Sólo hace falta darse una vuelta y observar.
El día a día está lleno de estrés, de ansiedad, de depresión, de frustración, de rabia y de impotencia.
Y normalmente todo viene de la vanidad, de la prepotencia y de la presunción de que tú (tu ego) te crees que eres más que la vida.
Y justamente, es lo contrario.
La vida es más que tú.
Infinitamente mucho más que tú.
Ya existía cuando llegaste y seguirá existiendo cuando te vayas.
Y tú sigues intentando ir a contracorriente.
Pase lo que pase.
Siempre quieres ganar tú.
Siempre quieres que las cosas sean como tú crees que deberían ser, como tú quieres que sean o como tu necesitarías que fueran.
Y siempre quieres que sean YA.
Y desde ahí, no lo conseguirás jamás, te pongas como te pongas.
Y si lo consigues, será a costa de tu salud y de tu bienestar, aunque no seas consciente.
Así que relájate.
Tendrás menos ansiedad, menos estrés, menos frustración, menos rabia, menos impotencia, menos tristeza y menos depresión.
Y mucha más salud.
Pues tu vida es como es.
Y no como tú quieres que sea.
A veces va y a veces viene.
Como las olas del mar.
Como la respiración.
Y como los latidos del corazón.
Si no te gusta tu vida, cámbiala.
Pero primero, acéptala y después, actúa.
Desde la rabia, la impotencia y la queja, el cambio será pequeño y forzado.
Porque no estarás en tu centro.
Desde la aceptación y desde tu centro, el cambio será espectacular.
¿Te has planteado que le estás exigiendo a la vida cosas que quizá te las deberías de exigir a ti?
Si pretendes que la vida te de otra cosa, plantéate tú que ficha has de mover para que la vida te de lo que quieres que te dé.
Y no cómo se ha de mover ella para que te de lo que necesitas que te dé.
La ficha la mueves tú.
Nadie la moverá por ti.
Tu vida es el resultado de todas tus pequeñas decisiones.
Desde que entras aquí hasta que te vas.
Ni más ni menos.
Es el efecto de la causa.
Y esa causa está en ti.
Tus decisiones las tomas en base a lo que tienes en tu interior.
Siempre.
Seas consciente o no.
Pero a veces la causa y el efecto están tan alejados en el tiempo que parece que tengas mala suerte.
Pero no.
No es mala suerte.
Es el efecto de una decisión desalineada con lo que eres.
Si deseas otro efecto.
Cambia la causa.
Cambia tu pasado y tendrás otro futuro.
Tu pasado ya no existe.
Pero la percepción de ese pasado, sí.
Y lo tienes aquí y ahora.
En tu mente.
Y es el que te está condicionando la creación de tu futuro.
Porque todo está ocurriendo aquí y ahora.
Si cambias esa percepción, estás cambiando todo tu futuro.
Por tanto si quieres una vida diferente, sé tú diferente.
Con tener rabia, frustración, impotencia, tristeza, estrés, ansiedad y depresión, no sirve.
Esto solo son indicadores.
Sentirlos sólo es el inicio del camino.
El problema es que la mayoría se queda ahí.
En el inicio.
Y en la frustración.
Esperando a que todo cambie.
Y nada cambia, si tú no cambias.
Y cambiar no significa ir ahí afuera a patalear, batallar, luchar, sacrificarte y matarte llenándote de más y más rabia.
Cambiar significa quedarte aquí.
En tu sitio.
En tu centro.
Respirar.
Conectar con tu cuerpo.
Conectar con todas esas emociones.
Sentirlas.
Escucharte.
Observar.
Reflexionar.
Dejar la mente en blanco.
Saber cuáles son tus valores.
Aceptar que la vida es como es.
Y preguntarte:
¿Por dónde empiezo? ¿A dónde quiero ir? ¿Qué necesito cambiar?
Sin moverte de tu sitio.
Lo tienes fácil.
Porque justo aquí y ahora, en este instante, tienes todas las posibilidades para empezar a ser todo lo que quieras ser.
Todos los caminos empiezan aquí.
Y cada camino, te lleva a un efecto.
Así que, decide bien.
Porque tu vida es el efecto de la causa.
Y esa causa, sencillamente eres TU.
Tú eres la varita mágica.
Y todavía no lo sabes.
Céntrate, conéctate y habita tu espacio vital.
Alinea cuerpo, mente, emoción, espíritu, valores y energía.
Y aparecerá la varita.
Porque la magia ya la llevas dentro.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com