Cuando en la vida te ocurra algo que no te gusta, párate.

Aunque te disguste enormemente o el cabreo sea monumental.

Párate como sea.

Pero párate.

Y respira.

Cuando lo consigas habrás abierto la puerta a otra dimensión.

Ahí empezará a cambiar tu vida.

Y serás quien quieras ser.

Sé que te resulta difícil creerlo.

Y hacerlo.

Pero es el gran secreto.

La vida no es lo que parece.

La vida no es racional.

Es energética.

Puro intercambio de energía y vibración.

¿Cuántas veces a lo largo de tu vida has dicho aquello de: “es que no lo entiendo”, “cómo puede haber sucedido” “con lo buena que era y mira…” “ le podía haber tocado a otro que se lo merecía más” o frases parecidas?

Porque la vida no es mental.

Aunque te lo creas.

Si te empeñas en entenderla estás perdido.

Te vas de cabeza a la frustración y al dolor eterno.

Así que cuando te venga una contracción no trates de racionalizarla.

Trata de aceptarla y encontrar la clave para tu crecimiento.

Si te viene un “mal trago”, ten por seguro que es algo que necesitas para tu evolución.

Y repito, no lo racionalices porque no es el camino.

Si te llega es porque la energía que emanas lo atrae.

Es el poder de la atracción.

No falla.

Funciona sí o sí.

Aunque te resistas.

Atraes lo que eres.

Y eres lo que eres precisamente porque has vivido lo que has vivido.

Eres una suma de experiencias.

Eres una experiencia única, aquí en la Tierra.

Y la experiencia se mejora experimentando.

Porque no se te olvide, has venido aquí a mejorar tu experiencia.

A mejorar tu versión.

Por tanto has de experimentar.

Es de lógica aplastante.

Pero no racional.

Universal.

Precisamente te viene lo que te viene para mejorar lo que está distorsionadamente experimentado.

He aquí la paradoja.

Que te crees que la vida te trae experiencias para tocarte las narices.

Cuando en realidad te las trae para que mejores.

Y las experiencias dejen de tocarte las narices.

Pero claro, como no es racional.

Sino energético.

Sufres.

Porque no lo entiendes.

Y caes en el error de “por qué a mí”

Pero es que la vida no es lo que parece.

¿Por qué te crees que cuando llegó aquel famoso tsunami a Phuket ya no había ningún animal?

Porque todo es vibracional.

Nada mental.

Y la naturaleza lo sabe.

Nosotros no.

Nosotros todavía estamos comiendo la manzana.

Como Adán.

Pero otro día te hablo del paraíso y de Adán y Eva.

Así que cada vez que te la vida te contraiga.

Párate.

Respira.

SIENTE.

Pregúntate que estás sintiendo.

Tristeza, miedo, rabia…

¿De qué te avisan?

Ellas son como los sherpas que ayudan a subir al Everest.

Llevan millones y millones de experiencias a sus espaldas.

Que se han ido pasando de generación en generación para ayudarte en tu evolución.

Cuando hayas hablado con ellas.

Escucha tu cuerpo.

Y habla con él.

Si estás en el cuerpo, no estás en la mente.

Y el cuerpo es infinitamente mucho más sabio.

Después, en lugar de arremeter contra el mundo.

Y culparle de tus desgracias.

Vuelve a pararte.

Pregúntate qué estás pensando en tu ”mundo” que te provoca ese dolor.

Gira tu cabeza (metafóricamente).

Repasa tu vida.

Ponle luz a tu existencia.

Y descubre de dónde viene ese dolor.

En algún punto se grabó lo que ahora está latente y atrae tu “mala” experiencia.

Si lo “cazas” y lo “ves”, se acabó la experiencia.

La que te hace sufrir.

Una menos.

Te viene lo que te viene porque dentro de ti tienes lo que tienes.

Si le pones luz a tu existencia, cambias tu experiencia.

Así que ya sabes…

Si quieres cambiar tu vida.

Métele oxígeno y abre la luz.

Y sólo espera.

Que cambiará.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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