Del milagro al “mi logro” ( 8ª parte: una historia de magia y energía)

Ahora que ya conoces de dónde vienes.

Que ya sabes qué ERES y qué NO ERES.

Que tienes claro a qué vienes y cuáles son tus propósitos vitales.

Ahora que has leído las bases del juego y las leyes universales.

Que te has familiarizado con las instrucciones, las reglas y las fichas.

Y que ya tienes claro cuáles son tus herramientas, sólo te queda una cosa.

Vivir y experimentar.

Pero antes de empezar, como en este juego hay muchas variables, has de saber unas cuantas cosas más.

Al menos, para no caer en ninguna trampa mental.

Es tan grande y maravilloso este juego que quiero aclararte hasta el último detalle.

Primero.

Aquí no vienes a ganarte la vida.

Aceptarlo es aceptar que sólo entrar en el juego eres un perdedor.

Porque se supone que si te has de ganar algo es porque previamente lo has perdido.

Y esto es completamente falso.

Tú no eres ningún perdedor ni ninguna perdedora.

Tú no has perdido nada.

Todo lo contrario.

Al entrar, HAS GANADO esta experiencia con todos los merecimientos.

Y vienes a disfrutarla y a vivirla DE LA MEJOR manera posible.

Porque ganada,  la tienes ganada sólo por el hecho de nacer.

Te lo mereces todo sólo por el mero hecho de SER.

No necesitas hacer nada más.

Y sin hacer nada, tienes todo el derecho del  mundo a ser feliz y abundante.

Es más, el Universo está esperando para darte todo lo que quieras siempre que vibres en su misma frecuencia.

Que eso es precisamente lo verdaderamente difícil, vibrar muy alto, por la basura tóxica que no han metido en la cabeza durante siglos y siglos.

Así que el cielo, ya lo tienes ganado de entrada.

Olvídate de todo lo demás.

Es historia mal contada.

O mejor dicho “mal creída”.

Porque lo de ganarnos la vida y sacrificarnos nos lo han metido hasta el fondo y nos los hemos creído.

Segundo.

Tú no eres ningún pecador ni has cometido ningún delito para perder el paraíso.

Eso es una historia que alguien se inventó para anular todo tu poder y todavía sobrevuela tu inconsciente.

También te la han metido hasta las entrañas.

La famosa manzana es una historia que nada tiene que ver con tus pecados.

La famosa manzana sólo es un símbolo.

Una metáfora.

Como todo lo que aparece en las Sagradas Escrituras.

Y tiene que ver con algo mucho más grande de lo que te puedas llegar a imaginar.

La manzana  representa un  símbolo que tiene relación con la estructura elemental de la geometría del vacío, con la física, las matemáticas, la energía,  la vibración, los tetraedros, los fractales y los vórtices de energía.

Tiene que ver con algo muy grande.

Quizá demasiado.

Pero sobre eso quizá escriba otro día, porque sería demasiado largo de explicar, muy complicado y no apto para todos los públicos.

De ahí que nos hayan endosado a todos lo del pecado original.

Así que, yo de ti,  dejaría de creer en todas esas historias que nos han contado porque nada tienen que ver con la realidad  y lo único que hacen es limitarte, distorsionarte e impedir que experimentes todo tu poder.

La razón es de lógica.

Si eres un pecador atormentado y temeroso de tus acciones, otros se llevarán el poder universal mientras tú te revuelcas en tus pecados.

Pero, por supuesto, eres libre de creer en lo que quieras y a quien quieras.

Faltaría más.

Yo te cuento lo que siento que para mí es verdad.

Cada día estoy más convencido de lo que escribo.

Sólo hace falta leer e informarse sobre la historia de la humanidad y las grandes civilizaciones que han existido antes en este planeta, leer sobre física, sobre matemáticas y sobre la verdadera  naturaleza de la realidad para darse cuenta de muchas cosas.

Empiezo a entender por qué de muy jovencito me atraían tanto las pirámides de Egipto, los Mayas, las galaxias, las estrellas y el Universo.

En el origen todo está ligado.

Y la puerta de acceso a ese origen está en tu interior.

En fin.

Que el paraíso ya está aquí aunque te hayan hecho creer lo contrario.

Lo tienes delante de ti.

Ahí afuera.

Pero la llave de entrada la tienes tú.

Dependiendo cuál sea tu percepción y tu actitud lo convertirás en el cielo o en el infierno.

Todo depende de tu percepción.

Y tu percepción está en tu mente.

En tus redes neuronales.

No en el exterior.

No es la vida.

Es cómo percibes la vida.

Tercero.

Aquí vienes a  SER TÚ.

No a ser lo que otros quieren que SEAS.

Aquí vienes a desarrollarte y a expandirte con toda tu artillería.

Con todo lo que ERES.

Energía.

Talento.

Sabiduría.

Creatividad.

Habilidad.

Imaginación.

Inspiración.

Intuición.

Ilusión.

Capacidad de transformación.

Amor.

Fuerza vital.

Misión.

Propósito.

Y todas tus herramientas.

Vienes a desplegar toda tu magia.

Porque eres eso.

Auténtica magia.

Y si quieres experimentarla  en tu vida, lo primero que has de hacer es dejar de hacer lo que no has venido a hacer.

