El cerebro que te parió ( 2ª parte)

Ahora que ya sabes que llevas toda tu vida repitiendo millones de veces esos hábitos mentales tan limitantes y que de tanto repetirlos se te han integrado de forma inconsciente…

Ya sean de culpabilidad.

De queja.

De maltrato hacia ti mismo.

De autocastigo.

De autoexigencia

De comparación.

De victimización.

De desvaloración.

De desmerecimiento

De sufrimiento.

De preocupación compulsiva.

De pánico obsesivo.

De narcisismo.

Y de tantos y tantos otros.

Y ahora que ya sabes también que tú no eres así, sino que simplemente tu cerebro te ha “chutado” así sin que te hayas enterado, voy a hacerte unas preguntas.

Vamos a suponer que llevas años y años pensando igual…

Sintiendo igual.

Reaccionando igual.

Hablando igual.

Y comportándote igual.

Suponemos también por un momento que te olvidas de todo lo que tienes en el exterior…

Pareja.

Trabajo.

Estatus.

Amigos.

Profesión.

Família.

Hijos.

Iphone, ipod, mail, televisión, periódicos…

Olvídate de todo.

La política, el fútbol, tus historias favoritas, tus discusiones de siempre, los temas de cada día…

Y supón por un momento que cierras los ojos y sólo te sientes a ti mismo…

Siendo.

Sin más.

Sin hacer nada.

Sin tener nada.

Sin pensar nada ni decir nada.

Sólo sintiendo el aire que respiras.

Contéstate con total honestidad.

Yo diría que seas brutalmente honesto contigo mismo porque es la única manera de reconocer patrones erróneos y empezar un nuevo camino.

¿Dirías que te sientes en plenitud y en abundancia sólo por el hecho de existir?

¿Dirías que sientes la felicidad de forma sostenida en tu vida por ti mismo,  independientemente de lo que puedas tener en el exterior?

¿Podrías decir qué eres una persona capaz de irradiar paz, tranquilidad y plenitud a los demás sólo SIENDO en silencio?

La regla de oro en la vida es que nunca verás fuera lo que primero no hayas logrado crear dentro.

Así que la pregunta sería:

Si hasta ahora no lo has conseguido…¿ por qué no cambias todo aquello que llevas repitiendo años y años millones de veces y  que no te ha acercado en ningún momento a ese lugar donde te gustaría estar?

Puede ser o porque no te lo has planteado o si te lo has planteado porque te “crees” que no puedes.

Pero sólo te lo crees.

Porque poder puedes.

Pero hay alguien que no te deja.

Y ese alguien es tu cerebro.

El que hasta ahora ha parido tu vida.

Y la ha dirigido como le ha dado la gana siendo tú, el SER, un títere en sus manos.

Ese órgano que tienes aquí arriba y que te tiene encerrado en su red maquiavélica de supervivencia y de la cual te es imposible salir, a no ser que conozcas cómo funciona y seas capaz de darle la vuelta al juego tóxico y mortal que practica contigo.

Así que antes de preparar una  estrategia para salir de su red, vas a conocerle más en profundidad.

De formas sencilla, simple y casera.

Como a mí me gusta.

Porque si a estas horas me pongo a escribirte sobre neurociencia o sobre el cerebro en profundidad me mandas derechito y rápido a tomar las estrellas.

Así que lo voy a hacer fácil.

Porque lo importante no es entender a fondo el cerebro.

Lo importante es conocer sus estrategias para que puedas saltártelas y poder disfrutar de la vida sin que seas su prisionero.

Es como ver la televisión.

De nada te sirve entender cómo llega la señal, cómo funcionan los circuitos internos o cómo aparece la imagen en la pantalla.

Para eso ya están los técnicos.

A ti lo que te interesa es sentarte en el sofá, saber utilizar el mando a distancia, cambiar de canal y disfrutar de la programación.

Pues en esto pasa exactamente lo mismo.

Darte textos larguísimos sobre neurociencia, coaching, psicología, pensamiento positivo, piscología transpersonal o lo que yo leo y estudio sería absurdo.

Por eso nunca me han gustado los párrafos muy largos y por eso prefiero las frases cortas, sencillas y rápidas de leer.

Porque la vida ha de ser fácil.

