Hoy cortito.

Para que no lleve a confusiones.

En el post de ayer escribí sobre dejar la mente en blanco, permanecer en la brecha y escuchar sonidos.

Y de si se va la mente, obligarla a volver.

Pues bien.

Eso no es meditar.

Como algunos de vosotros me habéis preguntado.

Hoy os escribiré sobre la diferencia entre meditar y estar presente.

Estar presente o el famoso “mindfulness”, que tanto se está poniendo de moda.

Aunque hace diez mil años en Oriente ya se practicaba.

O sea que, nuevo, nuevo, tampoco es.

Sea como sea, para que practiques cuando quieras, aquí lo tienes.

Meditar es sentarte a observar.

Simplemente contemplar y observar cómo pasan tus pensamientos.

Sin juicios.

Sin opinión.

Sin creencias.

Sin engancharte a ninguno de ellos.

Es como sentarse a la orilla de un río y ver el agua pasar.

Cargada de troncos.

Los troncos serían tus pensamientos.

Ellos pasan de largo.

Tú no.

Tú te quedas observando en la orilla.

En actitud contemplativa.

Eso es meditar.

Estar presente, conciencia plena o “mindfullness” es estar aquí.

Y ahora.

Habitar la “brecha” entre pensamiento y pensamiento.

El vacío.

El silencio absoluto.

Y ahí, si quieres, centrarte en un solo sonido.

Y cada vez que tu mente se vaya a un pensamiento, hacerla volver.

Domesticarla.

Entrenarla a volver a la brecha.

Y volver.

Y volver.

Y volver.

En inglés le llaman “return”.

Pues eso.

Cada vez que te vas, vuelves.

Si lo has de hacer cien mil veces.

Lo haces cien mil veces.

Hasta que estés presente.

Aquí y ahora.

Donde ocurre todo.

Donde están las señales.

Adiestra tu mente y cambiará tu vida.

Así que medita o estate presente.

Al final, de lo que se trata es de estar aquí y ahora.

Justo en el momento preciso.

Y para eso sólo has de volver.

Y volver.

Y volver.

Y volver.

Porque si quieres la mejor vida, has de volver.

Y volver.

Y volver.

Y volver.

A la brecha.

Todo lo demás…

Son pensamientos.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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