Meditas, haces yoga, haces mindfulness, haces pilates, corres, rezas, oras, pides, haces psicoanálisis, te tomas pastillas, visualizas, cantas, recitas mantras, haces terapia, vas a un psicólogo, vas a un coach, vas a un terapeuta, vas a un psiquiatra, te miras el aura, regulas los Chakras, vas a un sanador, vas a un psíquico, visitas a un chamán de Sudamérica, hablas con un monje budista, te vas al Tíbet, a las montañas de la India, te tomas flores de Bach, hablas con las dimensiones del más allá, con arcángeles, con ángeles, con seres de luz, con querubines, con reptilianos, arcturianos, con extraterrestres, lees libros de espiritualidad, de física cuántica, de ciencia, piensas, razonas, lees filosofía, la Biblia, practicas ayunos, te pones cristales encima, piedras filosofales, arreglas tu casa siguiendo el Feng shui, haces shiatsu, chi kun, qui gong, acupuntura, naturopatía, omeopatía, rezas a tus santos favoritos, sigues a los gurús, lees frases motivadoras, sueñas con una vida maravillosa, haces PNL, regresiones, hipnosis, te vas a la Edad Media, te vas a vidas pasadas..y mil y una historias más.
Desde la más clásica a la más extravagante.
¿Para qué?
Para no sentir lo que sientes.
Pero lo que sientes es tu creación.
Es lo único que tienes.
¿Has probado a sentir tu dolor, tu miedo y tu densidad original hasta que te «mueras» (SIN drama, ni queja, ni sin entrar en el «pobre de mi» que taaaaaanto le gusta al ego)?
¿Has probado a abrazarte y a amarte aunque estés sangrando y malherido?
¿Has probado a darte ternura para resucitarte?
¿Has probado a dejar de culparte y juzgarte por lo que deberías o no hacer?
¿Has probado a darte permiso para libremente SER?
Párate y siente tu dolor.
Quémate.
No morirás.
Te transformarás.
Serás polvo.
Habrás llegado a casa.
Serás NADA.
Habrá acabado el sufrimiento y el control.
Te habrás convertido en eternidad.
Volarás.
Rafa Mota