El cerebro que te parió ( 1ª parte)

Te voy a hacer tres preguntas, de las que no tengo ninguna duda de la respuesta.

¿Te gustaría ser feliz de forma sostenida?

¿Te gustaría conseguir paz y serenidad en tu vida?

Y por último, ¿te gustaría ser próspero y abundante?

Si la respuesta es sí, sígueme porque estos posts son para ti.

Son los deseos humanos por excelencia.

La prosperidad y la abundancia, la felicidad y la paz,  y la calma y la serenidad.

Ahora respóndeme.

¿Haces algo en tu día a día, aparte de desearlo, para conseguirlo?

(la gran mayoría, según estudios el noventa por ciento, no hace absolutamente nada, aparte de quejarse)

¿Estarías dispuesto verdaderamente a cambiar para alcanzar la felicidad y la abundancia?

(aquí una gran mayoría dice que sí)

¿Estás completamente seguro de que estarías dispuesto a cambiar?

(bueno, aquí ya empiezan a pensárselo)

¿Pase lo que pase?

(y aquí el cerebro ya se empieza a “rajar”)

Y cuando ya preguntas…

¿Estás dispuesto a cualquier cosa por cambiar y conseguirlo?

Aquí es cuando se encienden todas las alarmas.

El cerebro se escaquea y empieza a buscar excusas y justificaciones de todo tipo.

Y si no las hay, se las inventa con tal de no enfrentarse a la incertidumbre y al riesgo que conlleva cambiar.

Y así, el verdadero cambio, a no ser que sea por un profundo catacrack, al final se desvanece.

Este es el cerebro que te parió.

Ya sé.

Te parió tu madre.

Pero para el caso es casi lo mismo.

Porque tu cerebro es el que ha parido tu vida.

El que tienes aquí arriba y te tiene prisionero.

El que te imposibilita una vida maravillosa y abundante.

Porque precisamente la magia y la abundancia están en la incertidumbre y la aceptación de que la vida es cambio y transformación constante.

Justo lo que tanto le toca la moral a tu cerebro.

Ahora bien.

Suponiendo que  sigas queriendo cambiar y ser feliz y abundante, contéstame a estas otras preguntas.

¿Cuántas veces al día eres consciente de que respiras?

¿Escuchas las señales que te da tu cuerpo?

¿Observas tus reacciones emocionales para gestionarlas y pararlas?

¿Sabes cómo es tu diálogo interior? ¿Has observado cómo te hablas?

Y por último, ¿observas tus pensamientos, los reflexionas y los cambias?

Me temo que hasta aquí, que hayan respondido afirmativamente a todas las preguntas, han llegado cuatro y el gato.

Si lo que quieres realmente es cambiar tu vida, cambiar tus hábitos y cambiar tu destino para conseguir la felicidad, la serenidad y la abundancia no tendrás más remedio que hacer dos cosas.

Observarte con lupa el resto de tu vida.

De forma consciente.

No vale hacerlo tres días y al cuarto abandonar.

Y saber cómo funciona tu cerebro ( la mente es otra cosa)

De lo contrario, jamás lo conseguirás.

Jamás.

Lo has oído bien.

Jamás.

Han pasado cinco mil años y todavía somos prisioneros de nuestro cerebro.

No sólo necesitarás saber cómo funciona sino que además necesitarás una determinación a prueba de bomba para conseguirlo.

Si quieres tener éxito en tu vida, tendrás que derrotar a tu cerebro.

Y ya te aviso que el cerebro es lo peor de lo peor cuando escucha la palabra “cambio” o “evolución”.

Huye despavoridamente al pronunciarlas.

No es en el exterior donde has de luchar.

No es ahí afuera donde te has de dejar la piel.

Es aquí dentro.

En tu cerebro donde has de jugar bien y ganar.

Sólo si comprendes su juego, podrás derrotarle, salir airoso y cambiar tu destino.

Este es el liderazgo del futuro.

Vivir y liderar desde el alma pero entrenando y manteniendo a raya al cerebro.

Es lo que yo llamo el liderazgo espiritual-racional.

Espiritualidad y neurociencia, a mi entender, son la combinación ganadora del futuro.

Entonces no habrá nada que se te resista.

Hay un informe de neurociencia en una universidad americana donde se hizo un estudio sobre una muestra de personas de personas que habían sufrido un crack muy profundo en sus vidas.

Quiebras, enfermedades, ruinas, rupturas…

Después del crack sólo el cincuenta por ciento, la mitad, reaccionaba satisfactoriamente y se recuperaba.

Pero atención.

De ese cincuenta por ciento que se recuperaba,  el cuarenta y ocho por ciento, antes de los diez años volvía a caer en patrones antiguos de pensamiento, emoción o comportamiento y no lograban cambiar volviendo a cometer errores del pasado.

