Vivir en el tercero es lo que tiene

By septiembre 8, 2015Gestión mental

Tengo un muy buen amigo de Madrid que estuvo este fin de semana en Barcelona.

Y cenando con él, me decía…

Lo escribo textualmente:

“Es que no puedo pararla (la mente). Es como una odisea de pensamientos galopante que no sabes ni cómo ha empezado ni de dónde ha venido y va a más y más y más hasta llegar a no saber ni qué haces ni cómo te llamas ni poder controlarla»

¿Te suena?

A más de uno, seguro que sí.

Es la incontrolable mente que te lleva al paredón.

A los pensamientos que te devoran, a la crisis de ansiedad o al ataque de pánico.

Y claro, tú acabas desquiciado.

O desquiciada.

Y ya te pueden decir que medites, que te tranquilices o que te lo tomes de otra manera.

Que la mente te desborda por completo.

Y acaba contigo.

Hoy te voy a explicar porque te pasa lo que te pasa.

Y porque es incontrolable.

De manera fácil y con una metáfora que me ha venido por inspiración.

Cuando acabes el post, lo tendrás claro.

Ponerle remedio, dependerá de ti.

El ser humano es un ser holístico.

Global.

No sólo mental.

Todo tiene su origen.

Y su porqué.

Que se te descontrole la mente sólo es el efecto.

El efecto de una mala gestión global de todo tu SER.

Y digo SER porque eres un ser humano conectado a algo mucho más grande que tú.

Pero respira tranquilo, que hoy no te llevo al Universo.

No te preocupes.

Hoy nos quedamos aquí.

En la mente, en el cuerpo y en la emoción.

Como ya sabes, el ser humano tienes varios planos.

Y sólo uno de ellos es el mental.

Tiene otros tres.

El corporal, el emocional y el espiritual.

Más otros tres.

Pero estos tres últimos, hoy no vienen a cuento.

Para dejar de pensar, con los tres primeros, de momento, tienes suficiente.

Visualiza un edificio de tres plantas y un ático.

Con los conductos de respiración que las ventilan.

Y un ascensor.

Hoy dejaremos el ático tranquilo.

Que se está de lujo.

Pero primero tienes que gestionar bien los tres primeros.

El ático sería el plano espiritual.

Tu conexión al Todo.

Pero olvídalo (de momento).

Primero has de dejar de pensar.

Imagina que en el edificio van entrando vecinos.

Todos los días.

A todas horas.

No paran de entrar.

Y cogen el ascensor.

Pero resulta que el botón de la primera y la segunda planta no funcionan.

Y el ático, mucho menos, claro.

Así que sólo les queda el tercer piso.

No hay opción.

Y el tercero se va llenando.

Y llenando.

Y llenando.

Y llenando.

Es un no parar.

Y encima los conductos de respiración tampoco funcionan.

¿Cómo crees que estará el tercer piso?

¿Podría ser algo así como una odisea galopante de vecinos que no sabes ni cómo ha empezado a venir ni de dónde ha venido y va a más y más y más hasta llegar a no saber ni qué haces ni cómo te llamas ni poder controlarla?

Justo lo que decía mi amigo.

Pero con vecinos.

Los vecinos son tus experiencias.

Que van entrando en tu vida.

Y se acumulan en tu tercer piso en forma de pensamientos.

Sin que puedas evitarlo.

Porque tienes cerrado el segundo y el tercero.

Y vives la vida sólo pensando.

No puedes parar de pensar porque por alguna razón algún día decidiste cerrar el segundo piso.

El emocional.

Para no sufrir.

Y también hace años, cerraste el primero.

El centro instintivo o corporal.

O sea, tu cuerpo.

Porque nadie te enseñó lo que era conciencia corporal.

Y además hace también muchísimos años, dejaste de respirar bien.

Con lo que te falta oxígeno por todas partes.

Si a esto le añades que el ático(el espiritual) ni siquiera existe.

Sólo te queda vivir en el tercer piso.

El mental.

Justo el que distorsiona la vida.

Te la bloquea.

Y el que menos puede controlarla.

El que te destroza.

Y claro, acabas desquiciado.

O desquiciada.

Como mi amigo.

El problema no es que no puedas parar de pensar.

El problema es que ni tienes la capacidad de sentir.

Ni de respirar.

Ni de vivir en tu cuerpo.

Es tan sencillo como eso.

Abre los pisos.

Límpialos.

Repáralos.

Gestiónalos.

Enciende los conductos del aire.

Y ponte a respirar.

Lucirás edificio.

Y dejarás de pensar.

Porque la vida se vive y se siente.

No se piensa.

Al final, la vida son tres pisos y un ático con ascensor.

Y vivir en el tercero, es lo que tiene.

Como dicen en Madrid.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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