Menos ego y más esencia

By agosto 24, 2015Gestión emocional

Naciste como puro Ser.

Eras y no creías Ser.

Pero te fuiste haciendo mayor.

Y ahí se acabó tu pureza.

Empezaste a crear un ego distorsionado.

Tu alter ego.

Tu personaje de lucha.

O escudo de tu esencia original.

Pero una cosa es crear un personaje para luchar.

Y otra, crearlo para brillar.

Y todos lo hacemos mal.

Yo diría que fatal.

Al menos, hasta hoy.

Nos preparamos para luchar y no para brillar.

Hay una gran diferencia.

El ego separa y lucha.

La esencia une y ama.

Si trasciendes el ego y recuperas la esencia, brillarás y estarás en paz.

Serás feliz y conseguirás fluir.

No hay que eliminar el ego.

Sólo transitarlo.

Te voy a dar unas pautas para hacerlo y ser más feliz.

No son las de Harvard, pero no están nada mal.

Comprende, perdona y acepta a tus padres.

Básico y fundamental para que tu energía inconsciente pueda fluir.

Son tus Universos creadores.

El dolor que te provoca lo que crees que tenían que haber sido y no fueron, es precisamente lo que te separa del amor.

Pero es sólo un pensamiento.

Transitar el ego es comprender y sentir que ellos hicieron lo que supieron, lo que les enseñaron, lo que pudieron y lo que tenían integrado.

Y entender que no tuvieron la oportunidad de darte más.

Tus padres fueron unos niños que crecieron sin que nadie les enseñara a ser padres.

Directamente lo hicieron.

Y son los que son.

Y no los que te hubiera gustado que fueran.

No te resistas más.

Nadie, absolutamente nadie, puede SER quien no ES.

Y tus padres, aún a pesar de todo, te dieron lo mejor que tenían.

La semilla de tu vida.

Y ahora es tuya.

Vivir no tiene precio.

Perdona, acepta y haz de tu vida una verdadera joya.

Y que brille por sí sola.

No pagues tu insatisfacción con los demás.

Cuando te molestes porque los demás no hacen lo que tú quieres que hagan o lo que tú necesitas, plantéate porque realmente te enfadas.

Ellos, al igual que tus padres, hacen lo que saben, lo que pueden y lo que tienen integrado.

El dolor es tuyo.

No son ellos.

Eres tú.

Cuando resuelvas tus carencias y tus pensamientos, no te ofenderás.

Te gustará o no, pero no reaccionarás.

Verás qué gran diferencia.

No te duele lo que dicen, sienten o hacen.

Te duele cómo te tomas lo que dicen, sienten o hacen.

Y el cómo precisamente tiene que ver contigo.

Ni con ellos ni con el exterior.

Trabájate tú.

Y amarás mucho mejor.

No te sientas superior a nadie.

No eres superior a nadie.

El ego se lo cree porque es débil.

La esencia no.

Es tan poderosa que no lo necesita.

Transitar el ego significa comprender que tú, yo, ella y todos lo que nos rodean, somos lo mismo.

Nacemos, experimentamos y morimos todos igual.

Sólo nos diferencia las oportunidades que tuvimos.

Nunca juzgues sin saber la historia que hay detrás de cada personaje.

Porque no la conoces.

Y seguramente, ni siquiera la intuyes.

En muchos casos, te sorprenderías del dolor que hay detrás.

Juzgar es creer que los otros deberían de vivir en función de tus parámetros mentales.

Y esos parámetros, no lo olvides nunca, son tuyos.

No de los otros.

No quieras tener razón.

Hay un refrán que dice entre ser feliz y querer tener razón, quiero ser feliz.

Cada uno tiene una percepción de la realidad completamente diferente.

Hay tantas percepciones de la realidad como millones de seres humanos.

Y cada una de ellas se ha creado en función de los padres, familia, creencias, pensamientos, experiencias, traumas, grabaciones emocionales, emociones mal gestionadas, compañías…

Es una pérdida inútil de energía intentar convencer al mundo para que vea la realidad como tú la ves.

Es sólo una ilusión.

Jamás lo conseguirás.

Y vivirás en la infelicidad y la insatisfacción.

Si tienes la necesidad compulsiva de tener razón, trabájate la carencia que lo provoca.

Y no desprecies la diferencia.

Nútrete de ella.

Y será mucho más sabio.

No te identifiques con tus pensamientos ni tus creencias

Aprende a vivir la vida con el corazón.

Siente la que ES.

No la que CREES QUE DEBE SER.

La que te cuentan, la que te dicen o la que te aconsejan.

Escúchales si quieres.

Pero decide desde el sentir más hondo de tu Ser.

Tu gran propósito vital es expandirte.

Como todo en el Universo.

Y sólo puedes expandirte desde el corazón.

Ahí no hay trampa ni cartón.

Vive la gratitud.

Como ya sabes, todo en la vida son experiencias.

No hay problemas, hay experiencias.

Pero la gratitud nada tiene que ver con las experiencias ni con los problemas.

Tiene que ver con el foco y la intención.

Es entrenar a la mente para ver lo positivo.

Enfocarte en lo que tienes y no en lo que te falta.

Céntrate en lo abundante.

Y desaparecerá la carencia.

Entrena, entrena, entrena y entrena.

Hasta que tu mente lo consiga.

Despiértate y agradece.

Tarde o temprano, tu vida cambiará.

Verás cosas que no ves.

Y si no haz la prueba.

Mañana pon la intención y el foco en los coches rojos.

Y sal a la calle.

Todos los coches serán rojos.

Pero no habrán surgido de la nada.

Ya estaban.

Pero tú no los veías.

No son ni el rojo ni el coche.

Son el foco y la intención.

Agradece y verás más de lo que ves.

Tu mejor vida no está en tu ego.

Está en tu esencia.

Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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