No has venido a maltratarte.

Ni a insultarte.

Ni a culpabilizarte.

Ni a autoexigirte.

Ni a machacarte.

Ni a denigrarte.

Ni a compararte.

Ni a ningunearte.

Ni a reprocharte.

Ni a lesionarte.

Ni a anularte.

Ni a negar todo tu poder.

Has venido a hacer todo lo contrario.

Has venido a desplegarlo y a experiementarlo.

Pese a quien le pese.

Y digan lo que digan.

En la vida todo es un hábito.

Así que si en tu día a día son habituales este tipo de hábitos dañinos, no te castigues más.

Toma consciencia de tu hábito y cámbialo.

Cada vez que caigas en uno de esos hábitos, párate, respira y salte como si del infierno se tratara.

Respétate por primera vez en tu vida.

Y deja de hacerte daño.

Habrás empezado a abrir las puertas del cielo.

Háblate bien.

Mímate.

Confía en ti.

Date una oportunidad.

O dos.

O tres.

O mil.

Da igual.

Las que sean.

Tu niño, tu niña las merecen todas.

Recuperar el poder depende de ti.

De la ternura y del amor con que te trates a ti mismo o a ti misma.

Y de acabar con el hábito que tanto te daña.

No estés constantemente preguntándote por qué eres así o porque eres asá.

O preguntándote por qué no sabes hacerlo mejor.

O por qué no eres como aquél o como aquella.

Se acabó.

No te reproches más, no te lo preguntes más y no te hagas más daño.

Eres así porque de niño o de niña aprendiste a hacerlo así y lo incorporaste a tu software mental inconsciente.

Lo has repetido millones de veces durante toda tu vida y ahí se ha quedado.

No tienes ninguna culpa.

No has sabido ni has podido hacerlo mejor.

Perdónate y libera todo ese sufrimiento de una vez.

Si no tuviste la oportunidad de hacerlo de otra manera, al menos, no te castigues más por ser como eres.

El primer paso para cambiar es comprender y  aceptar.

El camino que te ha traído hasta aquí ha sido tu camino.

Da igual como haya sido.

Ha sido el tuyo.

Y gracias a él ahora estás aquí.

Ya no puedes cambiarlo.

Acéptalo y a partir de hoy trabaja para cambiar el que sí puedes cambiar.

El de tu futuro.

Da igual de dónde vienes.

Importa a dónde vas.

Y empieza a soñar con la estrella que quieres ser.

¡¡Es tu vida y puedes cambiarla!!

Te mereces esa oportunidad.

Que quizá ya va siendo hora de que empieces a volar.

Cuarto.

Aquí vienes a reconocerte como ser humano.

Reconocerte significar darte el valor inmenso que realmente tienes siendo consciente de todo lo que sientes, haces, dices y piensas.

Dándote cuenta de lo verdaderamente importante que es tu vida.

Y de lo importante que eres tú.

Vienes a valorarte.

A respetarte.

A amarte.

A darte la libertad de ser quién realmente eres.

A darte la seguridad y la protección poniendo tus límites.

A comprender tu experiencia.

A vivirla.

A experimentarla.

A disfrutarla.

Y la única persona que puede impedirlo eres  TÚ.

Así que PERMITE  que tu experiencia sea todo lo grandiosa que pueda ser.

Y quinta.

Vienes aquí a SENTIR.

No es posible vivir una vida humana sin sentir emociones.

Para no sentir deberías estar muerto.

Y no es el caso.

Así que  aquí se viene a sentir la experiencia.

A sentirla y a vivirla.

La vida no  trata de ningunear las emociones ni de anularlas.

Trata de respirarlas, identificarlas, sentirlas, aceptarlas y gestionarlas para trascenderlas.

Pero si te resistes a sentirlas no sólo no las trascenderás sino que se intensificarán, no te dejarán en paz, se volverán tóxicas y finalmente te bloquearán la vida.

La mejor manera de vivir una vida serena y en paz  es sintiéndolas y gestionándolas.

El cuerpo y la emoción son la sabiduría personificada y harán lo que tú no tengas el valor de hacer.

Si tú no reconoces tu distorsión, no aceptas tus emociones o no fluyes con el cambio y la transformación a la que te conduce el Universo…

Tarde o temprano, cuerpo o emoción te pararán como sea.

Son los encargados de que “vuelvas a casa”.

La mente te saca.

Y la emoción y el cuerpo te meten.

La vida se ha de vivir y sentir.

“Pensar la vida” es alejarte de tu esencia y de tu origen.

Es distorsionarte.

Y distorsionarte es alejarte de la magia y de la vida.

Por eso controlando y pensando, cada vez tienes menos energía y menos fuerza vital.

Porque no estás alineada con la vida.

Porque no estás alineado con tu centro.

Porque no estás haciendo lo que has venido a hacer.

Porque no estás viviendo ni sintiendo la experiencia.

Porque no estás siendo lo que ERES.

Porque no estás bombeando lo que has de bombear.

Y porque te estás perdiendo la historia que has venido a experimentar.

Que no es aquella que te contaron.

Es otra.

Es la tuya.

La que está llena de magia y energía.

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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