Siento que mi función aquí es pasarlo todo por mi filtro, por mi SER y dártelo de la forma más entendible posible para que tú puedas cambiar la programación mental y empezar a disfrutar de tu nueva vida.

Lo primero que has de saber del cerebro es que es AUTOMÁTICO.

Le encanta automatizar procesos.

Le encanta actuar sin pensar.

Le encanta ir en piloto automático.

En definitiva, le encanta reaccionar.

Siempre reacciona.

Repite, repite y repite hasta la saciedad.

Es un puñetero vago.

No busca ni una sola alternativa por sí solo.

Por eso te enganchas una y otra vez sin poder evitarlo en las mismas discusiones, las mismas peleas y las mismas situaciones.

Todo lo que sea parar, reflexionar y cambiar se la repatea hasta extremos insospechados.

Así que, como hace años creaste una forma de pensar, una forma de sentir, una forma de comportarte y una forma de percibir la vida y la has repetido tantas veces, él la ha automatizado de forma inconsciente para que tú ahorres energía y la ha dado por válida.

Pero sin plantearse si a ti te funciona para alcanzar la abundancia, la felicidad o la serenidad.

A él le importa tres cominos tu felicidad.

No busca eso para ti.

Busca tu supervivencia.

Y si has llegado hasta aquí y estás vivo, aunque estés jodidamente jodido, él da por buena tu estrategia.

Por eso cada vez que intentas cambiar no te deja salir.

Porque cree que morirás y no podrás sobrevivir.

Y además el cuerpo, que lleva años “chutado”en tu forma automática de vivir, le ayuda cada vez  que intuye que estás haciendo “cosas raras” (intentando cambiar) y envía señales de alarma al cerebro para que te diga que no.

Para que te impida cambiar.

Y ahí empiezan a formarse los pensamientos saboteadores, que no son más que impulsos eléctricos en respuesta a las señales de alarma que envía tu cuerpo.

Aquellos que te susurrran casi como si estuvieran en tu oído….

Nooooo, no lo hagas…

Nooooo, no seas inmoral…

Nooooo, no seas loca….

Nooooo, que te va salir mal…

Nooooo, que tú no puedes hacer esas cosas…

Nooooo, que tú no lo vales….

Nooooo, que la vida no es tan fácil…

Nooooo, que tú no te lo mereces…

Nooooo, que no te va querer nadie…

Nooooo, que van a pensar de los demás…

Nooooo, que estarás peor de lo que estás…

Y un largo etcétera de absurdos y limitantes pensamientos que sólo son un complot estructurado y estudiado del cuerpo y del cerebro actuando conjuntamente para que te quedes donde estás.

Porque el puñetero cerebro que te parió interpreta que el lugar donde quieres ir es desconocido para ti y por tanto,  doloroso.

Por eso no te quiere dejar marchar.

Porque se cree que te está protegiendo.

Cuando es precisamente al revés.

Te está, y con perdón, jodiendo.

El lugar doloroso para ti es en el que te encuentras ahora.

Pero no él no lo sabe.

¿Cómo podría saberlo?

¡¡Si  has sido quien tú le has demostrado que llevas aquí años y años y no has querido cambiar ni una coma de tu vida¡¡

Ahora sabiéndolo ya puedes saltártelo.

Ahora ya sabes que no eres tú.

Es él.

Que berrea, berrea y berrea.

Pero porque está completamente distorsionado.

Lo que es placer para ti , él lo interpreta como dolor.

Y lo que es doloroso para ti, él lo interpreta como seguridad y protección.

Así que a partir de ahora has de hacer tres cosas.

Observarte.

Prestarte atención.

Y cada vez que vayas a reaccionar en automático, PÁRARTE!!!

Y cuando hablo de automático, me refiero tanto a pensamientos, como maneras de hablarte a ti mismo, como reacciones emocionales, como comportamientos y actitudes, como posturas corporales o como formas de hablar y de expresarte con los demás.

O sea, todo.

Si quieres cambiar tu vida, has de observarte como si llevaras una lupa encima.

Si no paras la reacción, jamás conseguirás ganarle la partida.

Porque es su modo de vida favorito.

Reaccionar sin pensar.

Reaccionar continuamente.

Al enemigo no lo tienes fuera.

Lo tienes justo encima tuyo.

Y cuando te hayas parado, RESPIRA!!!

