Hoy vengo a hablar de amor.
Si, de amor.
Aquello que cuando lo nombras en según qué círculos, sobre todo empresariales.
Parece que te hayas fumado cuatro porros.
O que seas un cursi.
O un blandengue.
O un hippy.
O estés de guasa.
O te dicen aquello de…” va, no me vengas con chorradas ahora, que tengo trabajo”.
Así nos va.
Negar el amor es negarte a ti mismo.
El amor es todo.
Todo es amor.
Y no voy “fumao” como alguno podría pensar.
Por eso hoy te lo voy a explicar.
Así cuando acabes este post conseguirás “ver” lo que hasta ahora no veías.
Y cambiará tu percepción.
Si la cambias, cambiará tu energía.
Y cambiando tu energía, cambiará tu vida.
Porque tu vida es amor.
Y resistirte a él es bloquearla.
Desde que naces hasta que llegas aproximadamente a la preadolescencia lo único que quieres de tus padres es amor.
Da igual que te digan que trabajan muchas horas.
Da igual que te digan que tu hermano está enfermito.
Da igual que te dejen con los abuelos que te cuidan mucho.
Da igual que te compren muchas cosas.
Da igual todo.
Las explicaciones, los rollos mentales y los regalos materiales no te importan.
Aunque ellos crean que sí.
Lo único que quieres es el amor de tus padres.
Sí o sí.
Quieres su amor.
No es que lo quieras.
Es que lo exiges.
Hasta los diez años estás grabando la vida por aquí (léase corazón).
Y no por aquí (léase mente).
Ellos, tus padres.
Están viviendo la vida por aquí (léase mente).
Y no saben que tú la estás grabando por aquí (léase corazón).
Así que hay un desfase.
Entre lo que creen ellos que te dan.
Y lo que sientes tú que recibes.
Y a este desfase, repetido una y otra vez a lo largo de los años, se le llama grabación emocional.
Es decir, la diferencia entre el amor que necesitas y el amor que recibes.
Y da igual aquello de “¡¡si nosotros te quisimos muchísimo!!”.
Lo que digan ellos no cuenta.
Cuenta sólo lo que tú percibiste que recibiste.
Esa diferencia es dolor.
Y se grabó en tu interior.
Como una grave carencia emocional.
Y ahí se quedó.
Te hiciste mayor.
Fuiste creciendo y te olvidaste.
Y ese dolor se convirtió en inconsciente.
Que ni se ve ni se nota pero está.
Y vive latente dentro de ti.
E hiciste como tus padres.
Empezaste a vivir la vida por aquí (léase mente).
Y dejaste de sentir la vida por aquí (léase corazón).
Precisamente para no sentir ese dolor.
Que para colmo, está grabado a fuego en el subconsciente más profundo.
Por dos razones.
Una, porque de bebé si no tienes amor y protección te mueres.
Y dos, si de niño-a no tienes respeto, aceptación, valoración, reconocimiento, comprensión y atención…
O sea, identidad, te conviertes en un don nadie.
Por eso está grabado a fuego.
Porque es pura supervivencia.
Así que ahora, vas exigiéndole a la vida que te calme ese dolor.
Buscando el amor que un día necesitaste y no tuviste.
Sin comprender que no es ella quien te lo ha de calmar, sino tú.
Y quien dice a la vida, dice a tus jefes, a tus amigos, amigas, a tu pareja, a tus compañeros…
Porque amor es todo.
Respeto, valoración, reconocimiento, aceptación, comprensión, escucha, atención y protección…
Cuando pides que te suban el sueldo, estás pidiendo reconocimiento.
O sea, amor.
Cuando te duele que no te escuche tu jefe en el trabajo, estás pidiendo comprensión.
O sea, amor.
Cuando exiges a tu pareja que te mime más, está pidiendo atención.
O sea, amor.
Cuando rabias porque llamas a tus padres y no te hacen ni caso, estás pidiendo respeto.
O sea, amor.
Cuando te enfadas con tus amigos porque no te hacen caso a pesar de hacer esfuerzos por integrarte, estás pidiendo valoración.
O sea, amor.
Y así en todos y cada uno de los casos.
Sin excepción.
Te pasas los días exigiendo amor.
Y así no lo vas a conseguir.
Cuanto más lo exijas, menos lo conseguirás.
El secreto no está en exigirlo.
Está en tenerlo.
Si no lo tienes, lo exiges.
Y si lo exiges, lo pierdes.
Si lo tienes, no lo pides.
Sólo lo das.
Y si lo das, lo recibes.
!Mira cómo te cambia el cuento¡
Así es el Universo.
No es ninguna tontería.
Para tener la vida que deseas justo has de sanar el amor que te falta.
O lo que es lo mismo, liberar el dolor latente en tu interior.
Y el único que puede hacerlo eres tú.
Dándote ese amor que te falta.
¿Lo ves?
Al final, todo es cuestión de amor.
Tu vida también.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com