Tus sueños te están esperando

 

El post de hoy es un alegato a tu poder personal y al amor por ti mismo.

Y a los sueños.

Y a la capacidad que tenemos los seres humanos de estar bien.

De ser felices y abundantes.

Porque si quieres, puedes.

Nunca lo dudes.

Y si lo dudas, acabas de encontrar tu primera red neuronal limitante.

Hoy visualiza que estamos tú y yo solos.

Sentados en un banco.

Teniendo una buena charla.

En un parque, rodeados de naturaleza y escuchando el sonido de los pajaritos.

Quieres conseguir tu mejor YO.

Pero como estás metido en tu bucle de mil historias, de estrés, de impotencia y de sufrimiento, no ves ninguna salida.

Dices que es imposible.

Lo único que quieres es esa paz y esa serenidad que te permitan conseguir tu mejor versión.

Pero sólo haces que quejarte de lo que hay ahí afuera.

Y por supuesto, no la encuentras.

Porque tu mejor versión está debajo de todo ese peso y esa “basura” que llevas encima.

Y así, es verdad.

Es imposible encontrarla.

Yo, delante de ti, observándote cómo te explicas.

Dejo que hables.

Que sueltes todos tus problemas, tus preocupaciones, tus enfados, tus historias, todo lo que te cabrea, lo que te indigna, lo que te pone triste, lo que te crea impotencia, lo que te aparta de la serenidad, lo que te aparta de tus sueños…

Tu pareja, tus suegros, tu trabajo, tu jefe, el dinero, tu amante, tu hijo, la enfermedad, la quiebra, la escasez, la falta de recursos, la falta de trabajo, la edad, tu soledad, tu dificultad de relacionarte…

Dale, dale.

Suelta todos los problemas.

Hasta que termines.

Y cuando hayas terminado, tomaré la palabra.

Te dejo hablar.

¿Has terminado?

Pues bien, ahora me toca a mí.

Sea lo que sea lo que hay ahí afuera, olvídalo.

Como dirían en inglés, “forget it”.

Hoy voy a ser muy radical.

Porque si quieres volar, vas a tener que ser radical.

Créeme.

Lo de fuera no existe.

O al menos, como tú lo percibes.

La gran mayoría de afirmaciones que te han contado son falsas.

Tu bienestar depende exclusivamente de ti.

Y de tu gestión personal.

No es lo de fuera.

Eres tú el que te limitas.

Inconscientemente, por supuesto.

Nada, absolutamente nada, de lo que me has contado tiene que ver con tu serenidad.

Ni con tu potencial.

Estás lleno de redes neuronales, emociones y comportamientos aprendidos que sólo te añaden peso.

Y para cumplir tus sueños, has de volar.

Pero para volar has de aligerar.

La negatividad y la queja, pesan.

Y mucho.

Por tanto, vete olvidando de la queja.

No te quejes de lo que te falta.

Agradece lo que tienes.

Yo siempre pensé (en mi anterior versión) que lo de agradecer era una chorrada.

Pero no.

Es una de las herramientas más potentes que existen.

Porque te cambia el foco.

Poner la atención en lo que tienes y no en lo que te falta, te lo cambia todo.

Te traslada directamente de la carencia a la abundancia.

Y energéticamente el cambio en tu vida es radical.

Sin queja ni negatividad, tu peso empieza a bajar.

O lo que es lo mismo, empiezas a fluir.

La preocupación, es la ocupación antes de que llegue el motivo de ocupación.

Por tanto, también te está cargando de peso sin necesidad.

Vete olvidando de la pre-ocupación.

Ocúpate cuando llegue el momento.

Y si no lo has hecho nunca.

Entrénate.

Cuando te entre la preocupación, respira, contacta con tu cuerpo y salte del piloto automático.

Toma conciencia de que estás entrando en programación inconsciente.

Y grítate a ti mismo ¡fuera¡

Y piensa en otra cosa, empieza a contar o repite tus frases poderosas (el hoponopono son afirmaciones para sacarte de la mente).

Lo que quieras.

