Escribir sobre interior, espiritualidad y conciencia tiene sus peligros.
O bien porque te quedas corto o bien porque te vas.
Por eso hay que ser muy cauto con estos temas.
Si te vas, para muchos, lo de ser espiritual pasa a ser “estar en la parra”.
O pegarse un viaje galáctico.
O dejar la tierra para ir a “volar”.
Y si te quedas corto, no llega el mensaje.
Porque es un concepto difícil, abstracto y lleno de vaguedades.
Para mi ser espiritual de verdad es ser más humano y más terrenal que nadie.
Y vivir aquí con conciencia y responsabilidad.
Porque tanto una como otra son necesarias para crear un mundo mejor.
Y la única manera que tienes de crear un mundo mejor es tener un vida mejor.
Pero para ello has de vivir de forma “consciente”.
Así que te lo voy a explicar.
Y te voy a dar mi más sincera visión.
Desde lo simple y lo sencillo.
Para que vivas el cielo en la tierra.
Y no te tengas que ir a ninguna parte.
Que aquí tienes todo lo necesario.
La vida es un camino.
Neutro.
Sí, neutro.
Aunque ya estés refunfuñando.
Cuando acabes el post, lo “verás”.
Y siempre a tu favor.
Sí, siempre.
Cómo la vivas y cómo la percibas ya es otra historia.
Esa historia depende de ti.
Bueno de ti y de tu “currículum experiencial”.
Tú lo creas todo.
Y lo creas en base a ese currículum vitae.
Que lo tienes metido dentro.
En tu inconsciente.
Donde no se ve.
De ahí lo de interior.
Y en base a tu interior proyectas tu exterior.
Si haces un pastel y utilizas como ingredientes plátano y chocolate.
Tendrás un pastel de plátano y chocolate.
Si lo haces, con fresas y nata.
Tendrás uno de fresas con nata.
Vamos, de cajón.
No hay que ser muy espiritual para “verlo”.
Pues lo mismo con tu “pastel de vida”.
No hay fresas ni chocolate.
Pero hay otros ingredientes.
Vivencias, creencias, pensamientos, grabaciones emocionales, carencias, traumas…
Si tuviera que elegir una palabra sería vibraciones.
Eso es.
Vibraciones.
Y además inconscientes.
O sea que eres un pastel de vibraciones inconscientes.
Y claro, vas por la vida irradiando lo que eres.
Y tú sin enterarte.
Entonces, viene la vida que es sumamente sabia y experta.
Y te va dando tortazos para que te enteres de tus vibraciones.
Pero tú ni caso.
Y encima te quejas.
¿Y qué consigues?
Más tortazos.
Y así no sales del bucle.
Tu bucle particular.
Que se repite.
Y repite.
Y repite.
Y un día te preguntas…
¿Por qué me toca todo a mí?
Pues precisamente para eso.
Para que sepas que “eso” que no te gusta es producto de tus “vibraciones”.
Lo atraes tú.
Y la vida lo único que hace es darte la oportunidad de limpiarte.
Y poder vivir el cielo en la tierra.
Pero claro, como “estás en la parra” todo el día.
No te enteras.
Y así te va.
Dándote tortazos todo el día.
Y sufriendo.
Yo no quiero convencerte de nada, ni mucho menos.
Cada uno, nunca mejor dicho, tiene su camino.
Pero si le hicieras más caso a la vida, sufrirías muchísimo menos.
Porque si para algo está ahí delante tuyo.
No es para tener más de lo mismo.
Es para despertarte la conciencia.
Dar un salto adelante y hacia arriba.
Y vivir el cielo en la tierra.
La conciencia significa tener conocimiento profundo de tu propia existencia.
O en otras palabras, “darte cuenta” de las “vibraciones” que llevas en tu interior.
Porque, respóndeme…
Si no te dieran tortazos…¿cómo podrías tener conciencia de tus vibraciones?
¡¡Sería imposible!!
Los tortazos son combustible para la conciencia.
Y con conciencia, no hay sufrimiento.
Hay evolución.
Así que tú decides el pastel de tu vida.
O tortazos o conciencia.
Pero puestos a hacer pasteles.
Hazlos con conciencia.
Saben muchísimo mejor.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com