Tú llegaste aquí con un plan.
Llegaste para expandirte.
No viniste a otra cosa.
Viniste a vivir tu experiencia.
A evolucionar.
Y a dar al mundo lo que realmente ERES.
Amor.
Conciencia.
Energía pura.
Llegaste con una meta.
Un sueño por cumplir.
Un propósito vital.
Aquello para lo que viniste a brillar.
Pero se te olvidó.
Porque dejaste de ser quien eras.
Para ser lo que otros querían que fueras.
Y ahí perdiste todo tu poder.
El que el Universo te dio y perdiste por el camino.
Olvidaste tus sueños.
Renunciaste a tus pasiones.
Y dejaste de sentir tu corazón.
Te llenaste de creencias infundadas.
Te llenaron de pensamientos distorsionados.
Te dijeron que SER era lo incorrecto.
Y creíste que NO SER era lo adecuado.
Y tú por miedo al dolor al rechazo, al abandono, a la no pertenencia…
Te alejaste de tu esencia.
Convirtiéndote en personaje.
Pero no eres personaje.
Sólo te lo crees.
Eres mucho más.
Eres pura esencia.
Eres puro SER.
Pero ni has sabido, ni has podido ni te han dejado hasta hoy.
Tu objetivo ahora es reencontrarte.
Porque cuando lo consigas.
Volverás a ser lo que ERAS.
Puro amor.
Por eso vives todo lo que vives.
Para reencontrarte.
Todo forma parte de un plan.
Todo juega a tu favor.
Y no en tu contra como te has creído.
O te han hecho creer.
Cuando llegaste aquí sabías que no sería fácil.
En algunos casos nada fácil.
Sabías que te los encontrarías.
Que tendrías que luchar duro contra ellos.
Y los tomaste como enemigos.
Pero no lo son.
Sólo los has percibido así.
Son justo el combustible que necesitas para volver a tu esencia.
Para volver a casa.
A lo que ERES.
Sólo son dos.
Pero son muy duros de roer.
Más duros cuanto mayor sea tu destino.
Son los que te separan de tu grandeza.
Pero están ahí para retarte.
Para ponértelo difícil.
Para dar combustión a tu evolución.
Y en muchos casos para que consigas la maestría.
Tu esencia sabe que has de superarlos.
Cuando lo consigas ya nada podrá detenerte.
Serás invencible.
Y volverás a SER lo que ERES.
Puro amor.
Lograrás tu sueño.
Serás lo que quieras ser.
Pero tu evolución pasa por ellos.
Tu esencia sabe que has de enfrentarte y batirles.
Y demostrarles quién eres.
Pero nunca te atreves.
Por eso no brillas en el firmamento.
Son el miedo y el dolor.
Los dos únicos obstáculos que te separan de tu divinidad, tu sabiduría y tu grandeza.
Pero si te han acompañado desde el primer día ha sido por algo.
Han estado ahí para reforzar tu plan.
Y que hagas lo que has venido a hacer.
A expandirte y brillar.
Pero has de saber leer bien la información que te trae la vida.
Utilizarla a tu favor para evolucionar y fluir.
Y no para involucionar y sufrir.
Ahí está el famoso libre albedrío.
Tú decides.
Por eso es tu plan.
Llegaste aquí y fuiste acumulando dolor.
Fuiste avanzando por la vida.
Y la diferencia entre lo que necesitabas y lo que te dieron.
La seguiste grabando en forma de dolor.
Acumulando montañas enteras sin enterarte.
Y ahí se quedó.
Latente.
Y justo ese dolor que grabaste en tu interior y que no sabes ni que existe.
Es el que ahora te separa del amor.
Te separa de tu esencia.
De tu centro emocional y de tu corazón.
Por eso vives distorsionado y con la mente.
Porque estás anestesiado.
Y no puedes sentir tu corazón.
Por lo que el ego siempre te gana la partida.
Y te separa.
Por culpa del dolor.
Y no sólo el dolor te separa del amor.
Sino también lo hace el miedo.
Al rechazo, al abandono, a la pérdida, a la carencia, al fracaso, a la muerte…
Miedo al dolor al fin y al cabo.
Ese miedo multiplica la anestesia y te aleja todavía más del corazón.
Pero si precisamente hay algo que necesitas para SER.
Y vencer al miedo y al dolor acumulado en tu interior…
Es redescubrir tu corazón.
Conectar con tu esencia.
Y reencontrarte.
Porque al miedo y al dolor sólo se les vence con amor.
Que es justo y precisamente lo que eres.
Amor.
Cuando SEAS TU no habrá miedo ni dolor que resistan a tu grandeza.
Pero mientras NO SEAS serán ellos quienes ganen la partida.
Y siendo quien NO ERES.
Exigirás al mundo y a los demás que sean quienes no son.
Porque necesitarás que sean como tú necesitas que sean.
Para calmar tu miedo y tu dolor.
Pero este no era el plan.
No viniste para exigir al mundo que te calmara.
No viniste a dejar de ser tu para gustar a los demás.
No viniste para cambiar a los demás.
El mundo es como es.
Y los demás son como son.
Tú viniste a otra cosa.
Tú viniste a desplegar tu propósito vital.
A aceptar que el mundo es como es.
A comprender que el dolor es aprendizaje.
Y a vencer al miedo con amor.
Tú viniste a SER lo que QUIERAS ser para brillar en el firmamento.
Y sólo hay un camino.
Cerrar los ojos.
Respirar profundo.
Conectar contigo
Y escuchar tu corazón.
Ese era tu plan.
Tu plan Universal.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com