¿Te suena lo de “soy feliz porque tomo decisiones”?
Tu vida a día de hoy, sea la que sea, es el resultado de todas tus decisiones.
Y esas decisiones siempre las has tomado tú.
Porque, aún sin saberlo, has estado constantemente decidiendo.
Incluso cuando no decidías, también decidías.
Porque no decidir también era una decisión.
Y también era tuya.
De nadie más.
Otra cosa es que algo dentro de ti (pensamientos, creencias, miedos, frustraciones, percepciones…) te impidiera tomarlas.
Eso es otra cosa.
Pero no decidir en la vida, también es tu decisión.
Y ser consciente de ello te otorga todo el poder.
Pero para tener el poder has de hacer dos esfuerzos.
Uno.
Ser consciente y entrenar la mente cada vez que decidas.
Y dos.
Que ésta es la más difícil.
Reconocer que todo es responsabilidad tuya.
No de los otros.
La gran mayoría de seres humanos, no toman decisiones o las toman de forma inconsciente, sin saber por qué las toman y cuando experimentan el resultado de esas decisiones, que normalmente no es el que esperaban, siempre buscan culpables fuera.
Entrando en un comportamiento reactivo y perdiendo todo su poder.
Así funciona el cerebro.
Que si le das la iniciativa, le dejas rienda suelta y no lo entrenas, siempre va a buscar fuera la posible causa de tu infelicidad.
Con lo cual, si la causa de tu infelicidad se “supone” que está fuera, vete despidiendo de vivir felizmente esta vida.
Porque conseguir la felicidad nunca dependerá de ti.
Y quien dice la felicidad, dice otras cosas.
La serenidad.
La tranquilidad.
La paz.
La valoración.
El respeto.
El reconocimiento.
El amor.
O cualquier cosa que estés buscando.
Si quieres empezar a tener el poder en tu vida, has de empezar a tomar decisiones.
Y cuanto más conscientes y más alineadas estén con tu esencia más poder vas a tener.
Sólo hay dos maneras de vivir.
O de manera consciente.
Es decir, tomando decisiones desde la auténtica libertad de ser uno mismo.
Sin miedos, sin necesidades, sin carencias, sin grabaciones o sin reacciones emocionales.
O al menos, siendo consciente de ellas.
O de manera inconsciente.
Tomando decisiones de forma reactiva, sin saber que las estás tomando desde la reacción.
Desde el ego o el personajillo que has montado.
La segunda es la normal y la que más abunda.
La de tomar decisiones y no saber por qué las tomas, aunque las tomes creyendo que sí lo sabes.
Pero en realidad no lo sabes.
Porque las ha decidido tu subconsciente.
O el niño o la niña malheridos que existen dentro de ti y dirigen todas tus reacciones buscando desesperadamente esa carencias y esas necesidades que le faltaron algún día y de las que tú ni siquiera eres consciente.
Aquellas reacciones que vas repitiendo una y otra vez sin poder evitar.
Y son las que te alejan de tu pareja, de tus padres, de tus hijos, de tu paz…
¿No te ha pasado nunca lo de volver a caer en la misma discusión o en la misma situación una y otra vez aun sabiendo que no vas a poder cambiar nada?
¿Entonces?
¿Por qué lo haces?
¿Sabes por qué repites y repites?
Porque estás tan “enganchado” a ese tipo de respuesta que no puedes evitarlo.
Estás secuestrado emocionalmente por tu propia mente.
Eres un esclavo de tus reacciones emocionales.
De tus pensamientos.
De tus creencias acerca de la vida.
De tu percepción.
De tus carencias emocionales.
De tus grabaciones.
Y tu inconsciente dirige tu vida por ti.
El enemigo no es la vida.
El enemigo es tu mente.
Por eso tus decisiones no son “reales”.
Por eso tus decisiones no están alineadas con tu alma sino con tu ego.
Porque inconscientemente estás buscando satisfacer algo insatisfecho dentro de ti.
El alma, la esencia o el corazón toma decisiones de la más absoluta incondicionalidad.
Desde el equilibrio.
Sin buscar nada, ni desde el hacer ni desde el tener.
Sólo toma decisiones desde el SER.
Desde la conexión.
El ego siempre toma decisiones desde la condicionalidad.
Buscando algo de ahí afuera.
Algo con lo que satisfacer ese hambre atroz que nunca se llena.
Desde el buscar, buscar y buscar sin saber qué es lo que se busca.
Desde el hacer, hacer y hacer huyendo del no hacer
O desde el tener, tener y tener huyendo de la carencia.
Seas como sea el ego siempre está buscando y huyendo de algo.
Es reactivo.
Y busca fuera lo que le falta dentro.
Reconocimiento, respeto, valoración, aprobación, seguridad, libertad, comprensión, amor o conexión.
Si quieres empezar a tener el poder en tu vida, has de empezar a ser consciente de por qué tomas las decisiones que tomas y desde dónde las tomas, desde la reacción o el corazón.
Desde el miedo o el amor.
Desde el ego o desde el alma.
Porque la vida es muy simple.
La decisión de hoy te lleva a la vida de mañana.
El paso de ahora construye el edificio del futuro.
Si ahora eres consciente de porqué decides lo que decides, mañana tendrás la vida que has decidido tener.
Serás creativo y podrás crear tu vida.
Si ahora no sabes a qué reaccionas ni por qué decides lo que decides, mañana tendrás una vida que no sabrás ni porqué ni cómo te ha llegado.
Serás reactivo y seguirás luchando y peleándote con la vida.
Porque la vida sólo es eso.
Decisiones.
Y tú las tomas todas.
Aunque “aparentemente” no te lo parezca.
Pero todo son decisiones.
Rafa Mota
Personal Coach