Lo que algunos llaman suerte

Visualiza una gran juguetería.

Con miles de juguetes amontonados por todas partes.

Con las estanterías a rebosar.

Una juguetería realmente abundante.

Y ahora imagina que eres un niño entrando a buscar aquel juguete que te hará disfrutar.

Aquél que te hará feliz.

“Tu juguete”.

Pero llegas al mostrador y le pides al dependiente “un juguete”.

Sin especificar nada.

O peor aún.

Le dices que quieres jugar, disfrutar y ser feliz pero no sabes cuál quieres.

¿Crees que el dependiente te podrá ayudar si no sabes lo que quieres?

Pues en la vida pasa exactamente igual.

Cuando llegas aquí.

A vivir esta experiencia.

Llegas a una enorme y abundante “juguetería de sueños”.

Llena de infinitas posibilidades.

Llena de sueños por todas partes.

Y vienes aquí en busca del tuyo.

De tu sueño.

El que te hará brillar.

Aunque tú no lo sepas, ese sueño ya está aquí.

En una estantería.

Esperándote.

Aguardando a que lo “veas” y lo pidas.

Pero antes de pedir has de saber que el Universo tiene unas reglas.

Y has de aplicarlas.

Si no, no te funcionará.

El sueño nunca vendrá a ti.

No porque no quiera.

Porque no puede.

Sólo es energía en forma de probabilidad.

Por eso has de ser tú quien dé el primer paso.

Has de ser tú quien lo materialices.

Has de ser tú quien le digas al Universo qué sueño quieres.

Qué, cuál, cómo, cuándo, dónde, con quién, de qué manera…

Si lo haces, Él te lo concederá encantado.

Moverá todo lo que haya que mover para hacerlo realidad.

La energía se alineará y sincronizará para que ocurra el milagro.

Y no tendrás que hacer nada.

Sólo enfocarte en tu sueño y fluir.

Pero si no conectas con tu esencia, no enfocas y no concretas, no ocurrirá nada.

Por mucho que te empeñes.

Por mucho que pidas.

O por mucho que reces.

Porque no basta con pedirle al Universo ser feliz.

Ser abundante.

Sentirse realizado.

Sentirse bien.

O que te toque la lotería.

Eso sólo no basta.

La gran mayoría de veces no sirve para nada.

Si tu sueño no se cumple.

El error no está en el exterior.

Está en ti.

Es otra de las reglas del Universo abundante.

Nada hay ahí afuera.

Todo se crea dentro.

Tú piensas, tú creas.

Tú sientes, tú atraes.

Tú haces, tú mueves la energía.

Tú piensas, sientes y haces en la misma dirección, tú materializas.

No puedes pretender que ocurran los milagros si tú no ayudas a que ocurran.

La gran mayoría de personas no materializan aquello que quieren porque no saben lo que quieren.

No porque no puedan hacerlo.

Rezar como siempre te han dicho, no sirve.

Nos enseñaron a rezar mal.

Y a pedir peor.

Pedir sin enfocar, ni visualizar, ni saber lo que quieres es malgastar toda tu energía.

No sirve.

Porque no estás concretando.

Y tampoco sirve pedir si lo que pides es algo para cubrir tus carencias.

Y me explico.

Si pides para sentirte más respetado, más reconocido, más valorado, más amado, más comprendido o más protegido tampoco se cumplirá.

Porque estarás exigiendo al Universo que te conceda algo para cubrir unas necesidades que es responsabilidad tuya cubrirlas.

Una vez hayas aprendido a ser pleno y abundante por ti mismo, entonces sí.

Sólo tendrás que concretar, enfocar y pedir.

Pero en este enfoque tampoco podrá haber interferencias con creencias o pensamientos que no sean realmente tuyos.

Porque si las hay no estarás pidiendo “lo que es para ti”.

Aquello verdaderamente alineado con tu esencia más profunda.

Y tampoco se cumplirá.

Imagina la misma juguetería del principio.

Y ahora sí.

Como niño entras y le pides al dependiente con todo tipo de detalle el juguete que quieres.

El que sabes con toda certeza que te encaja a la perfección.

Por su nombre, modelo, color, tamaño…

Y además le señalas con el dedo exactamente donde está.

¿No crees que ahora el dependiente sí que te podrá ayudar?

De forma sencilla, fluida y relativamente rápida te traerá “tu juguete”.

La vida es exactamente igual.

Cuando sabes exactamente lo que quieres y está alineado con tu esencia más profunda el Universo se confabula para traérterlo.

Si no conoces las reglas del juego, esta forma tan aparentemente fácil y sencilla de conseguir las cosas parece magia.

Pero cuando las conoces comprendes que no es magia.

Es otra cosa.

Es creación, es enfoque, es atracción y es sincronicidad.

Porque el secreto, lo que algunos llaman suerte, no está en el juego.

Está en las reglas.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

Deja un comentario