¿Quieres un milagro en tu vida?

Hoy va de trabalenguas y preguntas.

La vida es maravillosa y abundante cuando dejas de exigirle que sea maravillosa y abundante.

Si quieres que sea maravillosa y abundante pregúntate porqué necesitas que lo sea.

Cuando tengas clara la respuesta, sabrás todo aquello que necesitas trabajarte para dejar de necesitar que sea maravillosa y abundante y podrás empezar a vivir una vida maravillosa y abundante.

Y la respuesta nada tiene que ver con lo que te falta en el exterior.

Ni con coches, ni con rubias, ni con morenos, ni con dinero, ni con nada que se le parezca.

Eso no es tener una vida maravillosa y abundante.

Eso es tener una vida cómoda y segura.

Que nada tiene que ver.

La riqueza no es abundancia.

Es riqueza.

La abundancia es otra cosa.

La abundancia es SENTIRSE energéticamente completo.

La riqueza te conduce a la riqueza.

La abundancia te conduce al milagro de la vida.

Y el milagro sólo ocurre cuando energéticamente estás preparado para que ocurra y no cuando quieres o te empeñas en que ocurra.

Si quieres que en tu vida haya milagros, pregúntate cuántas veces  te has planteado que TÚ ERES EL MILAGRO.

Y en caso de habértelo planteado, si lo tienes «conscientemente» asimilado e integrado.

Y no sirve «saberlo» o decirlo desde la mente.

Hay que SENTIRLO DESDE EL ALMA.

La vida no te dará nada que tú no hayas integrado.

No porque ella no quiera.

Ella sí quiere.

La energía es brutalmente agradecida.

Pero primero necesitas enterarte de que no lo tienes integrado.

Y para enterarte te ha da dar lo necesario para darte cuenta de que no lo tienes integrado.

Y claro, te da de todo menos el milagro.

Porque tú no te SIENTES el MILAGRO ( todavía).

Hasta que «lo ves» y tomas la conciencia necesaria.

La vida no es justa ni injusta.

La vida es.

El resto es conexión neuronal y mental tuya.

Si te enerva la injusticia, pregúntate qué injusticia ha habido en tu vida o cuán de injusto eres contigo mismo.

Y entenderás por qué «crees» que la vida es tan injusta.

La vida no es perfecta ni imperfecta.

La vida es.

Si te enciende que no sea perfecta, pregúntate quién en tu vida te exigió ser perfecto o porqué  te exiges esa perfección contigo mismo.

Y ahí tendrás la respuesta de tu «percepción».

Los demás no son ni buenos ni malos, ni lógicos ni ilógicos, ni esto ni lo otro.

Los demás son como son.

Y sí, es verdad, no actúan como tú.

Tú eres el único en el Universo que actúas como tú lo harías.

Ya puedes ir  integrándolo si realmente quieres tener relaciones plenamente satisfactorias en esta vida.

Si te cabrea que los demás no actúen como tú lo harías, pregúntate qué has de aceptar en ti para ser capaz de aceptar a los demás.

O qué necesitas integrar en ti para dejar de tener esa necesidad de exigírselo a los demás.

Aquello de “es que no lo entiendo” cuando alguien hace algo que no te gusta es analizar la vida del otro con tus conexiones neuronales.

Es como tomarse una tortilla de patata esperando que sepa a tortilla de verduras.

La vida no has de entenderla.

Has de aceptarla y saborearla tal cual es.

Eso también es vivir y disfrutar.

Pero no la puedes ni vivir, ni disfrutar ni aceptar porque antes necesitas limpiar todo tu interior.

Y vivirlo, disfrutarlo y aceptarlo.

Por eso necesitas entender la vida.

Porque sin la limpieza energética interior necesaria, todavía no la puedes aceptar.

Para aceptarla has de hacer un proceso muy profundo que pocas personas hacen.

Dejar a la vida en paz.

Que ella no tiene la culpa de tu insatisfacción ni de tu infelicidad.

Dejar de exigirle que sea como no es.

Porque es como es y no como tú necesitas que sea.

Pero para eso has de reconocer que no es la vida la que ha de cambiar.

El que has de cambiar has de ser tú.

Y eso, claro, es muy duro.

Es más cómodo exigirle a la vida que cambie, aunque vivas en insatisfacción permanente, que no ponerte manos a la obra y empezar a currártelo tú.

A veces, no quieres.

Otras, no puedes.

Y otras, no sabes.

Por eso te empeñas en que sea la vida y no tú.

Y es ahí cuando mueres de frustración, rabia, miedo, tristeza o melancolía.

Te preguntarás entonces qué puedes hacer para vencer esta agonía de una puñetera vez.

Pues bien.

Como yo ya pasé por eso, te lo voy explicar con toda clase de detalles.

Primera lección.

Conocer y aceptar las reglas del juego.

Que no son las tuyas.

Son las de la vida.

Que para eso ella te ha traído aquí y lleva millones y millones de años.

Faltaría más.

Y segunda,  cambiar tu distorsión.

Tú eres la pregunta, tú tienes la respuesta.

Tú eres el origen, tú tienes la solución.

Dejar de ir para fuera y empezar a ir para dentro.

El ego va para fuera y se cree un Dios.

La esencia va para dentro y lo ES.

Dios o energía Universal en su concepción más espiritual ( no religiosa).

La llave hacia el paraíso está dentro.

Y la tienes tú.

Repasa toda tu historia.

Reconoce tu vulnerabilidad.

Descubre las carencias que estás exigiendo a la vida que te cubra y que no te puede cubrir.

Plántale cara al dolor que te producen esas carencias.

Contacta con tu tristeza.

Deja de pedirle a la vida que te “la cure”.

LLórala tú.

Vacíate.

Sánate interiormente.

Y podrás empezar a fluir con la vida  agradeciendo que sea como es.

Cuando hayas hecho todo este proceso aceptarás que la vida es como es.

Y ya no desearás cambiarla.

No necesitarás entenderla.

Con sentirla, aceptarla y saborearla tendrás más que suficiente.

Y como por arte de magia ( no es magia, es energía) cuando lo consigas, sin pretenderlo, la cambiarás.

Porque en realidad, no has venido aquí a cambiarla a ella.

Ella te ha traído para cambiarte a ti.

E iluminándote tú.

Iluminarás al mundo.

Y evidentemente, iluminándolo, aportarás tu granito de arena para sacarlo de la oscuridad en la que está metido.

Cuando lo hagas, empezarás a tener una vida maravillosa y abundante.

Habrás sintonizado con la vida.

Y justo ahí habrás descubierto lo que tanto buscabas.

El MILAGRO de tu vida.

Y sin buscarlo.

Sólo SIENDO genuinamente TÚ.

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

 

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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