Sólo el dos por ciento lograba el cambio profundo a largo plazo.

¿Qué nos pasa a los humanos  con el cambio?

Si la vida y el Universo son transformación pura y dura…

¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?

Nos cuesta tanto cambiar porque durante años hemos dejado que el cerebro se haga amo y señor de nuestra vida.

Y ahora somos prisioneros de su cárcel.

Hoy quiero explicarte su juego para que puedas empezar a salirte de su tiranía.

Si te sales del cerebro y no te identificas con él llegarás a ser muy grande.

Si te dejas llevar por él, te dejará por los suelos.

Serás un ser pequeño y limitado.

Durante toda tu infancia vas formando tus conexiones neuronales.

Vas grabando en tu cerebro experiencias, creencias, pensamientos, grabaciones emocionales..

Imitando comportamientos.

O rebelándote ante ellos.

Eres una esponja.

Todo lo que ves, oyes, sientes y experimentas empieza a formar parte de tu estructura de creencias y de pensamiento y va directamente a tu subconsciente.

Y allí se queda.

Creando tu particular percepción del mundo y de la vida.

Que es única y exclusiva tuya.

Ningún otro ser humano vivirá y grabará la experiencia de la vida en su cerebro como tú la grabes.

Tu cerebro es único.

La vida y el Universo te han dado  ese gran privilegio.

No hay ni habrá otro nunca jamás como el tuyo en toda la eternidad pero tendrás que aprender a hacerlo jugar a tu favor.

Así tendrás cuatro trillones de conexiones neuronales ( quince ceros) para hacer la combinaciones que quieras para ser lo que quieras.

Único.

Auténtico.

Imaginativo.

Creativo.

Original.

E infinito.

Porque estadísticamente combinaciones de cuatro trillones entre sí son muchas combinaciones.

Y ese número tan astronómico son las probabilidades que tienes para hacer de tu vida algo mágico y abundante.

Es lo infinito del Universo llevado a tierra.

A tu cerebro.

Así que poder, puedes.

Como cualquiera.

No es poder.

Es decidirlo.

Sigamos viendo cómo se crea tu universo particular en tu cerebro.

A los doce años ya has formado tu percepción de la vida y has cerrado tu subconsciente.

Y se queda todo ahí, latente.

Esa percepción, esas conexiones neuronales, esas formas de pensar, esas creencias, conscientes o inconscientes, harán que el cerebro vaya reaccionando de una forma determinada a todos los inputs que vayas recibiendo del exterior.

Y por tanto, según esos pensamientos,  el cerebro creará reacciones químicas o reacciones emocionales, que harán que envíes neurotransmisores a todo el cuerpo, es decir, que vayas “drogando” tu cuerpo con químicos una y otra vez durante años.

Con lo que las células de tu cuerpo quedarán al cabo de unos años, sin que tú enteres, drogadas y enganchadas a tu forma de reaccionar ante la vida.

Bien sea tristeza, rabia, frustración, miedo, inferioridad, incapacidad, culpabilidad, queja, preocupación, sufrimiento, autoexigencia…

Y sin tú saberlo, tu cerebro, con esos pensamientos, esas creencias, esas reacciones emocionales, se habrá apropiado de tu vida.

Encerrándote en tu personajillo pequeño y limitado.

Y así llegas a adulto soltando esa frase que tanto nos gusta y tanto sirve para justificarlo todo:

“Es que yo soy así”.

Pues bien.

Tú no eres así.

Tu cerebro te ha “chutado” así.

No eres triste, no eres rabioso, no eres culpable, no eres inferior, no eres incapaz…

No eres nada y eres todo a la vez.

El cerebro te ha hecho creer que eres de una forma determinada.

Pero puedes ser todo lo que quieras ser.

Sólo te hace falta una cosa.

Decidirte firmemente a cambiar.

Y conseguir que tu cerebro no se asuste cuando tomes la decisión.

Porque si alguien te lo va a impedir no es el mundo.

No eres tú.

No es tu pareja.

No es tu familia.

No es la vida.

Es el cerebro que te parió.

Y sí, es verdad.

El te parió la vida que tienes.

Pero tú a partir de hoy, decides cambiarla.

Porque TÚ eres el infinito.

Tu cerebro es sólo eso.

Tu cerebro.

Y hasta ahora has dejado que sea al revés.

Mañana te cuento más.

Rafa Mota

Personal coach

www.rafamota.com

 

Foto para invidentes: silueta de un rostro humano visto de perfil con fondo rojo oscuro

 

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

One Comment

  • Archie dice:

    Vaya, me viene al pelo. Acabo de empezar un libro con el titulo «deja de ser tu», y va precisamente de esto.
    De lo cabronzete que puede ser wl cerebro
    🙂

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