Si has leído hasta aquí ya sabrás cuáles son las reglas del juego de la vida a gran escala.
Ahora faltará comprender cómo creas las reglas inconscientes de tu vida a pequeña escala.
Las de la tuya particular, para que desde esa comprensión, puedas empezar a gestionarte mejor, a alejarte poco a poco del sufrimiento y empezar a generar cambios en tu día a día que te conduzcan a un mayor bienestar y a un mayor grado de felicidad.
Vivir mejor y aumentar la calidad de vida es posible con la consciencia, el entrenamiento, la observación y la paciencia adecuada.
Porque si hay algo poderoso en esta vida es ponerle consciencia ( lo que tú eres) y alinear tu cerebro con ella.
Si logras hacerlo y entrenar, a largo plazo los resultados son espectaculares.
No hay sombra que no se derrita a la luz de la consciencia.
Pero para eso has de saber cómo se forma la sombra y cómo vas creando desde que naces la pequeña cárcel de cristal en la que te encuentras metido sin poder evitarlo, cayendo una y otra vez en los mismos patrones mentales, emocionales y corporales.
Para empezar la transformación en tu vida necesitas saber tres cosas.
Cómo funciona tu cerebro.
Cómo has formado la percepción de la realidad.
Y cómo entrenarte para salirte de esa cárcel mental en la que te has metido sin enterarte.
Y de las dos primeras va el post de hoy.
De tu cerebro y de tu percepción.
Que pueden hacer que tu vida sea muy grande y muy abundante o hacer que tu vida sea muy pequeña y muy dolorosa.
Todo depende de lo que creas y de cómo gestiones tu cerebro.
Y ahora te explico.
Cuando entras en este planeta llegas totalmente puro, equipado perfectamente con todo lo necesario para vivir esta experiencia en plenitud y con una capacidad asombrosa para crear, expandirte y evolucionar.
¿Tú crees que el Universo te enviaría aquí sin estar perfectamente preparado?
¿Cómo puedes decirte a ti mismo/a “no puedo”, “no sé”, “ soy incapaz”, “tengo miedo” “no siento nada” cuando se te da un equipo magistralmente confeccionado( cuerpo, respiración, emoción, cerebro y espíritu) y que se ha estado mejorando durante miles de millones años?
Eres el poder divino personificado en una experiencia humana.
Pero tienes un hándicap.
Eres muy poderoso pero llegas a un planeta llamado Tierra donde los humanos están consumidos y atrapados por una energía llamada MIEDO desde hace siglos que los tiene completamente dormidos, aletargados y perdidos.
El MIEDO a no ser amados y a no ser reconocidos hace que los humanos quieran ser quienes no son y esto hace que se monten una parafernalia mental, una estructura de pensamiento y un sistema de creencias que les aleja de su auténtico poder universal.
El MIEDO a la auténtica evolución y a la constante transformación hace que no sean auténticos y que vivan totalmente distorsionados y desalienados con su verdadera esencia original.
Y no sólo eso, sino que además están entrenados y programados en su autodestrucción.
Son especialistas en tratarse mal, castigarse, insultarse, desvalorarse, culpabilizarse, victimizarse, destruirse, desmerecerse e infringirse cualquier clase de zancadilla a ellos mismos con tal de no asumir toda su responsabilidad y todo su poder.
No me extraña que si hay vida alienígena evolucionada allí afuera que nos observa no quiera ni bajar a saludarnos.
No me extraña en absoluto.
Yo tampoco lo haría.
Porque cuando observas a la raza humana desde muy arriba te das cuenta de la involución en la que estamos metidos y de lo mucho que nos falta para llegar a ser una raza verdaderamente consciente e inteligente.
Tanta inconsciencia a nivel global da verdadera y profunda tristeza.
Así que, con este panorama, lo normal es que desde que naciste hasta hoy te hayas ido alejando cada vez más de tu verdadero ser y ahora mismo seguramente te encuentres en las antípodas de lo que realmente eres.
Y si tienes estrés, pánico, ansiedad, neurosis varias, jaquecas, contracturas, dolores, enfermedades, “mala suerte”, obstáculos, problemas y todo tipo de adversidades es que la vida te está poniendo delante señales para que te des cuenta y tomes consciencia de lo alejado que estás de tu esencia como ser humano y puedas retomar el camino de vuelta a casa.
Que eres TÚ.
Así que para encontrarte primero has de saber que te has perdido y cómo te has perdido.
Porque si ni siquiera eres consciente de que te has perdido, difícilmente podrás encontrarte.
Lo primero es conocer tu existencia.
Cómo has llegado hasta aquí y porque te pasa lo que te pasa.
No puedes cambiar una vida si no sabes cómo funciona.
¿Cómo vas a arreglar el motor de un coche si no tienes ni idea de cómo funciona?
Pues tu vida, lo mismo.
Si quieres transformarla has de convertirte en un experto de ti mismo.
Has de saber que en tus primeros años de vida (los siete primeros) tu cerebro funciona las veinticuatro horas del día en inconsciente profundo (ondas delta y theta) y hasta los doce años en inconsciente, no tan profundo, pero inconsciente al fin y al cabo (ondas alfa).
A partir de los doce la “cajita negra” se cierra y ahí te quedas “programado”.
Y si en estos años no te han integrado las necesidades afectivas básicas del «pack» también se te quedan grabadas en forma de heridas o carencias emocionales, con lo que más adelante vas a mendigar para que el mundo exterior te las calme.
Haciendo un símil con la tecnología sería algo así como que por muy potente que sea el ordenador de tu SER y de la VIDA, si el programa con el que funciona tu cerebro está obsoleto y te limita, vas a luchar y a luchar pero conseguirás pocos avances o ninguno.
