Hoy te propongo cuatro principios básicos más uno para ser constructivo en tus relaciones personales.
En las buenas y en las malas.
Cuatro formas de pensar diferente respecto a los demás y una respecto a ti mismo.
Cortas y sencillas, pero potentes.
Porque, al final, de lo que se trata es de que seas más consciente.
Menos autómata.
Menos reactivo y más proactivo.
Más observador y más reflexivo.
En definitiva, más humano.
¿Te has parado a pensar la cantidad de energía que pierdes en intentar convencer a los demás?
¿En imponer tu opinión?
¿En juzgar todo lo que no entra en tu mapa mental?
¿En quejarte del comportamiento de los demás?
Ni te imaginas la energía que se te está escapando en esas batallas.
Estás tan metido en tus reacciones y tus pensamientos automáticos de cada día que ni te paras a pensar el porqué de los comportamientos de los otros.
Directamente los juzgas.
Y no es que hayas de convertirte en un experto en comportamientos humanos.
No es por ellos.
Es por ti.
Si juzgas y rechazas te vas a la rabia y al frustración.
Si comprendes y aceptas, te vas a la serenidad y a la paz interior.
¿Sabes lo bien que se vive en ese estado de tranquilidad y proactividad sin gastar ni pizca de energía?
Pues para que empieces a saberlo, aquí los tienes.
Si los aplicas, los entrenas día a día y los consigues integrar mejorarán todas tus relaciones personales.
Sean las que sean.
De pareja, de trabajo, de familia, sociales…
Las personas más reactivas son las que tienen más dolor en su interior
¿Crees que a la gente le gusta ser desagradable?
¿Crees que a la gente no le gusta que la quieran, que la respeten y que la valoren?
¡¡Les encanta!!
Aunque no lo digan.
Pero la gran mayoría ha tenido carencias de amor, de identidad y de protección en sus primeros años de vida y cuando te los cruzas en tu vida diaria, lo único que hacen es reaccionar a aquello que no tuvieron en su día.
Cuando te gritan, cuando te insultan, cuando son desagradables..
No es nada personal.
No va contigo.
Es su dolor, es su rabia, es su miedo o es su tristeza la que no les deja ser más humanos.
Ya lo dije ayer, el que menos se deja querer es el que más amor necesita.
Las personas lo hacen lo mejor que pueden o saben
Incluso aunque a ti no te lo parezca, te sea inconcebible o te produzca reacción, cada una de las personas que interactúa contigo a lo largo del día te ofrece su mejor versión posible.
Quizá te parezcan inaceptables.
Pero son las versiones que son.
No se trata de que te gusten o no.
Se trata de que comprendas y aceptes que según su situación, su forma de pensar, su gestión emocional y su percepción de la vida eligen actuar de determinada manera.
Eres tú el responsable de tomártelo desde la rabia o desde la serenidad.
Y eres tú el responsable de decidir desde la tranquilidad qué toleras y qué no toleras en tu vida.
Pero tolerar y quejarte es una incoherencia que jamás te llevará a la satisfacción personal.
Pregúntate qué puedes hacer y no te quejes
Si en tus relaciones, las personas de tu entorno no actúan como a ti te gustaría o como tú necesitarías, hazte preguntas:
¿Les has comunicado qué es lo que necesitas?
¿Les has dado la oportunidad de saber exactamente cómo quieres que se comporten?
¿Son ellos o eres tú que no sabes comunicar lo que quieres o necesitas?
¿Te has permitido a ti mismo expresarte?
Es tan fácil como esto.
No es lo que te pasa en tus relaciones sino cómo gestionas lo que te pasa en tus relaciones.
Y darte el permiso de comunicar es regla de oro.
Nunca juzgues el comportamiento de otra persona comparándolo con nadie.
Cada persona es única y no es comparable con nadie.
Ni siquiera con ella misma con relación a su pasado o a su futuro.
Aquella frase “es que yo no lo haría” no es válida.
Tu no, pero ellos sí.
Porque han tenido otra experiencia vital, otra trayectoria y otra vida totalmente diferente a la tuya.
Así que entrar en cólera porque otros no actúen como tú en una misma circunstancia es totalmente absurdo.
Y una pérdida inútil de energía.
Enfócate en las virtudes de esa persona en el ahora, en el presente, teniendo en cuenta su situación actual.
Y no la tuya.
Poniéndote en su lugar, te será mucho más fácil.
Ni siquiera es válido aquello de “es que antes lo hacía”.
Ya, pero ahora quizá todo ha cambiado.
Y tu responsabilidad es decidir qué quieres en tu vida.
Y comunicarlo.
Vive en el aquí y el ahora.
Quedarte en historias del pasado que ya no existen o en imaginaciones del futuro que están por venir es no vivir tus relaciones del presente.
Hasta aquí los cuatro para mejorar la relación con los demás.
Sólo queda uno.
Deja de juzgarte y acéptate en el aquí y ahora
Aceptarte tal y como eres significa que te des el permiso de disfrutar tanto de tus virtudes como de tus defectos.
Hoy, a día dieciséis de junio del dos mil quince, eres así.
Porque no has sabido hacerlo mejor o no has podido.
O no has tenido las herramientas necesarias.
Disfrútalo y permítete vivir este momento presente.
No ofrezcas resistencia.
Afírmate: “Sí , hoy soy así y me acepto”
Y a partir de ahora, con la responsabilidad de querer evolucionar desde el amor por ti mismo, te harás mejor.
Si no te aceptas tal y como eres hoy y siempre estás pensando en cómo has de ser mañana jamás alcanzarás la serenidad y la paz interior.
El tramo que va desde la aceptación lo que eres hoy a lo que te estás exigiendo ser, es el tramo que te impide la felicidad.
Y si no te aceptas a ti mismo.
Tampoco podrás aceptar a los demás.
Si quieres que el mundo te acepte.
Lo tienes muy fácil.
Acéptate a ti mismo.
Alcanzarás la felicidad.
Y con tus relaciones comerás perdices.
Rafa Mota
Personal Coach
www.rafamota.com
los 4 acuerdos…y 1 màs…Gracias !:)