El tema de la abundancia es más sencillo (que no fácil) de lo que parece.
Es sencillo pero requiere mucha constancia, mucho compromiso, muchas horas y mucho entreno.
La abundancia no es más que cuestión de foco.
Es cuestión de atención, concentración y enfoque mental.
Es entrenar tu mente para que aprenda a enfocarse en aquello que tienes y no en aquello que te falta.
O en aquello que quieres y no en aquello que no quieres.
El foco nunca falla.
Tienes un sistema aqui detrás, a la altura del reptiliano, llamado SAR (sistema activador reticular), que entre otras muchas funciones, se encarga de que tu cerebro te muestre lo que es relevante para tu supervivencia.
Aquello que para ti es de vital importancia, tu cerebro tarde o temprano, te lo muestra.
Lo «ve».
Cuando decides comprar un coche rojo, sales a la calle y empiezas a ver coches rojos por todas partes.
No es que se hayan decidido todos a comprar tu mismo coche, no.
Todos esos coches rojos ya estaban antes.
Pero tú no estabas enfocado y no los veías.
Ahora, como para ti es importante el coche rojo, tu cerebro te los muestra.
Igual pasa con las embarazadas, cuando tú te quedas embarazada.
Que las ves por todas partes.
A partir de hoy haz pruebas.
Entrénate con colores.
Cuando salgas a la calle, dile a tu mente…
Hoy ponemos el foco en el color verde.
Y es automático.
Empezarás a ver cosas de color verde.
Pero las cosas verdes ya existían.
Sólo que ahora tu mente estará enfocada en el verde y las verás.
Cambia al color amarillo.
Pasará exactamente lo mismo.
Y vas cambiando de colores, cada día uno.
Así ya puedes ir entrenándote en enfocar tu mente.
La vida es abundante.
Es infinita.
Todo está ahí para ti.
Pero tú sólo ves aquello en lo que estás enfocado.
El resto pasa por delante de tus ojos y no lo ves, tu cerebro interpreta que para ti no es importante, por tanto, no merece la pena.
Te ahorra tiempo y energía, pero como es un órgano «tonto», que sólo obedece órdenes, te está quitando la abundancia.
Si llevas años y años enfocando mal, mejor dicho, enfocando sin saber donde enfocas, y fijándote millones de veces en lo que te falta y no en lo que tienes, o en lo que no quieres en lugar de lo que quieres, lo normal es que la abundancia brille por su ausencia.
No ERES ni negativo, ni cenizo, ni gafe, ni incapaz, ni tienes mala suerte.
Sólo eres un «malenfocado».
Estás mal entrenado.
Porque un día decidiste poner el ojo en lo que te faltaba y en lo que te limitaba en lugar de enfocarte en lo que tenías o lo que te potenciaba, sin darte cuenta porque nadie te dijo cómo funcionaba tu cerebro.
Al menos, a mi nadie me lo dijo hasta que lo aprendí de mayorcito.
Lo bueno es que somos unos «malenfocados» pero tenemos solución.
Y la solución es entrenar.
No has sabido hacerlo mejor (hasta hoy).
Por eso tu energía es negativa y de carencia.
Eso es lo único que te pasa.
Y como lo hiciste sin darte cuenta, de forma inconsciente parece que seas así, que no puedas, que la abundancia no sea para ti, que sea muy difícil o que no te lo merezcas.
Nada más lejos de la realidad.
Simplemente te has entrenado perfectamente durante años sin enterarte en enfocarte en la carencia.
Ahora, como ya lo sabes, ya lo puedes cambiar.
No hay truco ni secreto.
Hay entreno.
Mucho entreno.
Muchas horas.
«Domesticar» a tu mente te llevará tiempo.
Sólo es tiempo.
Visualizar, visualizar, visualizar y visualizar.
Una y otra vez.
Además de hacer otras cosas, claro.
No creas que es estirarse en un sofá a visualizar y ya está.
No.
Visualizar es una pequeña parte del entrenamiento global al que te has de someter si quieres que tu vida se transforme (el entrenamiento global es lo que hago en la consulta con todas la personas que trabajan conmigo sus procesos personales).
Puedes ser abundante.