Hasta los siete lo grabas todo.
Todo, es todo.
Eres una esponja energética programando tu cerebro las veinticuatro horas del día.
Y hasta los doce casi todo.
Grabas, grabas, grabas…
Lo que oyes, lo que sientes, lo que te dicen, lo que te prohíben, lo que te aconsejan, lo que te imponen, lo que sufres, lo que imitas de los padres, a lo que te rebelas, lo que no te permiten, los castigos, los «deberías», los «ten cuidado», los «eres un inútil», los » no lo haces bien», los «mira que bien lo hace tu hermana», lo que te inculcan en la escuela, los «te lo mereces por desastre», los «la vida es así de dura», lo que sobrevuela en tu família, las creencias tus generaciones familiares, lo que experimentas…
Todo.
Todo pasa a formar parte de tu estructura de creencias y pensamientos subconscientes.
Y aprendes sin darte cuenta formas de pensar, de creer, de sentir y de comportarte heredadas de tus padres, de tu familia, de la escuela y de la sociedad en general.
Aquí es donde empiezas a creerte incapaz.
Infeliz.
A sentirte culpable.
A creer que no mereces.
A creer que no vales.
A sentirte insegura.
A creer que la vida es un sacrificio.
A creer que nunca conseguirás lo que te propones.
A sentir miedo.
Miedo al qué dirán.
Miedo al fracaso.
Miedo al error.
Aprendes a quejarte.
Aprendes a anularte para recibir el amor de otros.
Aprendes a esforzarte para ser la perfecta para que te valoren más.
A preocuparte compulsivamente.
Aprendes a familiarizarte demasiado con la tristeza.
Aprendes a compararte.
A victimizarte.
Aprendes a defenderte con agresividad.
Y un largo etcétera de comportamientos y patrones humanos que en tus primeros años de vida vas incorporando como tuyos pero que en realidad no lo son, simplemente son adquiridos, grabados y copiados y que quizá en aquel entonces, un día te sirvieron, pero algo que debería haber sido pasajero empezaste a repetirlo, repetirlo y repetirlo millones de veces de forma inconsciente hasta integrarlo y convertirlo en «tu realidad».
Y cada vez que lo repetías creabas una reacción emocional que generaba químicos (neurotransmisores) y que el cerebro se encargaba de enviar hacia el cuerpo,con lo que tus células, a través de sus “boquitas” (receptores exteriores) a lo largo de años y años se han ido alimentando de esos químicos.
Durante toda tu vida has ido “chutando” a tu cuerpo con tus pensamientos, creencias y reacciones emocionales inconscientes, así que ahora todo aquello que aprendiste, grabaste, imitaste o a lo que te rebelaste un día sin darte cuenta, lo tienes impregnado celularmente por todo el cuerpo como si fuera un traje de neopreno adherido a ti (tu ego o tu personaje) y cuando pretendes cambiar algo en tu vida, no puedes, te cuesta horrores, prácticamente te es imposible o ni siquiera lo intentas por el esfuerzo que te supone.
Y es porque tu cerebro y tu cuerpo llevan tantos años creyéndose que esa estrategia disfuncional que has estado utilizando hasta hoy es la mejor que puedes tener, que ahora cuando quieres dejar de sentirte culpable, relajarte, sentirte poderoso, subir tu autoestima, dejar de compararte, dejar de quejarte, dejar de sentirte mal cuando te permites pensar en ti, abandonar tus dependencia emocional, tus inseguridades, tus miedos, en definitiva salir de todo aquello que te limita y te corta el paso a una vida mejor, todas las células de tu organismo( 60 billones que se dice pronto), tu cerebro, tu emoción y tu cuerpo se confabulan para que no puedas salir de tu cárcel de cristal y tu vida siga siendo la que es.
Porque según tu cerebro, al que le importa un pimento que tú seas feliz ( sólo quiere que tu corazón siga latiendo) la vida que has llevado hasta ahora es la perfecta ya que durante años y años le has demostrado que es la que has utilizado para sobrevivir y de hecho, aunque estés jodido o jodida, lo has conseguido.
Así que ni tu cerebro, ni tu emoción, ni tu cuerpo te dejan cambiar.
¿Cómo te lo impiden?
Con los famosos pensamientos saboteadores.
Que no son más que impulsos eléctricos que genera tu cerebro motivado por tus células con el “mono” cuando no haces lo de siempre (porque se enfadan).
Así que el primer paso para empezar a salir de donde estás es comprender cómo has formado tu cárcel de cristal y empezar a salir de ella sin hacer caso a los pensamientos saboteadores o al malestar que sientas cuando empieces a comportarte de forma diferente.
Sólo has de tener una convicción y un compromiso del 10 contigo mismo ( el 9 contra el cerebro no sirve), además de paciencia.
Si la tienes, tarde o temprano, el malestar y el saboteo desaparecerán y el cerebro se pondrá a trabajar a tu favor ( cuanto más placer le demuestres al cerebro que hay en tu nueva situación más rápido se pondrá a trabajar para ayudarte).
Y tener claro que tú no eres lo que crees ni lo que piensas.
Eso sólo son creencias absurdas y pensamientos limitantes que un día te los creíste y los incorporaste a tu “base de datos mental inconsciente”, y lo hiciste sin darte cuenta.
Pero TÚ eres mucho más.
TÚ eres TODO lo que quieras SER.
Sólo has de decidirlo, empezar y » reprogramarte».
O lo que es lo mismo.
Nacer de nuevo.
Rafa Mota
Personal Coach