apetecía.

Nunca me planteé mucho más.

Pero fue volver a aquello que dejé encerrado con triple llave, abrir el armario, retomarlo y la vida ha empezado a mostrarme el camino.

Yo sólo sigo mi pasión más profunda y conectada.

Hoy te estoy escribiendo desde lo más hondo de mi corazón.

Bueno, siempre lo hago.

Pero creo que hoy más.

No creas que yo sé mucho más que tú.

Me he formado para esto, sí.

He tenido un experiencia vital que me ha llevado a conocer la oscuridad, si.

Pero no sé nada de la vida.

Cuanto más consciente soy más me doy cuenta de que esto es infinito.

De que no tiene fin.

No paras de aprender y aprender.

Seguramente no saber nada sea el camino para saberlo todo.

Me van apareciendo señales y las sigo.

Lo que me vibra y me hace sentir bien, lo tomo.

Lo que no, lo dejo.

Jamás la vida me había fluido de forma tan ligera como ahora.

Y cuando hablo de fluir no me refiero a que me pase los días riendo.

Tengo obstáculos como todos.

Tristezas como todos.

Pérdidas dolorosas como todos.

Miedos como todos.

Pero los gestiono y sigo adelante sin que me bloqueen.

Cada día me trabajo y me entreno mentalmente para adaptarme a ese cambio permanente de la vida.

He convertido el autoconocimiento en una filosofía de vida.

Enfoco hacia donde quiero ir pero dejo que la vida me guíe.

¿Te suena «lo de pide y se te dará»?.

Pues pido (enfoco).

Y suelto (vivo presente en el aquí y ahora sin agobiarme por el resultado), dejo que llegue lo que tenga que llegar.

Porque si hay algo que tengo claro es que la vida siempre tiene razón (a los muy racionales y controladores esto les saca de quicio, lo sé…pero así es la vida, ella es muchísimo más grande)

Al fin y al cabo ella elige cuándo y cómo entras, cuándo y cómo te vas

Y todas tus circunstancias.

Ella lo elige todo, aunque tú creas que lo eliges tú.

Incluso tus decisiones son inconscientes.

Cuando “crees” que has decidido algo, tu cerebro inconsciente, cinco segundos antes, ya ha decidido por ti.

Así que deja de creer.

Creer no sirve de nada.

Sirve para llevarte a una vida que no es tuya.

Y a vivirla según unos parámetros que para nada son los tuyos.

No te creas nada.

Experiméntalo todo.

Y si te resuena y te vibra será para ti.

Si no, no.

No soy nadie para decirte cómo has de vivir tu vida.

La vida ya te trae todo lo que necesitas para evolucionar y encontrar tu lugar.

La vida es tan sabia que te lo dice todo.

En realidad, te pasa lo que te pasa para que aprendas y deje de pasarte lo que te pasa pero como te resistes a lo que te pasa y a sentir lo que sientes cuando te pasa lo que te pasa,  te sigue pasando lo que te pasa.

Es un pequeño trabalenguas que encierra la gran sabiduría de la vida.

Ella te lo trae todo porque es un reflejo de tu forma de estar en el mundo.

Yo sólo puedo transmitirte cómo he transformado mi vida por si te apetece transformar la tuya.

No puedo decirte cuál es tu camino pero sí puedo mostrarte el mío por si te sirve para encontrar el tuyo.

Es lo que hago cada noche a la luz de las estrellas.

Darte mi visión y mi percepción del mundo y de la vida por si te puede servir.

Todo lo que escribo es un reflejo de lo que sé, de lo que soy, de lo que siento, de lo que vivo y de lo que experimento cada día.

Para que si brilla la mía también pueda brillar la tuya.

40.000 gracias de todo corazón

Rafa Mota
Personal Coach

www.rafamota.com

 

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

2 Comentarios

  • Rosa Maria dice:

    Rafa me gusta tu filosofía porque no impones nada ni nos dices como tenemos q gestionar nuestra vida, solo nos explicas la tuya por si nos puede ayudar, tus palabras reconfortan y lo q tú has conseguido no todo el mundo podemos, bueno tal vez si, pero yo al menos necesito un esfuerzo muy grande y vivimos en una sociedad q no ayuda nada, en la q el postureo, el tener o el aparentar nos hace egoístas y el ritmo de vida q queremos llevar no siempre es compatible con lo q tú nos propones y vivimos trabajando para tener más o para dar una buena carrera a nuestros hijos o tener una buena jubilación o para……siempre hay algo q queremos conseguir, pero casi siempre material, pensando q eso nos dará la paz y la tranquilidad q tanto ansiamos….pensando en el futuro nos olvidamos de vivir el presente.
    Espero algún día poder sentir y vivir la vida de una manera parecida a la q tú nos muestras. Gracias Rafa

    • rafamota dice:

      Hola Rosa María. Tienes razón que la sociedad y todo lo que te rodea te conduce a vivir de una determinada manera, pero la única persono que tiene el poder de decidir si sigue la corriente o no eres tú. Evidentemente no se pueden hacer cambios radicales, tampoco serían buenos. Hay que ir tomando pequeña decisiones desde la consciencia de tu vida, e ir virando el rumbo de tu historia. Porque ahí está la verdadera plenitud y la auténtica generosidad. No puedes dar sin esperar nada a cambio si antes no lo tienes integrado. Primero has de trabajarte, conocerte, y aceptar tu vida y después aceptar y dar a los demás lo mejor de ti. Gracias a ti.

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