Las células necesitan tres cosas para vivir bien.

Oxigenarse, limpiarse y alimentarse.

Respirando estarás oxigenando el cerebro.

Dándole oxígeno, le darás aire a las neuronas para respirar y regenerarse.

Dándole oxígeno, le darás más sangre al cerebro  para limpiarse de tóxicos.

Y dándole pausa, estarás dándole la oportunidad de cambiar su respuesta ante la vida.

Desaprender para aprender de nuevo.

Y ahí estarás empezando a cambiar el rumbo de tu historia.

No es la vida.

Es tu actitud frente a la vida la que te llevará a la grandeza.

Lo que pase en la vida no puedes controlarlo ni gestionarlo.

Sólo puedes gestionar tu forma de actuar frente a la vida.

Ahí es donde tienes todo tu poder.

Utilízalo ya.

Mañana mismo.

Y si el cerebro te dice que no.

Tu dile que sí.

Que entiendes su reacción, que entiendes que quiera protegerte pero que no te vas a morir.

Que ahora ya sabes avanzar solito.

Que no sólo no vas a morir, sino que vas a vivir mejor.

Que ya sabes de qué va el juego.

Y ahí puedes empezar a visualizar cada día dos, tres, cinco minutos tu mejor futuro.

Con toda clase de detalles.

Con toda clase de colores.

Y si lo visualizas sintiendo las buenas sensaciones que te da ese futuro, mejor.

Así el cerebro empezará a sentir el placer del cambio, con lo que empezará a calmarse y te incordiará menos.

Pero no te confundas.

Porque en estos temas hay mucho marketing y mucha falsedad.

Esto no es para que visualices un Ferrari o una mansión y abras la puerta de tu casa y por arte de magia, hayan aparecido y te hayan caído del cielo.

No es que lo que visualices cada día lo vayas a ver en tu vida.

Puede ser.

Pero no es la intención ni quiero venderte ninguna película.

La magia existe pero para llegar a la magia, antes hay que trabajárselo mucho.

Y hay que trabajárselo aquí arriba.

Primero has de oxigenar, limpiar y repromagramar todo tu cerebro y tu sofware mental antes de verlo reflejado fuera.

Y eso lleva tiempo.

No es flor de un día.

Cuando a veces escribo que no hay que hacer nada fuera, me refiero  a esto.

A que hay que entrenar mental, emocional y corporalmente.

No a que hay que sentarse en  el sofá a ver tele 5 y esperar a que caiga la mansión y el ferrari.

O la rubia o el morenazo.

Eso es pura falacia.

La intención de las visualizaciones es sólo decirle al cerebro que el lugar donde quieres ir no es doloroso.

Es placentero.

Es enfocar el cerebro en lo que quieres ver en tu vida.

Y ahí él ya se encargará de buscarte las oportunidades que hagan falta para que esa vida se vaya creando.

Como cuando quieres comprarte un coche rojo.

Tu mente empieza  ver todos los coches rojos que pasan por delante de tus ojos.

Pero ya existían.

Sólo que tu cerebro no los veía porque no estaba enfocado ni en los coches ni en el rojo.

Pues en tu vida pasará exactamente lo mismo.

Es lo que se le llama sesgo de atención.

Aquello en lo que prestes atención es lo que verás en tu vida.

Y mientras llevas a cabo todo este proceso de entrenamiento mental, que es todo un arte, el cerebro te seguirá molestando y continuará saboteándote durante un tiempo porque son muchos años de habitar tu zona de confort y le horroriza salir a soñar (es así de primitivo y básico) pero a la que él vea que no hay dolor en el cambio sino que hay placer, estará encantado de acompañarte y ayudarte en tu nueva vida.

Y ahí prepárate.

Porque teniéndole de tu parte habrás abierto un portal.

No te estoy diciendo que sea fácil.

Te estoy diciendo que es posible SIEMPRE.

Los portales existen.

La magia existe.

La abundancia existe.

Y la felicidad sostenida existe.

En la vida todo ya existe.

Es infinita.

Pero tú no lo ves.

Porque un día dejaste que tu cerebro pariera tu vida.

Y tu vida es tuya.

No del cerebro que la parió.

Así que si quieres ser feliz, abundante y vivir en paz empieza a parirla de nuevo.

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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