Antes de entrar en la cuarta entrega y conocer a tu personaje.
Quiero contarte algo.
En plan íntimo.
Entre tú y yo.
Para que reflexiones por si quieres ser grande.
Porque si algo se necesita en esta aventura de la vida para ser verdaderamente grande es humildad.
Si quieres sintonizar con el Universo deberás demostrar tres cosas.
Humildad, humildad y humildad.
De jovencito leía sobre filosofía y astronomía.
Las galaxias me tenían embobado.
Después ya me decanté por el crecimiento personal y los libros de autoayuda.
Mis grandes maestros de referencia siempre han sido Wayne Dyer, Louise Hay, Bayron Kity, Mooji y Eckhart Tolle entre otros.
Devoraba sus libros.
Pero me ponía furioso cuando no conseguía que mi vida fluyera como ellos decían.
Leía sobre esas sincronicidades del Universo y señales que “supuestamente” me tenían que llegar.
Y como nunca llegaban (ahora entiendo por qué).
Pensaba con todo el cabreo del mundo:
“¡¡¡Pero será posible!!!…
si lo hago todo bien!!”
Ahora sé que no lo hacía bien.
Yo creía que sí.
Pero no.
No lo hacía bien.
No estaba aceptando la vida.
Me estaba resignando.
Que nada tiene que ver.
No estaba en sintonía con el Universo por una sencilla razón.
Deseaba el cambio en mi vida.
Pero a mi manera.
Sin aceptar las reglas del juego.
O aceptándolas a medias.
Y eso no es posible.
La vida y el Universo tienen sus reglas.
Y si lo que quieres es fluir has de respetarlas.
Por mucho que tu ego y tu mente te hagan creer lo contrario.
La vida es una historia de evolución.
De aceptación, de amor y de aprendizaje.
Donde el objetivo es trascender tu ego, descubrir tu esencia y confiar en la vida.
Hace veinte años yo ganaba más de seis mil euros al mes.
Fue una historia de ego y vanidad.
Fue una historia de inconciencia mal ordenada energéticamente.
Basada en el tener y no en el Ser.
Donde yo creía que ponía las reglas por el mero hecho de hacer.
Después de veinte años de negocios propios me fui a la quiebra.
A la puñetera quiebra sin poder evitarlo.
Me quedé sin dinero y tuve que pasar con cuatrocientos euros al mes.
Y sin ayudas, por ser autónomo.
Y de esto no hace mucho.
Con una mochila de deudas que harían caer de espaldas a cualquiera.
Ahí me di cuenta de lo importante que es vivir, ser y respirar.
Sin más.
De lo absurdo que es enjuiciar si has hecho bien o has hecho mal.
O si debías o no debías haber hecho.
Porque lo que sucede,sucede.
No hay vuelta atrás.
Y de lo importantes que llegan a ser las pequeñas cosas de la vida y que jamás agradecemos.
Ha sido tan grande el revés que me he llevado que jamás en mi vida volveré a poner en cuestión al Universo.
Jamás.
Ahora sé perfectamente quién es el aprendiz.
El aprendiz soy yo.
Y estoy aquí para aprender.
He venido a estar al servicio de mi alma.
A transmitir y a compartir todo lo que soy.
A servir y a ayudar los demás.
Porque tú y yo somos lo mismo.
Por mucho que el ego nos separe a cada instante.
A donde quiera el Universo que vaya, allí me voy.
Si mi alma me quiere aquí contigo escribiendo.
Estoy aquí contigo.
He aprendido a guiarme por la luz del corazón.
Y a dejar de lado los absurdos juicios de la razón.
Por eso ahora el Universo me empieza a tratar muy bien.
Porque agradezco.
Y acepto lo que viene.
Sin juzgar si está bien o está mal.
Si es justo o injusto.
O si me lo merezco o no me lo merezco.
He aprendido a que la vida es la que ES.
Y es la perfecta a cada momento.
Etiquetarla y juzgarla es bloquearte la expansión.
Y perder toda tu energía.
Si quieres ser realmente grande, acepta.
No juzgues.
Cuando consigas comprender desde lo más profundo de tu ser que la vida es como es.
Y que sólo puedes cambiar aquello que depende de ti.
Y que no puedes exigir a los demás que cambien su vida para mejorar la tuya.
El Universo será tu aliado.
Y tu vida será mágica.
Los reveses en la vida no están para hacerte el más desgraciado del Universo.
Están ahí para aprender y crecer.
Para reinventarse y evolucionar.
Para ser consciente de que sólo eres una pequeña célula al servicio de un engranaje infinito y universal.
Y cuando seas plenamente consciente de ello y agradezcas la oportunidad de poder ver el sol cada día.
No te preocupes.
No tendrás que hacer nada.
Sólo confiar.
E ir a por tu sueño y brillar.
Porque el Universo te lo pondrá en bandeja.
Pero no con tus reglas.
Con las suyas.
Que por algo son infinitas y universales.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com