Recuerdo que antes de mi transformación personal, en un periodo en el que podría decir perfectamente que viví en el lado oscuro de la vida, cuando leía los típicos artículos de “las diez acciones que cambiarán tu vida” o “las siete cosas que te harán feliz” o escritos parecidos pensaba: “venga voy a leer y lo voy hacer, a ver si me cambia la vida”.
Pasaba 4 días sonriendo, agradeciendo o haciendo las cosas que decían los escritos y al quinto día, no cambiaba nada.
Y decía (y con perdón por la expresión) : “ baaah, esto es un mierda!”
Ya podía sonreír, ya podía agradecer, ya podía hacer lo que fuera que mi vida seguía con los mismos problemas de siempre.
Y volvía a mi vida de cada día.
Rabiando por la situación, quejándome de mis problemas económicos, del trabajo, de los días que tenía, de que no me querían lo suficiente, de que nadie me apoyaba, de la que me había caído encima, de que todo me pasaba a mí.
En fin, al camino mío de cada día.
El mundo contra mí o yo contra el mundo.
Así que las cinco, las seis, las siete cosas o las que fueran que me decían que me tenían que hacer feliz, ni que fueran veinte, me hacían feliz.
Pues bien.
Yo no te voy a dar hoy ni las tres, ni las cinco, ni las ocho, ni las diez cosas que has de hacer para ser más feliz (de momento).
Porque para alcanzar aquella felicidad entendida como serenidad, tranquilidad y paz interior que te permite afrontar la vida desde el fluir y no desde la lucha, primero has de hacer una cosa.
Porque nada cambia ahí afuera, a no ser que cambies tu energía.
Sólo una.
Una acción.
Que sin ella, todo lo demás, no sirve.
Quizá te ayuda, pero no transforma tu vida.
Y esa acción es RECONOCER
La primera condición indispensable para empezar a transformar tu vida e iniciar tu evolución personal, es reconocer.
Reconocer que no estás bien, que no eres feliz, que has perdido el rumbo, que quieres cambiar de trabajo, que no puedes más, que no sabes quién eres, que quieres ser auténtico, que no vives la vida que quieres, que no fluyes con tu pareja, que estás perdido como un niño pequeño, que se te ha esfumado la ilusión, que estás harto de luchar,da igual.
Lo que sea.
Pero reconócelo de una vez.
Y empieza a permitirte ese auténtico lujazo.
Eso SI es amor por uno mismo y por ese niño que llevas dentro.
Es el deseo de ser auténtico y original.
Y deja de pensar que serás más débil si lo reconoces.
Todo lo contrario.
Serás más fuerte que nunca.
Tu luz sólo puede brillar si reconoces que ha dejado de brillar.
Reconócelo y siempre habrá personas dispuestas ayudarte.
Aparecerá quien tenga que aparecer.
Porque la vida es mágica siempre y cuando te entregues a ella.
Y reconocer es entregarte.
Es decir SI a la verdadera energía de vivir.
Empezarás a volar justo en ese instante.
Uno no puede solucionar un problema si no reconoce que hay un problema.
Y si no lo reconoces, acabarás hundiéndote en la miseria.
Tardarás más o menos, pero acabarás viviendo una vida que no es aquella que soñaste.
¡Permítete de una vez decir basta!
Permítete decir, necesito ayuda, no puedo más.
No pasa absolutamente nada.
Los más grandes han pasado por esa puerta.
Y para ser grande primero has de reconocer que quieres ser grande.
Que no has sabido, no has podido, no te han enseñado o no has tenido la oportunidad de manejarte mejor.
Pero a partir de ahora, lo harás.
Porque te lo mereces.
Porque te lo permites.
Porque te valoras.
Porque te respetas.
Porque lo necesitas.
Porque te amas.
Y si no te amas a ti, no podrás jamás amar al mundo ni a los demás desde el amor auténtico.
Desde el respeto.
Es completamente imposible.
Yo me pasé años y años de mi vida sin permitírmelo, demostrando ser más fuerte que nadie, demostrando que podía con todo, que nada podría conmigo, escondiendo mis verdaderas debilidades, tirando de carros y carretas, sin ser consciente del daño que me estaba causando.
Y acabe machacado.
Hasta que un día no pude más.
Y desistí.
Y reconocí que no podía más.
Que tiraba la toalla.
¿Y quieres que diga una cosa?
Bendito el día que lo reconocí.
Nunca leas las diez cosas que te harán feliz si primero no reconoces que no estás dispuesto, que no sabes, que no puedes, que no estás o que no te han enseñado a ser feliz.
Y no me refiero a esa felicidad que hoy viene y mañana se va.
Según te dan o te quitan.
Me refiero a la que se queda.
A la que está dentro de ti.
A la pura conexión personal.
Porque cuando lo reconozcas, estarás cambiando tu energía.
Y cambiando tu energía, tu vida cambiará.
Porque TU eres la energía que mueve el mundo.
Y tu energía empieza por R.
De reconocer.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com