No te resistas.
El sufrimiento no está en lo que te pasa.
Está en cómo percibes lo que te pasa.
Y en tu resistencia a aceptarlo.
En la aceptación, no hay sufrimiento.
No hay angustia.
Hay tristeza y dolor.
No lo niego.
Pero sano.
El sufrimiento es la verborrea tóxica mental que le añades a lo que te sucede.
Y eso nada tiene que ver con la vida.
Tiene que ver con racionalizar la vida.
Y con vivir pensando en cómo debería ser en lugar de vivirla tal y cómo es.
Ya.
Ya sé que es dolorosa a veces.
Pero es así.
Y muchas veces no es cómo tú quisieras.
Es como es.
Acéptalo.
Y llora si hace falta.
Patalea, grita, berrea…
Pero abre la compuerta y deja salir todos los demonios.
Una vez hayan salido, acepta y mira lo que ves.
Y no lo que te gustaría ver o crees que deberías ver.
Porque eso no es estar ni aquí ni ahora.
Es estar en cualquier otra parte de un mundo imaginario del pasado o del futuro.
Y sólo existe en tu mente.
En ninguna otra parte.
Cuanto menos te resistas a que la vida sea como tú quieres.
Más será como tú quieres.
Ahí está la gran paradoja.
Si te ha dejado la pareja, si has perdido el trabajo, si no puedes pagar la
hipoteca, si te has ido a la quiebra, si te han detectado una enfermedad, si a tu madre le ha dado un ictus…
Lo que sea.
En la vida, las cosas suceden.
Y nada es casual.
No son castigos.
Son oportunidades.
Para rehacer todo aquello que en su día estuvo mal montado.
Todo es un reordenamiento energético.
De un orden mayor perfecto que se escapa a la capacidad humana de racionalizar.
Sólo hace falta mirar hacia arriba una noche estrellada de verano.
Y palpar el infinito.
Intuirlo.
Para entender que se escapa a la razón.
Así es la vida.
Cada día mueren miles y miles de personas.
Y la vida sigue.
Porque la vida y el universo están dentro de ti.
Acéptalo, no te resistas.
Y la vida, tarde o temprano, volverá a brotar de tu interior.
Si te niegas a aceptar lo que es, estarás bloqueando la energía.
Y con esa energía bloqueada te será imposible fluir.
Llora todo lo que haga falta.
Entrégate a lo que ES y te liberarás.
Te sentirás mejor y lograrás más paz dentro del dolor.
Y una vez liberado el sufrimiento, actúa.
Pregúntate qué puedes hacer con lo que te sucede.
Pero no con lo que crees que debería haber sucedido.
Porque si crees que la vida es lo que debería ser y no lo que realmente es, habrás perdido la batalla.
Y la guerra.
Porque ella ya estaba aquí cuando tú llegaste.
Y seguirá estando cuando tú te vayas.
Por muchos ataques de ansiedad, pataletas, mucha angustia o mucha rabia que te dé.
Es inútil.
Siempre ganará ella.
Así que deja que gane.
Y empezarás a reinar.
Porque tú eres la vida.
Pero has de saber jugar.
La aceptación te conecta con tu poder.
La resistencia te lo quita.
Si quieres ganar, acepta que puedes perder.
Y ganarás.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com