Ser autorreferencial en la vida significa asumir la responsabilidad de que tú eres todo.
El origen y el final.
Tú eres la referencia.
Todo lo creas y todo lo proyectas.
Aunque te parezca increíble.
Todo lo generas tú.
Tanto lo bueno como lo malo.
Que no es bueno ni malo.
Tú lo percibes así.
Pero no es ni lo uno ni lo otro.
Sólo ES.
El dolor existe.
La pérdida también.
Y es inevitable, por supuesto.
Y hay momentos en la vida muy duros.
Pero la vida es cambio constante.
Y todo es temporal.
Nada permanente.
Hay que aprender a aceptarlo.
Ahí radica la gran sabiduría de la vida.
Y cuanto más lo practicas, menos sufres.
El sufrimiento es toda la verborrea mental y la resistencia que le añades a la experiencia.
Cuando se cae una botella y se rompe.
Se ha roto.
No hay más.
Todo lo que le añades después es verborrea mental.
Sufrimiento.
Y creencia.
Y toda creencia te lleva a la resistencia.
Si no hay resistencia, no hay sufrimiento.
Hay emoción.
Pero no sufrimiento.
Y si te alejas del pensamiento, ni siquiera emoción.
Pero esto otro día.
El resistirse sólo es un hábito.
No es más que eso.
Y quién dice resistirse, dice cualquier cosa.
Da igual que sea una forma de pensar.
Una forma de sentir.
O una manera de comportarse.
Pero sólo es un miserable hábito.
Una conexión de diminutas neuronas que se han juntado millones de veces para hacer una fiesta.
Y seguirán haciéndola mientras tú lo permitas.
Ellas tan panchas, repitiendo su fiesta una y otra vez.
Viviendo felices y contentas.
Y tú, como dice aquel dicho, “encima de cornudo, apaleado”.
Yendo por la vida, limitado, diciendo “es que yo soy así”.
O lo que es lo mismo… “es que yo soy un hábito”.
O “soy el sumiso de mis neuronas viejas y chochas”.
Ninguneándote y negando todo tu potencial.
Rebajándote a la altura de hábito.
Tú no eres ningún hábito.
Entérate de una vez.
Eres el poder de regenerar el hábito.
Que nada tiene que ver.
Tú eres el poder.
Tú eres la conciencia.
El poder absoluto.
No el hábito.
Y tienes el don de la creación.
Y esto no es lenguaje bíblico.
Es neurociencia del siglo XXI.
La neurogénesis.
Crear neuronitas bebés en tu hipocampo.
Para que hagan fiestorros nuevos.
Inundando tu cerebro.
Contando contigo y creando tu vida.
No sin contar contigo y jodiéndotela ( y perdón pero así me ha salido)
Como hacen las viejas y chochas.
Cuando lo consigas, empezarás a crear.
Literalmente.
Y tu vida empezará a ser divertida.
Y apasionante.
No es magia.
Es la verdadera vida.
La que no sabes ni conoces.
Porque la vida está dentro de ti.
De fuera te viene lo que te viene…
Sólo para que lo veas.
Así que tú decides la fiesta.
Dentro.
Fuera.
Fuera.
Dentro.
Danzando con viejas y chochas.
O creando con peques y buenas.
Tú, como siempre, siempre decides.
Yo eligo dentro con peques y buenas.
Pero cada uno que elija su fiesta.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com