En la mayoría de libros de autoayuda se habla de la toxicidad en las personas y en las emociones.
Pues bien, en el nuevo paradigma no existen personas tóxicas.
Y mucho menos emociones tóxicas.
Empezaré por las segundas.
Las emociones jamás pueden ser tóxicas porque son la información más valiosa que te puede dar tu centro emocional.
Tu verdadero GPS (situado aproximadamente en la boca del estómago).
El centro neurálgico de tu vida.
Sin él, olvídate de la satisfacción, del bienestar y la felicidad personal.
Lo tóxico es la mala gestión que se hace sobre ellas.
Eso sí es tóxico.
Y nunca nos enseñaron gestión emocional.
Al menos, en mi escuela.
Y en la de muchos.
Las emociones nunca son tóxicas.
Siempre van a tu favor, te cuidan, te protegen, te dirigen y te marcan el camino.
Son tus compañeras de viaje.
Así que empieza a olvidar aquello de emociones tóxicas porque si lo haces estarás huyendo de ellas.
Y por tanto, dándole la espalda a la vida.
Y a toda la magia que la rodea.
La rabia es la amiga que te dice que no te estás permitiendo lo que deberías y por tanto no estás siendo quien deberías SER.
La tristeza la que te dice que has de tomarte un tiempo de descanso o que no estás dejando fluir a tu verdadero SER.
Y el miedo, el gran amigo que te avisa de que para caminar lo que has de caminar necesitas más herramientas.
Pero sobre todo, aparece cuando tú no estás, es decir cuando no ERES.
En definitiva, las emociones aparecen cuando no estás haciendo tu papel en la vida.
Aquél que has venido a desempeñar.
Aquél con el que has de brillar con tu verdadera luz.
Si quieres que no te molesten, el secreto no es esconderlas en un armario.
Porque existir, existen y existirán.
Y si te avisan, es por algo.
El secreto es escucharlas.
Gestionar bien la información que te dan.
Y darte mucho más amor del que te das.
En todo caso, lo tóxico es no hacer nada con ellas.
O taparlas.
Que es peor.
Y si las tapas ya sabes lo que te van a decir.
Que eres una persona tóxica.
Léase pesimista, depresiva, triste, criticona, envidiosa, negativa…
Y tantos adjetivos negativos como quieras añadirle.
Porque sin gestión emocional lo habitual es hablar de toxicidad.
De estrés, ansiedad, angustia, enfado, malestar, depresión o ataques de pánico.
En fin, del pan nuestro de cada día.
Pero tranquilo.
Que no lo eres.
Sólo estás dentro de estos supuestos:
-No has sabido o no has podido hacerlo mejor porque nadie te ha enseñado.
-No has tenido las herramientas ni los conocimientos para gestionarte de otra forma.
-No has desarrollado las habilidades necesarias para comportarte mejor.
-Llevas incorporados unos patrones inconscientes que no te permiten pensar, sentir o actuar de otra manera.
-Llevas grabaciones emocionales integradas en tu interior que te llevan a reacciones automáticas que no puedes controlar.
-O estás viviendo en un personaje más inconsciente que consciente.
Y aquí viene la gran diferencia entre el antiguo y el nuevo paradigma.
En el antiguo paradigma.
Las personas tóxicas siempre son los demás.
La culpabilidad del malestar se sitúa fuera.
En el exterior.
Con lo cual, jamás llegarás al bienestar personal.
A no ser, que te quedes solo en el mundo.
Porque siempre habrá personajes tóxicos.
En el nuevo paradigma, todo cambia.
No hay personas tóxicas.
Cada una se ha adaptado a la vida de forma inconsciente según sus circunstancias.
La “supuesta toxicidad” la llevas tú en el interior.
Y ni siquiera es toxicidad.
Son patrones inconscientes, comportamientos aprendidos, grabaciones emocionales, carencias afectivas y heridas acumuladas.
Y el comportamiento de los demás sólo te los recuerda.
Por eso te duele y te hace reaccionar.
Para solucionarlo, sólo has mirar dentro.
Parar.
Analizar.
Ser consciente.
Trabajar el interior.
Comprender.
Aceptar.
Y amar.
La toxicidad se esfuma mágicamente.
No porque las personas cambien de comportamiento.
Si no porque cambias tú.
Pasas de la reactividad a la proactividad.
De la inconsciencia a la conciencia.
De la ceguera a la observación.
Del juicio a la aceptación y a la comprensión.
Y directamente te vas a la paz interior
Porque si en la vida hay algo tóxico.
No son ni las personas ni las emociones.
Son la ceguera y el juicio.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com
Espectacular!! Gracias!!
Muchas gracias a ti Jimena!!
Gracias, Gracias, haces una gran labor compartinedo tu sabiduria.
Muchas gracias Roser. Para hacer un mundo mejor, hay que compartir lo que cada uno sabe hacer mejor 🙂