Tienes un cerebro y una mente preparadas para ello.
No te quepa ninguna duda.
Ninguna.
Eres una máquina de crear energía vital y abundancia.
Eres un prodigio milagroso de la naturaleza.
Pero necesitas tres cosas.
Por un lado, tratarte muy bien.
Con sumo cariño, mucha ternura, mucho amor y dejar de maltratarte de una vez.
Puedes tener una maquinaria brutal, que como la trates fatal, no te dará ningún resultado.
Por otro lado, necesitas mucho trabajo y mucho entreno personal.
Mucha convicción, mucha constancia, mucho compromiso y muchas horas de dedicación.
Pero muchas.
Esto no es cuestión de «me pongo dos minutillos al día».
No,no…es toda una filosofía integrada de vida.
Y tercero, una muy buena gestión de todos los recursos y herramientas que el Universo te dio (mente, los tres cerebros, cuerpo, emoción, respiración y espíritu).
Si todo lo entrenas a diario, tarde o temprano, tu vida cambiará y serás abundante.
El problema no es que no puedas hacerlo.
El problema es que te vas a buscar las mil y una excusas para no hacerlo, porque las resistencias al cambio son brutalmente fuertes.
Por si te sirve, yo empecé hará unos cinco años y no he parado de gestionarme y entrenarme ni un solo día.
Ni uno solo.
Y ahora empiezo a ver buenos resultados.
Donde está tu foco, está tu energía.
Y donde está tu energía, está tu expansión.
Aquello en lo que te enfocas, se expande.
Si quieres vivir en la carencia, enfócate en lo que te falta.
Si quieres vivir en abundancia, enfócate en lo que tienes.
Si sabes que tu cerebro te va a mostrar aquello en lo que te enfocas, enfócate en lo que quieres.
Y si no sabes todavía lo que quieres empieza a vivir escuchándote y permitiéndote hacer lo que quieras en pequeñas dosis.
Y ya estarás sabiendo lo que quieres.
Tú te enfocas, tú decides.
Te propongo un ejercicio para crear consciencia.
Coge una libretita y un bolígrafo
Llévalo contigo a todas horas.
Y durante unos días cada vez que lleves tu atención a lo que te falta, a lo que no tienes, a lo que te da miedo, al peligro, a la desconfianza, al abandono, a la injusticia, a la queja….
Cada vez que te insultes, te menosprecies, te culpabilices, te machaques….anotas una crucecita.
Al cabo de una semana tomarás consciencia de las miles de veces que te enfocas en la carencia y entenderás porque tu vida no es abundante.
No vemos abundancia por ninguna parte porque estamos «malenfocados».
Pero de haberla, hayla.
Sólo has de empezar a «mirarla».
Pero no quieras enfocar mañana y pasado tener dinero en la cuenta.
Porque este cuento no funciona así.
El dinero es lo último.
Primero siéntete tú abundante.
Y cuando hayas integrado en ti la abundancia.
El resto, ya vendrá cuando tenga que venir.
Como en la naturaleza.
Primero siembra y deja que los frutos maduren y caigan solos.
Que de caer, caen a su debido tiempo.
El Universo funciona con sus reglas.
No con las tuyas.
Sólo hay que sembrar bien y en el lugar adecuado.
En ti.
En tu interior.
Porque el exterior sólo te muestra lo que eres.
Sólo te muestra lo que has sembrado en tu mente.
El exterior sólo es tu proyección.
Así que tú decides qué quieres ser y cómo quieres vivir.
En la abundancia o en la carencia.
Sólo son dos decisiones.
La segunda más importante que la primera.
La primera.
Ponerte y empezar.
Las segunda.
Seguir y seguir y seguir y seguir y seguir.
Y por último, como vas a necesitar tiempo y paciencia porque esto no se logra de la noche a la mañana, te propongo cambiar la paciencia por la presencia.
No esperes a que llegue lo que no tienes.
Aprende a disfrutar de lo que tienes.
Así no necesitarás paciencia porque estarás disfrutando de la presencia.
Estarás entrenando la mente y habrás empezado a ser abundante.
Habrás dejado de ser un «malenfocado».
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com