Pero salte, como si fuese veneno.

Durante 21 días.

Otro peso menos.

La rabia, es la falta de permiso hacia ti mismo.

La rabia no surge porque los otros no hacen lo que tú quieres que hagan.

O lo que tú necesitas que hagan.

Lo rabia surge porque no has puesto los límites que debías a tiempo y te han comido tu círculo vital.

Y la rabia pesa lo que no está escrito.

Así que siendo consciente de que tú eres el que te generas ese malestar, ya lo estás aceptando.

Y por tanto, rebajando la carga.

Empieza a poner límites y desaparecerá la carga energética de la rabia.

La tristeza, si no le das permiso, también pesa.

Permítete llorar.

Llora, y verás cómo aligeras de peso.

Porque la tristeza también es carga energética.

Y si no puedes llorar, siéntate en una habitación con poca luz.

Respira profundamente, piensa en el tema en cuestión.

Métete de lleno y escribe sobre aquello que te provoca tristeza.

Verás cómo abres la compuerta.

Y una vez abierta, déjala que salga.

Un peso menos.

Y el miedo.

Qué decirte del miedo.

El miedo existe porque tú le cedes el paso.

¿A qué tienes miedo?

¿Al fracaso, al qué dirán, a hacerlo mal, al ridículo, a los demás, al abandono, a la pérdida, al dolor?

El error es parte del ser humano.

No hay ser humano sin error.

No hay éxito sin fracaso, es imposible.

Para correr primero has de gatear.

Levantarte, caerte, levantarte.

Andar, caerte, andar, caerte, andar.

Y finalmente correr.

Y una vez corres, entrenar para ganar.

Date permiso, ama a tu niño o a tu niña.

Todos nos equivocamos.

Todos.

Y quién diga que no, miente.

O no se lo permite.

Y si no se permite el error, está machacado interiormente.

Y no conoce el amor por su niño.

No llegará lejos.

Y si llega, llegará roto emocionalmente.

Y quién se ríe del error, es el que más miedo tiene al fracaso.

Así que, libérate.

El miedo es absurdo.

La prudencia, no.

Pero la prudencia no bloquea.

El miedo, sí.

Date el permiso de dar un golpe en la mesa y decir basta.

Si tú das el primer paso, el miedo no tiene nada que hacer.

Es mucho peor el miedo al túnel que el túnel en sí.

E incluso la gran mayoría de veces, ese miedo tan terrorífico ni siquiera es real.

Es una grabación emocional que llevas en tu interior.

Sea un miedo, sea una grabación o sea un pensamiento.

Es sólo una red neuronal que te hace reaccionar.

De tu pasado.

Y hasta eso, se puede sanar.

Si tú no puedes, un buen profesional, si.

Sin peso y sin miedo, ya casi estás preparado para volar.

¿Y pensar en el futuro?

Olvídate del futuro.

Tu mejor futuro lo estás creando hoy.

Con el mejor paso que puedes dar ahora.

Si te enfocas allí, no estás aquí.

Y si no estás aquí, es imposible que des el mejor paso.

Así que el futuro, olvidado también.

Menos peso.

Vive justo ahora.

En este justo instante.

Y pregúntate cuál es tu sueño.

Qué te mueve y qué te conmueve realmente.

Y ve a por ello.

Porque tus sueños son los que te ayudarán a saltar.

La motivación es energía pura.

Y no digas que no tienes sueños.

Di que no los ves.

Porque tenerlos, los tienes.

Porque aquel niño o aquella niña que fuiste algún día sigue ahí dentro.

Sólo has de empezar a aligerar peso.

Y aparecerá todo.

Tu niño, tu niña.

Tu grandeza.

Todo tu potencial

El amor por ti mismo.

Y tus verdaderos sueños.

Porque debajo de esa carga tan pesada.

Siempre estás TU y tu verdadera luz.

Aunque quizá no te hayas visto jamás.

Pero ten por seguro, que estar, ESTAS.

Ahora dime, con sueños y sin peso.

¿Dónde llegarías?

Entonces, ¿a qué esperas para volar?

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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