Esta noche tengo la imaginación subida de tono.
Así que voy a imaginar en voz alta.
Y me voy a soltar.
No me hagas mucho caso.
Seguramente pueda estar equivocado.
No vaya a ser que se te ericen los pelos.
Por aquello de las resistencias y las incredulidades.
Pero puestos a imaginar…
¿Te imaginas que tu cerebro fuera un descodificador cuántico?
Solo digo que lo imagines.
Porque existir, no existen.
O eso dicen…
Como sabes, el vacío absoluto no existe.
Casi todo en el Universo está vacío (el noventa y nueve por ciento).
Pero vacío, vacío, no está.
Está lleno.
Vacío pero lleno.
Lleno de información y de energía.
Según la ciencia, aún en el más absoluto vacío, el Universo sigue vibrando.
Según la mecánica cuántica el vacío no está vacío, sino que contiene ondas electromagnéticas y partículas que saltan dentro y fuera de la existencia.
Tampoco es nada nuevo, hace unos dos mil quinientos años ya había filósofos que decían que la naturaleza aborrece el vacío.
Así que la física cuántica y la espiritualidad ancestral se empiezan a encontrar.
Pero sigamos.
En el siglo XX descubrieron que todo en el Universo es información y que es cuantificable en bits.
Según dicen, el Universo registra un billón de billón de billón de billón de billón de billón de billones de bits.
Bueno, más o menos.
No viene de uno.
Y en cual, según el principio de superposición cuántica las partículas pueden estar aquí, allí o en los dos sitios a la vez.
Es decir que vivimos en un Universo de probabilidades y no de certezas absolutas.
No puedes definir con exactitud que algo es.
Algo podría llegar a ser o tiende a ser (lo digo para cuando te desgastes queriendo tener la razón absoluta)
Todo existe como una gama infinita de posibilidades.
Hasta que aparece el observador y pone su atención.
Entonces, sí.
Colapsa una de esas probabilidades.
Así pues el Universo es como una gran red que subyace y conecta con toda la existencia.
Como una gran tela de araña invisible de energía e información.
Es la pura conciencia.
La Fuente.
La mente de Dios.
El campo cuántico.
El campo.
Dios.
Energía punto cero.
Cada uno le llama como le da la gana.
Para mi es Universo.
Sin muchas más historias.
En esa gran red están todas las infinitas probabilidades.
Donde potencialmente está todo pero materialmente nada.
Todo lo que puedas soñar y desear.
En forma de ondas de información esperando a ser materializadas.
De ahí la frase “si lo puedes soñar, lo puedes crear”
Porque si lo sueñas ya lo estás creando como onda de probabilidad en el campo cuántico.
Solo hace falta un descodificador de ondas.
Como las radios.
Tú no ves las frecuencias.
Ni la oyes cuando vas por la calle.
Pero cuando tienes un transistor y sintonizas con la frecuencia que deseas.
¡Ahí está!
Tu canal favorito.
Sonando tu música preferida.
Y sólo has necesitado una cosa.
Un descodificador.
La radio.
Eso sí, que funcione bien.
Si distorsiona, sintonizas mal.
Y no tienes la música que quieres.
Tienes otra cosa.
Interferencias, sonidos raros…
Y ahí es cuando te pregunto:
Cuando no sintonizas bien la radio …
¿Qué dices?
¿Que la música buena no existe, que toda la música es una basura, que es imposible tener música excelente…?
O dices…
Mi radio no funciona y no me permite escuchar la música que deseo.
Pues bien.
Tu vida es muchísimo más grande de lo que te parece.
Mucho más de lo que te han contado.
Puedes crear lo que quieras.
Las ondas de información están ahí.
Latentes.
Infinitas.
Solo necesitas sintonizarlas.
Y para eso solo hace falta un buen descodificador.
Tu cerebro.
Pero hay que eliminar todas las distorsiones.
Y hay muchas.
Si no, no sintoniza.
Pero si las eliminas y sintonizas.
Prepárate.
Todo está ahí para ti.
Pero no me hagas caso.
Sólo estaba imaginando.
Los descodificadores cuánticos no existen.
O eso dicen…
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com