Ayer te escribí sobre los demás.
Hoy una parte seguirá siendo sobre los demás.
Y otra sobre ti.
Y del porqué aparecen personas en tu vida que te hacen reaccionar.
Como alguien me decía hoy…. (y perdón por la expresión pero ha sido literal)
“Vale, muy bien, ahora ya sé que mi jefe es un niño con dolor….pero me sigue tocando los huevos y sigo pensando que es un cabrón.”
Vamos por partes.
Primer punto.
No es un c….
Sólo es una persona con mucho dolor.
Con muy poca o nula gestión personal y emocional.
Y que la única opción que tiene es expulsar su rabia y su frustración contra los demás.
O contra ti.
Y hoy también sabrás el por qué la expulsa contra ti precisamente y no contra otro.
Él es imposible que lo haga de otra manera.
A no ser que tenga un proceso de evolución personal y tome conciencia.
Y eso no pasará hasta que no haya sufrido lo suficiente.
Y tú hasta ayer, o hasta hoy, tampoco tenías opción.
Sólo la de insultarle porque estabas convencido de que era lo que era.
Ahora ya tienes más opciones.
La de mirarle diferente y la de pensar diferente.
No es lo que crees que es, sino es una persona que está gestionando su dolor y su mochila contigo.
Bueno, contigo o con quien se le cruza por delante.
Calmando sus carencias y sus miserias con el que tiene enfrente.
Sin ni siquiera ser consciente del dolor que está causando.
Y ahora que ya sabes que tu jefe no es lo que creías que es.
Lo único que has de hacer es repetírtelo y repetírtelo.
Hasta que lo integres.
Pensar diferente no tiene secreto.
Es comprender ese nuevo pensamiento y repetírtelo millones de veces.
Como lo que has venido haciendo toda tu vida, pero ahora de forma intencionada y consciente.
Y quien dice sobre tu jefe.
Dice sobre tu suegra.
Tu padre.
El vecino.
O tu pareja.
Da igual.
Así que a partir de hoy ya se acabaron definitivamente los bichos, los demonios, los imbéciles…
O palabras peores y malsonantes.
Si acaso son “malgestionados”.
Eso puede ser.
Te lo acepto.
Pero ahora yo pregunto:
¿Te has planteado alguna vez que hace un “malgestionado” en tu vida?
¿Por qué le has dejado entrar y para qué ha aparecido?
Y esto nos lleva al segundo punto.
Donde entras tú.
Y sólo tú.
Olvidándote de los demás.
Todo, todo, todo lo que llega a tu vida lo atraes tú.
Todo es responsabilidad tuya.
Todo lo creas tú.
Sé que esta afirmación crea mucha resistencia.
Porque lo fácil es echar siempre la culpa a los demás.
Pero no.
Si tú tienes el poder.
Tú tienes la responsabilidad.
Pretender una vida de ensueño.
Y esperar a que te la faciliten los demás es trampa.
La vida no funciona así.
Si quieres volar, utiliza tus alas.
Y si no las tienes, abre los ojos.
La vida te está dando cada día la oportunidad de desplegarlas.
Que no lo veas es otro cantar.
Así que a partir de hoy empieza a plantearte que si tienes el jefe que tienes es por algo.
Si tienes la suegra que tienes es por algo.
Y si tienes la vida que tienes también es por algo.
Nada es casual.
Tú lo has atraído a tu vida.
Evidentemente sin ser consciente de ello.
Hasta hoy.
La buena noticia es que si está ahí es porque lo necesitas para evolucionar.
Para alcanzar la plenitud.
Los que más te hacen reaccionar son justo los que más necesitas para tu expansión.
¿Por qué te crees que aparecen personas en tu vida que no te valoran?
Para que aprendas a valorarte.
¿Por qué crees que atraes parejas que te rechazan?
Para que aprendas a no rechazarte.
¿Por qué crees que en tu vida no te respetan?
Porque es justo lo que necesitas para darte cuenta de que no te respetas.
Si la vida te trata mal, pregúntate cómo te tratas.
No hay secreto.
Tú eres la vida.
Tú eres la expansión.
Y los demás sólo están para mostrarte el camino de tu evolución.
Así que a partir de hoy, ya sabes.
Si se te cruza algún “malgestionado-a”, no le maldigas.
Sólo pregúntate para qué ha entrado en tu vida.
Y agradécele el regalo.
Porque te está dando la oportunidad de desplegar alas.
Justo las que necesitas para volar.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com
