La toxicidad de la inconsciencia.

La consciencia, con s, es la capacidad que tiene el ser humano de verse y reconocerse  a sí mismo y a su entorno.

La conciencia, sin s, es la capacidad de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal.

La segunda, para mí, sería una conciencia menor.

Desde el ego.

Desde el juicio de lo terrenal y lo mundano.

Pero como a mí me gusta observarlo todo desde muy arriba, cuanto más arriba mejor, escribiré sobre la primera, que es mucho más trascendente y global.

Y es la que precisamente nos hace SERES HUMANOS y nos diferencia de otras especies de este planeta (o debería porque visto lo visto cada vez somos los más involucionados).

La consciencia.

Que nada tiene que ver con el ego.

Tiene que ver con el SER y con toda su grandeza.

Tiene que ver más con tu parte divina que con tu parte humana.

El mismo significado lo dice.

Capacidad de verte y reconocerte a tí mismo.

R- E- C- O- N- O- C- E- R- T- E.

Observarte y mirarte desde arriba para poder reflexionar sobre tí mismo.

Y desde ahí conseguir la auténtica evolución.

Porque sin desarrollar esa capacidad, logras lo contrario.

Involucionar cada día un poquito más.

Reaccionar, desgastarte energéticamente, enfermar y quedarte indefinidamente en el bucle tóxico donde estás metido.

Sin darte cuenta ni de lo que haces, ni de lo que dices, ni de lo que sientes, ni de lo que piensas.

Quizá lo sepas.

Pero no eres consciente.

Ni te das cuenta.

Ni lo reconoces.

Ni lo “ves”.

Porque si realmente fueras consciente, no pensarías como piensas.

Ni sentirías como sientes (o mejor dicho, sentirías, porque ahora no sientes).

Ni harías lo que haces.

Ni dirías lo que dices.

Y no lo digo por ti en concreto.

Lo digo por todos en general.

Por los unos y  por los otros.

Por los otros y por los unos.

Por los de más allá y los de más aquí.

Sea política, fiestas nacionales, fútbol, países, dinero…

Sea lo que sea.

Da igual.

Todo está infestado de pura inconsciencia.

Y puro NO RECONOCIMIENTO  y NULO RESPETO por la VIDA.

Porque de ser realmente conscientes del valor que tiene cada segundo que vivimos aquí…

De ser realmente CONSCIENTES (y con mayúsculas) de que cuando cierras los ojos se acabó para siempre jamás y de que ya no vas volver en toda la eternidad como el humano que eres ahora, el mundo sería de otro color y nos comportaríamos de una forma totalmente diferente.

Los seres humanos somos como aquellos ratoncitos que están metidos todos los días en la misma rueda y sólo hacen que dar vueltas.

Que ruedan y ruedan y ruedan.

Se desgastan, se desgastan y se desgastan.

Discuten, discuten y discuten.

Hablan, hablan y hablan.

Pero siempre están en el mismo sitio y jamás evolucionan.

Porque están viviendo en su jaula y en su rueda particular pero no VEN cómo están viviendo.

Ni son conscientes de la jaula.

Ni de la rueda

Ni de cómo les está realmente afectando vivir en esa jaula.

Ni del sufrimiento que se están causando los unos a los otros.

Ni del por qué se lo causan.

Ni se dan cuenta de nada de nada.

Sólo dan vueltas y vueltas sufriendo cada vez más.

No lo VEN.

No son conscientes.

Ni lo pueden evitar.

Ni se RECONOCEN a sí mismos.

Porque no han desarrollado esa capacidad.

Tienen esa parte del cerebro completamente aletargada y dormida.

Y como no se reconocen ni pueden verse a sí mismos no pueden salirse del problema.

Estamos en la inconsciencia.

Y la inconsciencia, que junto con la ignorancia y el miedo son las grandes enfermedades de la humanidad, son las que nos están matando cada día un poco más.

No es el cáncer o el infarto o los accidentes de tráfico.

Es la IGNORANCIA de no saber de cómo funciona esta historia llamada vida.

Es el MIEDO  a sentir lo que sentimos y a SER quien realmente somos.

Y la INCONSCIENCIA de no tener ni idea de lo que realmente estamos haciendo y de dejarnos llevar por la rabia, el dolor, la frustración y el miedo con tal de no enfrentarnos a nosotros mismos y responsabilizarnos de nuestras vidas.

Esto sí es ALTAMENTE tóxico para este planeta y para la humanidad.

Pero como la gran mayoría de seres humanos son totalmente inconscientes y ajenos a sí mismos.

Ahí seguimos.

Rodando y rodando creyéndonos el cuento que nos contaron.

Que la vida es así y esto es lo normal.

Pelearse, discutirse, gritarse, enfadarse, vociferarse, ningunearse, faltarse al respeto, insultarse, pegarse, desvalorarse…

O cuando no, algo más grave como maltratarse, matarse, violarse…

Y así está la humanidad.

Sumida en la inconsciencia más oscura y más absoluta.

Completamente dormida y sufriendo lo que no está escrito.

Y todo por no haber sabido desarrollar esa capacidad.

La de tener consciencia.

