Hoy toca la pareja.
A ver si con este post se salvan algunas crisis.
Y algunos duermen mejor.
O más acurrucados.
Ahora que empieza a venir el frío.
No suelo escribir sobre parejas porque para mí todo está en uno mismo.
Y el exterior no es más que un reflejo de lo que hay en el interior.
Incluso la pareja.
Así que si tu pareja no funciona y decides crecer y evolucionar.
Tu interior se moverá.
Por tanto, sin poder evitarlo.
Todo se moverá contigo.
Tu pareja también.
Y pueden pasar dos cosas.
Una.
Que se adapte a ti porque realmente te ama y evolucione contigo.
Con lo cual habrá final feliz porque el amor sano se apoderará de la relación.
O dos.
Que se quede dónde está y no evolucione contigo.
En este caso, tarde o temprano, desaparecerá de tu vida.
Porque ya no vibraréis en la misma frecuencia.
Por si estás en crisis…
Lo ideal es hacer un proceso conjunto.
Pero para que la pareja vuelva a volar.
Hay que hacer un tránsito.
Pasar del modelo uno más uno igual a uno.
Aquél romántico de la media naranja.
Aquel donde “si te vas me muero”.
Aquel donde tu eres yo y yo soy tu.
Muy dramático y espectacular pero tóxico.
Al modelo uno más uno igual a tres.
Aquel donde “si te vas seguiré viviendo”.
Aquel donde yo soy yo.
Y tu eres tú.
Menos vistoso y peliculero pero mucho más sano.
Y lo explicaré de forma muy fácil y entendible.
“El modelo 1+1=1”
El inconscientemente tóxico.
Es aquel donde hay una gestión emocional cruzada.
Dos personas.
Cada uno con sus mochilas.
Sus carencias afectivas.
Sus grabaciones emocionales y sus conexiones neuronales.
De las que no son ni conscientes.
Y la forma de gestionarse es la siguiente:
Yo te utilizo a ti para tapar mis carencias.
Y tú me utilizas a mí para tapar las tuyas.
Es decir.
Yo me gestiono emocionalmente contigo.
Y tú te gestionas emocionalmente conmigo.
Los dos tenemos carencias pero nos las sanamos de forma cruzada.
Y el uno por el otro, la casa sin barrer (como coloquialmente se dice).
Con lo cual si o si, siempre hay guerra.
O frustración.
Porque cuando yo estoy mal.
Te exijo a ti que me des lo que me falta para no estar mal.
Y como no me lo das, me cabreo.
O si no, algo peor.
No te muestro mi cabreo.
Me lo callo.
Y cuando menos te lo esperas me la pagas.
O al revés.
Cuando tú estás mal.
Me exiges a mí que te de lo que te falta para que no estés mal.
Olvidándote de que quizá yo ni sé, ni puedo o en ese momento no quiero darte lo que tú necesitas para no estar mal.
Y si no te lo doy, bronca, discusión o malestar.
Eso sí, cuando estamos calmados.
Nos amamos locamente como si nada hubiera sucedido.
Pero este modelo dura lo que dura.
Conlleva tanto desgaste que tarde o temprano se funde.
Se acaba.
Porque la relación tóxica acaba toxificando el amor.
Y matando la relación.
Y si no se acaba la relación.
Se acaban muriendo (en sentido figurado) los integrantes.
De agotamiento.
Que para el caso es lo mismo.
Este modelo no es amor.
Es dependencia.
“El segundo 1+1=3”.
El que yo trabajo.
Y el que me gusta.
El sano.
El amor verdadero.
Donde cada uno se gestiona emocionalmente y se conoce.
Yo me trabajo cada día mis carencias.
Y tú te trabajas cada día las tuyas.
Somos conscientes los dos de los que nos falta.
Y ni tú me exiges a mí lo que te falta para estar bien.
Ni yo te exijo a ti lo que me falta para estar bien.
Y desde este nivel de conciencia.
Yo comprendo que tú tienes unas limitaciones.
Tú comprendes que yo tengo las mías.
Las aceptamos libremente.
Nos perdonamos.
Nos liberamos de la necesidad de exigirnos.
Y decidimos estar juntos.
Por amor.
No por necesidad.
Yo SOY yo con todo lo mío.
Y mi círculo vital.
Tú ERES tú con todo lo tuyo.
Y tu círculo vital.
Y desde ahí compartimos el tercer círculo.
Nuestra vida en común.
Desde el amor, la libertad y el corazón.
Sin desgaste ni muerte por asfixia.
Porque el amor no es morir.
Es compartir y vivir.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com
En tan solo tres minutos, que es lo que he tardado en leer esta entrada, acabas de hacerme ver el fallo de de todas mis relaciones. Y mira que es sencillo de ver, pero a mí me ha costado mucho, demasiado… Eternamente agradecida
Gracias Emma. Es que la vida es muy fácil. Sólo hay que «verla». Eso es lo más difícil y complicado. 🙂
Gracias por esto que acabo de leer y que tan bien me ha calado en este momento de mi vida , te das cuenta donde está el error y a partir de aquí , poder hacer al respecto … Se me antoja difícil , pero lo intentare …
Gracias a ti Victoria. El primer paso es verlo, si no lo ves no lo puedes solucionar. El resto, es tiempo. Gracias