La VIDA, aunque los humanos no la veamos, tiene una lógica coherente aplastante.

El problema es que “pensamos” tanto, que nos quedamos atrapados en la telaraña de la mente y no “vemos” nada más allá de nuestras creencias, nuestras ideas, nuestros juicios y nuestros pensamientos.

Ahí es cuando nos encabronamos.

La VIDA es un sistema de partículas – o así lo veo yo-, de energía y vibración asombrosamente conectado, en permanente transformación.

Es un “juego” perfecto.

Un puzzle apasionante.

El problema no es el “juego”.

El problema es no saber jugarlo.

La VIDA ES, RESPIRA, SIENTE y mucho más tarde, DECIDE .

Lógica coherente evolutiva.

Energía, bacteria, reptil, mamífero y humano.

Por este orden. 

Pasarse este orden por el forro es dinamitar la estructura de la VIDA y reventarla –lo que hacemos los humanos- 

Vivir pensando, sin sentir ni respirar, «creyéndose» un humano inteligente superior separado del resto del sistema, es una opción, pero no es FLUIR.

Más bien, es huir constantemente

Más que vivir conectado es sufrir desconectado.

Es llenar el sistema de energía reactiva y de baja vibración.

Es dinamitar la armonía. 

Es controlar lo que no necesita ser controlado. 

Es vivir lleno de MIEDO y permitir que el mundo se llene de pensamientos basura.

Es llenar la VIDA de ignorancia y de superficialidad.

Es ir en contra de la propia Naturaleza. 

Aunque la mente «se flipe» pensando que está fluyendo v aceptando, lo más probable es que «crea» que está fluyendo y aceptando, pero ni fluye, ni acepta ni nada que se le parezca.  

En todo caso, estará «pasando». 

Probablemente, esa mente esté descomprimiendo, después de toda una vida encorsetada y encabronada, pero no fluyendo.

Como las mentes hiper-responsables en el trabajo, que después se pegan esas farras por las noches hasta perder totalmente el control.

Perder el control a altas horas de la madrugada, acabar en quién sabe dónde, con quién sabe quién y haciendo quién sabe qué, no es ni bueno ni malo.

Es una experiencia.

El problema es que esa experiencia sea inconsciente y que suceda para descomprimir la presión a la que se vive sometido.

Eso sí es un conflicto.

No saber ni por qué ni para qué se necesita descomprimir, ni cómo se ha llegado a esa experiencia.

O las mentes que son tan «buenas» que después, para despresurizar, se hinchan a pasteles y chocolate hasta reventar. O acaban siendo malísimas, sacando la bilis que llevan dentro, atacando a diestro y siniestro, descomprimiendo tanto «buenismo» impuesto por las creencias y los juicios inconscientes.

O las que se van a la India a meditar y a encontrar la «luz», cuando aquí no quieren ni sentirse la oscuridad. 

O la que se pasan toda la vida diciendo SÍ cuando quieren decir NO, y al final acaban mandando a todos al carajo porque son muy «independientes» y «hacen lo que quieren», cuando lo único que hacen es descomprimir toda la frustración acumulada por no ser verdaderamente libres.

O las que son muy «alegres», «fuertes» y dicharacheras – de puertas afuera-cuando dentro tiene un pozo enorme de tristeza que no quieren -o no pueden- ni ver.

O las que son tan exigentes, tan controladoras y tan perfeccionistas consigo mismas y con los demás, que la VIDA las acaba dejando sin energía, desmotivadas, apáticas, con fatiga crónica, ansiedad, estrés, pánico, o depresión para que se den cuenta de la VIDA no va de exigencia ni perfección.

O aquellas otras que sacan pecho, soberbia y prepotencia, discutiendo, diciendo lo que hay que hacer a todas horas y anulando a los demás, cuando lo que hacen es huir de esa sensación de inferioridad que siempre les acompaña desde lo más profundo de sus entrañas -la mía era de éstas-

O como tantas otras mentes que se cuentan «historias» y «trolas» sin mirarse ni sentirse.

Mentes, mentes, mentes…

La mente es un «diablo mentiroso y muy tramposo».

Todo lo que no sea SENTIR y RESPIRAR, es PASAR de la VIDA y ningunearla.

No es casual que después ELLA nos vapulee a nosotros.

Fluir no se consigue desde la mente.

Es totalmente imposible.

La mente es MIEDO y control. 

El cerebro jamás dejará que fluyas.

Antes, te matará.

Fluir, aceptar, agradecer, amar – en mayúsculas-y confiar no son verbos que se puedan conseguir a voluntad desde la mente. 

Son estados que aparecen sin esfuerzo cuando se está en coherencia con la VIDA. 

Emergen.

Sin más.

No son un objetivo. 

Son una consecuencia. 

Son estados del SER y de la VIDA.

Son estados que se viven desde las células y desde el cuerpo.

El problema es que en el cuerpo vive el encabronamiento de la mente.

El problema es que las células están infestadas de información distorsionada y de química emocional.

Con ese pozo de “petróleo químico” ahí abajo, a ver quién es el guapo o la  guapa que deja de pensar, baja al barro de donde salió, RESPIRA, se pone a SENTIR y empieza a fluir. 

Hoy estoy triste, no te lo voy a negar.

«Ver» tanta trampa, tanta mentira y tanto sufrimiento no es nada agradable, te lo puedo asegurar.

A días me iría de este planeta y empezaría uno nuevo.

Pero estaría siendo un humano inconsciente.

Huiría.

Así que mejor me quedo y hago lo que mejor se me da.

Escribir.

Y así vamos desmantelando al diablo.

Vamos poniendo luz donde no la hay.

Vamos rompiendo estructuras y devolviéndole armonía al sistema.

A veces, es muy duro.

La mente es muy dura de pelar.

No se cree que más allá del pensamiento, de las creencias, de los juicios, de las ideas preestablecidas haya VIDA de verdad.

No se cree que se pueda soltar y CONFIAR.

No se cree que pueda volar en libertad.

Es demasiado pequeña para SENTIR la grandeza inmensa de la VIDA.

Y mientras, así seguimos…

Contándonos mentiras -tra la rá….-

Rafa Mota

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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