En otras palabras y coloquialmente, salirte de tu jaula y verte desde arriba.

Vamos, la de ser Dios en pocas palabras.

Pero no el de barbas blancas que va cortando cabezas a diestro y siniestro y juzgando lo que está bien y lo que está mal, que nos han vendido toda la vida.

No, ese no.

El otro.

El de la energía.

El verdaderamente universal.

El que llevas dentro y de forma innata te da esa oportunidad.

La de empezar a darte cuenta de toda tu existencia para cambiarla.

“Elevándote”, poniéndote un foco encima  y observando todos tus días.

Desde el día cero hasta hoy.

R- E- C- O- N- O- C- I-É-N-D-O-T-E.

Y PONIENDO LUZ EN TU VIDA.

Porque esa sí es tu más grandiosa capacidad.

Y hasta hoy has hecho pocos esfuerzos por desarrollarla.

Ni tú ni nadie.

Si no, el mundo no estaría como está.

Ya no de reconocerte, sino de conocerte.

Y reconocerte, o conocerte otra vez,  ES DARTE TODAS LAS NECESIDADES que te tenían que haber dado y que muy probablemente, un día tus padres no te dieron.

Es verte desde arriba, observar todas esas carencias y sanártelas.

Es saber que la vida te las está levantando y recordando día tras día y aprovecharlo para evolucionar.

Es desarrollar toda tu capacidad y expansionarte como una amalgama de ser humano y divino a la vez.

Amándote.

Conectando con tu verdadera esencia.

Valorándote.

Aceptándote.

Respetándote.

Aprobándote.

Atendiéndote.

Conociéndote

Comprendiéndote.

Comprometiéndote.

Dándote la libertad y el permiso de SER TÚ.

Protegiéndote y poniendo límites.

Escuchándote.

Y conociendo tu propia historia.

Porque si no conoces tu historia profundamente y a consciencia es imposible que seas consciente del por qué reaccionas como reaccionas.

Del por qué haces lo que haces.

Del por qué dices lo que dices.

Del por qué sientes lo que sientes.

Y del por qué percibes la realidad como la percibes.

A esto se le llama EXPANDIRSE.

Y la evolución y la consciencia están en tu expansión.

Si no comprendes tu existencia no tienes consciencia de quién eres realmente.

Si no tienes consciencia de quién eres, no te reconoces.

Y si no te reconoces a ti mismo es completamente imposible que reconozcas al que tienes delante.

¿Cómo vas a reconocer la vida de otro ser humano si no reconoces la tuya propia?

¿Cómo vas a tener la más mínima idea del dolor que siente otra persona si ni siquiera eres consciente del que tú llevas dentro porque te niegas a sentirlo?

¿Cómo vas a reconocer la vida de un animal o la vida en general si no reconoces la eternidad del instante que estás viviendo ni la oportunidad milagrosa que se te ha dado?

¿Cómo reconoces nada si no te reconoces a ti mismo, ni sabes ni quién eres, ni a dónde vas, ni de dónde vienes?

¡¡¡Es imposible!!!

Esta es la gran toxicidad de la inconsciencia del ser humano.

No puedes ofrecer lo que no tienes  integrado.

Ni siquiera sabes cómo hacerlo.

No puedes amar de forma totalmente sana si no te amas a ti mismo de forma pura.

No puedes aceptar al que piensa diferente si no te aceptas a ti mismo.

No puedes valorar a nadie si no lo haces contigo.

No puedes respetar si no te respetas.

No puedes R-E-C-O-N-O-C-E-R  a nadie si primero no te reconoces a ti mismo.

No puedes porque estás completamente dormido.

Y te pasa la vida por delante y no la ves.

Despertar es eso.

VER lo que nadie VE.

Abrir los ojos, observarte a ti mismo, reconocerte y darte cuenta de quién eres.

Darte cuenta de que tú eres todo.

El origen y el destino.

El principio y el final.

La pregunta y la respuesta.

Darte cuenta de que tú eres la vida.

Y ser consciente de que tú eres la evolución.

Y si tú cambias, el planeta cambia contigo.

Eso es DESPERTAR.

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

4 Comentarios

  • Susana dice:

    Todos tus artículos son fabulosos y enriquecedores,pero como bien dices no tomamos plena consciencia porque no sabemos cómo,mi estado actual es de estres,ansiedad y todo lo que estar así deriva,por donde empezar y sobre todo cómo.

    • rafamota dice:

      Gracias Susana por tus palabras. Lo ideal sería empezar con un proceso de crecimiento con un profesional que te guiara, pero si eso no es posible
      yo te recomendaría que empezaras por ser consciente de tu respiración. A tu ritmo, sin forzar. 5 diez minutos al día y así conseguirás relajar un poco tu estado de ánimo.
      El libro que estoy preprarando es precisamente para eso.
      Para que puedas trabajarte y crecer con mi método de trabajo.
      Un abrazo , Susana

  • Encarni perez flores dice:

    Me quedo sin palabras cuando leo todo lo que escribes que alegria que estes escribiendo para que podamos desaprender todo hasta ahora aprendido un abrazo y gracias por estar ai

Deja un comentario