La vida es como un gran juego donde nada es lo que parece.
Vista desde arriba sería como un gran laboratorio de experimentación en el que has venido a ser y a vivir todo lo que no eres para descubrir lo que en realidad eres.
O lo que sería lo mismo.
Has venido a separarte para unirte.
Has venido a luchar para aprender a vivir en paz.
Has venido a NO SER para aprender a SER.
Has venido a vivir la dualidad para que a través de ella puedas descubrir la unicidad.
Y descubrirla depende de ti y de tu actitud.
La vida te pone delante todo lo necesario para que lo consigas.
El problema no es la vida.
El problema es la percepción que crea tu mente de la vida y la resistencia feroz que ofrece a lo que en realidad te está diciendo la vida.
La vida no es más que la historia de un reencuentro.
Donde perderse es el mejor camino para encontrarse.
Donde te vas para volver.
Donde las llamas del infierno son el mejor pasaporte para experimentar el cielo.
Es una historia de luces y sombras, que si la aceptas y la comprendes, se convierte en una gran historia de AMOR , perdón y compasión.
La tuya.
Que en realidad es la de los demás.
La mía, la de ella y la de él.
La de todos.
La universal.
Pero la historia universal empieza por la tuya.
Ni la de tu padre.
Ni la de tu madre.
Ni la de tu pareja.
Ni la de tus hijos.
Ni la de nadie.
La tuya.
Porque vienes a eso.
A experimentar tu vida.
A vivirla.
A sentirla.
A reírla.
A llorarla.
A verla.
A tocarla.
A olerla.
A saborearla.
A oírla.
A descubrir tu luz a través de tus sombras.
A descubrirte tú a través de la vida.
Y para eso se te ha dado.
Para que la vivas con toda su intensidad y la utilices para destaparte.
Si no, ¿para que se te daría?
La Vida, el Universo, la Energía, la Fuente o Dios, dile como quieras, es perfección energética y sabiduría pura y si te ha dado lo que te ha dado es para algo.
Para que te expandas, para que fluyas y para que brilles con luz propia.
Pero para eso es necesaria una cosa.
Que SEAS.
Que vivas.
Que te permitas experimentarla.
Que te permitas sentir lo que verdaderamente sientes.
Que te RECONOZCAS en mayúsculas.
Que te des cuenta de que dentro de ti hay un ser humano viviendo esta experiencia.
Ese es el primer gran propósito en la vida.
RECONOCERTE a ti mismo.
Pero el reconocimiento del que yo hablo no es el reconocimiento de ponerse medallas.
No es ese tipo de reconocimiento.
Es algo mucho más grandioso.
Es la capacidad de ser Dios.
Es la capacidad de observar desde fuera y desde arriba.
De salirte de la jaula donde estás metido y ver más allá de la percepción limitada de tu mente.
Darte cuenta de que existes.
Darte cuenta de que respiras.
Darte cuenta de que piensas.
Darte cuenta de que sientes.
Darte cuenta de tu poder de decisión.
Y darte cuenta de tu poder creador a cada instante.
Darte cuenta de tu propia existencia y comprenderla.
A esto se le llama consciencia de ti mismo.
A eso se le llama despertar.
Salirte del automatismo de tu mente.
Pararte.
Poner tu vida bajo una lupa y observarla a cámara lenta.
Elevarte, verla a vista de pájaro, unir puntos y comprender el porqué de tus reacciones.
Y comprender cómo, por qué y para qué has creado tu personaje.
Ese que te tiene anestesiado y dirige tu vida por ti.
Ese que lucha.
Que reacciona.
Que se enfoca en el exterior.
Que busca culpables.
Que huye de la responsabilidad.
Que siempre quiere más.
Que nunca está aquí y ahora.
Que siempre se queja.
Que lo controla todo.
Que tiene miedo.
El autómata.
Si, ese mismo.
El que mueve los hilos de tu vida sin que te enteres.
Y cuando te RECONOZCAS desde fuera y “veas” cómo se ha apoderado de ti, entenderás de qué va esta historia llamada vida.
No va de luchar.
Ni de desgastarse.
Ni de matarse.
Ni de discutirse.
Ni de pelearse.
Ni de sacrificarse.
Ni de identificarte con tu personaje.
Precisamente va de lo contrario.
De desidentificarte.
De desapego.
De soltar ese personaje que no eres.
Y de empezar a ser la esencia que realmente eres.
Va de descubrirse.
De darse cuenta.
De perdonarse.
De enfocar hacia adentro.
Va de evolucionar.
Y cuando lo hagas, empezarás a darte cuenta de quién eres y lo grande que eres.
Y como te darás cuenta de quién eres, empezarás a darte todo aquello que necesitas para vivir en armonía esta experiencia.
Empezarás a permitirte lo que yo llamo el pack afectivo emocional básico.
Aquel que tenían que haberte integrado tus padres o tus cuidadores en tus primeros años de vida pero que no te integraron porque ni lo sabían, ni podían, ni a su vez, nadie se lo integró.
Pack que engloba RECONOCIMIENTO, AMOR y CONEXIÓN, LIBERTAD y PROTECCIÓN.
RECONOCERTE, darte cuenta de que existes y partir de ahí , valorarte, respetarte, aceptarte, aprobarte, comprenderte y perdonarte.
Darte el permiso y la LIBERTAD de decir, sentir, pensar y comportarte como realmente quieras.
La libertad de ser tú mismo y no lo que otros quieren que seas.
La libertad de experimentar por ti mismo.
Darte la PROTECCIÓN que te mereces poniendo los límites necesarios para mantener tu integridad tanto física, moral y psicológica y dejar de hacerte daño y que te hagan daño gratuitamente.
Y finalmente darte a ti mismo la ternura, la comprensión, la atención, el cariño y el AMOR necesarios para que el niño o la niña que llevas en tu interior deje de sentirse abandonado, rechazado, culpabilizado o víctima de cualquier otra distorsión de la mente y que pueda volver a soñar y a ilusionarse con la vida.
Darte el AMOR y la CONEXIÓN contigo mismo para que puedas despertar y volver a sentirte conectado con el todo.
Porque sin este pack, será difícil salir del sufrimiento, de la lucha y de la búsqueda constante sin fin.
Siempre estarás buscando ese «no se qué» que te haga feliz, que te haga abundante o te traiga la paz.
Y será difícil fluir, brillar y descubrirte.
Pero con pack, dejarás de buscar ese «no se qué».
Porque precisamente ese «no se qué» es el pack.
Y tu experiencia será otra historia.
Será una historia de amor.
De amor sano.
Contigo mismo y con el mundo.
Donde no necesitarás ser nada para SER.
Y ahí es cuando empezarás a «conectar».
Descubriendo tu esencia, descubrirás la de todos.
Descubriéndote a ti, descubrirás al mundo.
Porque en realidad la vida la tienes ahí delante sólo para eso.
Para que te descubras.
Y para que despiertes.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com