Cuando se origina tu particular big bang en el vientre de tu madre te conviertes en una bolita de energía e información infinita.
Si, infinita.
Tus células llevan impresas una memoria celular en la que está grabada toda la experiencia de la vida de millones de años de evolución, de herencia genética y de historia de generaciones pasadas.
El potencial es verdaderamente espectacular.
Que lo utilices a tu favor o no ya dependerá de la estrategia que escojas para adaptarte al medio.
Es decir, a la vida.
De todas las posibilidades que puedes llegar a ser, sólo hay una que es la mejor.
Tu mejor versión.
Aquella donde brillas con luz propia y das luz a todos los de tu alrededor.
Allí donde te conviertes en tu propia referencia y en la de los demás.
Aquél punto donde te conviertes en líder por influencia.
Pero desgraciadamente, lo normal es lo contrario.
Naces, creces, te desarrollas y cuando te das cuenta estas a años luz de tu mejor versión.
Hoy te planteo las seis preguntas básicas que te has de hacer por si quieres empezar a buscarla.
¿Cómo te hablas a ti mismo?
Durante años, has ido creciendo y has ido entrenando sin enterarte, de manera inconsciente, una forma de hablarte a ti mismo.
Te has preocupado de hablar bien a los demás, de gustar, de no hacer daño, de caer bien, de ir con cuidado…
En cambio, a ti no te has hecho ni caso.
En muchos casos, te has tratado verdaderamente mal.
A veces, con frases auténticamente aterradoras.
Insultos, negaciones de uno mismo, faltas de respeto, reafirmaciones en la incapacidad, diálogos para hundirse en la miseria, verdaderas aberraciones de autoculpabilidad, negarse el placer de disfrutar de las pequeñas cosas, machacarse con la autoexigencia más cruel e infinidad de diálogos interiores que darían pánico a cualquier niño o niña que quisiera ser o hacer algo en la vida, te han ido llevando a la versión contraria de la que pretendías.
¿Cómo crees que se sentiría un niño que se está esforzando en hacer algo, si le sale mal, y de repente viene un adulto y le dice “eres un inútil que no sirves para nada” ( por no decir cosas peores)?
¿Imaginas el sentimiento del niño?
Lo raro sería tener ganas de volver a intentarlo.
Pues afirmaciones así, son las que te rompen en mil pedazos.
Y sin enterarte.
Precisamente son las que te llevan a tu peor versión.
Tengo clientes que en el primer cuarto de hora ya se han insultado varias veces sin darse cuenta.
A partir de ahora, hazte un gran favor, empieza a ser consciente de cómo te hablas.
Y empieza a cambiarlo.
Trátate con respeto, con cariño, con ternura y con amor.
¿Qué estás sintiendo?
La vida no se piensa, se vive y se siente.
El ruido mental, bloquea.
Déjate sentir.
La vida es de las emociones.
Pregúntate a cada momento qué estás sintiendo.
Aprende a identificarlas y déjalas fluir.
Exprésalas.
De lo contrario, se enquistarán en tu interior y te provocarán mucho dolor.
Dales espacio, dales vida, déjalas hablar.
Si no te gestionas bien emocionalmente jamás lograrás llegar a tu mejor versión.
A partir de ahora, pregúntate e identifica si es rabia, si es tristeza o si es miedo.
Y si es miedo.
Qué miedos son.
El autoconocimiento es el camino hacia la serenidad.
¿Cómo respiras?
Si quieres fluir con la vida, si quieres alcanzar la serenidad y la paz interior has de aprender a respirar conscientemente.
Has de respirar abdominalmente.
Como los bebés.
Que son la muestra más pura de la vida.
Posición recta para que el aire entre hasta el abdomen.
Prácticamente, hasta el ombligo.
Cuanto más abajo, más paz.
La respiración abdominal, te lleva a la serenidad y la paz interior.
La torácica, al estrés y la ansiedad.
Ser consciente de tu respiración te cambiará la vida.
¿A qué te parece una verdadera tontería?
Pues la respiración es la herramienta más potente que existe para fluir con la vida.
Sin oxígeno, no hay vida.
Si no te oxigenas bien, estás muerto.
Y tu mejor versión requiere la mejor respiración.
¿Cómo está tu cuerpo?
El poder del cuerpo y de los sentidos.
La vida es lo pasa mientras estás pensando en lo que pasa.
Si piensas, no te enteras de lo que estás viviendo.
Estás pensando.
Pero no viviendo.
Bájate al cuerpo.
Y empieza a ser consciente de él.
De lo que te dice, de cómo te mueves, de qué posición corporal tienes, de tus pies, de tus manos, de la posición del cuello…
De los sonidos a tu alrededor.
De lo que miras.
De lo que tocas.
Sin juzgar.
Sin pensar, ni opinar.
Sólo sentir.
Párate en la calle, en el trabajo, en casa, en el metro..
Da igual.
Donde sea.
Y escucha, mira, toca, huele, degusta.
Vive la vida detenidamente.
Y disfrútala a cada instante para que ningún día puedas decir:
«se me pasó volando y ni me enteré»
Si bajas al cuerpo y los sentidos, pararás el tiempo.
Tienes un milagro debajo de tu cabeza y ni siquiera eres consciente.
¿Qúe te motiva?
Para el inconsciente sólo hay dos caminos.
El placer y el dolor.
El inconsciente no entiende de justificaciones mentales ni discursos apañados.
Si “tienes que” el inconsciente no te ayudará a crear nada.
Si “quieres” empezará a moverse una maquinaria que ni siquiera imaginas.
Es la fuerza de la motivación.
Es la verdadera energía del universo.
Si no lo has hecho nunca, empieza a dar pequeños pasos.
¿Qué te gusta? ¿Qué te apasiona?
Prueba, muévete, cambia, descubre, lee, infórmate, haz planes, investiga, vuelve a probar, juega, salta, baila, atrévete.
Lo que sea.
No pasa nada.
Esto es vivir.
Hasta que encuentres aquello que te llena.
Aquello que te motiva.
Habrás encontrado tu camino.
¿Cuáles son tus valores?
No puedes alcanzar la felicidad si no eres fiel a tus valores más íntimos.
Pregúntate, descúbrelos, plantéatelos.
Y una vez los conozcas, no los olvides nunca.
Fija tus metas, tus objetivos y tu vida respetando tus valores.
De lo contrario, no alcanzarás la satisfacción personal.
Cuando te hayas planteado estas seis preguntas.
Y conozcas tus pensamientos, tus emociones, tu cuerpo, tus valores y tus
motivaciones.
Y las domines perfectamente.
Vive en un lugar.
Donde el pasado ya no existe.
Y el futuro sólo es una idea.
Donde no hay mente.
Donde las redes neuronales no tienes fuerza alguna.
Donde todo pasa al mismo instante.
Donde realmente está toda tu vida.
Donde toda la eternidad se reduce a un instante.
Porque ahí están todas tus mejores posibilidades.
Vive en el ahora.
Y aquí.
Justo en este momento.
Y muévete con toda la fuerza del corazón.
Arrasarás allá por donde vayas.
Y, piensa, que al igual que tú, el resto también sufre.
Tiene mal humor, tiene rabia, tiene miedo y tiene tristeza.
Y muchas veces, aquél al que es más difícil querer, es el que más amor necesita.
Así que todo lo anterior, hazlo con una condición.
Hacia ti y hacia los demás.
Hazlo con amor.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com