Tus amigas las emociones

En la vida no se trata ni de ocultar las emociones ni de hacerlas desaparecer.

Porque la vida precisamente es eso.

Vivir y sentir.

Y la tristeza existe, el miedo existe y la rabia también.

Son innatas en el ser humano.

Vienes con ellas y te vas con ellas.

De lo que se trata es de aprender a gestionarlas y a transitarlas de tal manera que causen el menor sufrimiento posible.

Y a mayor grado de autogestión emocional, menor grado de sufrimiento.

Porque mal gestionadas, las emociones son altamente tóxicas y dañinas.

Son verdaderas bombas atómicas energéticas.

Que de utilizarlas a tu favor a tenerlas en tu contra, te cambian toda una vida.

El primer paso para aprender a gestionarlas es identificarlas y para eso, hay que observar.

Observar y dejarse sentir.

Cuando notes que te viene una reacción emocional, párate.

Como sea.

Pero párate y no te resistas.

Deja que te atraviese.

Imagina que eres transparente.

Porque muchas veces son como aquellas grandes olas que vienen dispuestas a llevárselo todo por delante.

Y cuanto más rígido te quedes, mayor será el impacto.

Perderles el respeto es vital.

Es mucho peor el miedo a la emoción que la emoción.

La emoción dura segundos.

Aguanta.

Cuenta hasta diez.

Y ahí habrás salvado el primer escollo.

Escúchate el impacto y pregúntate.

¿Qué es?

¿Rabia?

¿Miedo?

¿Tristeza?

No digas que no lo sabes.

Porque lo sabes.

Quizá no estés entrenado.

Pero todos, si nos escuchamos, somos unos expertos de nuestro interior.

A la pregunta de ¿qué estás sintiendo?

No hay ningún cliente que se haya quedado nunca sin respuesta.

Al principio todos dicen no sé, no la siento, yo que sé, buff, esto es muy difícil, es algo raro …

Pero con entreno todos acaban identificando claramente y conociendo cada uno de los latigazos emocionales.

Y las emociones surgen de ahí.

Del centro de la vida.

De la boca del estómago.

No las quieras esconder ni la ningunees.

Acéptalas.

Están ahí para decirte alguna cosa.

¿Dónde las sientes?

Aparta la mente y sus discursos absurdos.

Porque lo único que hacen es aumentar tu reacción emocional.

Bájate al cuerpo.

Escúchalo.

¿En qué parte de tu cuerpo se instala la emoción?

¿Con qué intensidad?

¿Qué color le pondrías?

¿Cómo podrías calmarla?

¿Qué recursos necesitarías?

Respira profundamente.

Todo esto te sacará y te ayudará a aceptarla.

Y una vez aceptada, bienvenida sea.

Transítala.

Da un paseo con ella.

Como si fuera tu amiga.

La rabia te está diciendo que no te estás dando ni el respeto, ni el amor, ni la valoración ni la protección necesaria para ser tú mismo.

O que no te permites.

Ayer hablaba de habitar tu ser.

Pues si aparece la rabia, señal de que estás deshabitando tu ser.

La rabia no es más que una acumulación constante de pequeñas molestias.

Identifica esas molestias y gestiónalas.

Día a día, sin que se acumulen.

Y así nunca llegarás a la ira.

Si aparece el miedo, dialoga con él.

Te dará mucha información.

Ese GRAN MIEDO, desgránalo en miedecitos.

¿Miedo a qué?

Los miedecitos son mucho más fáciles de vencer y trabajar que EL MIEDO.

El GRAN MIEDO no existe, es una suma de pequeños miedos.

Háblales, llega a un trato con ellos y verás que desaparecerán.

Te avisan de que para avanzar necesitas desarrollar algo más.

Sólo te dicen que con los recursos que has llegado hasta aquí no tienes suficiente.

Pero no son malos.

Todo lo contrario.

Te ayudarán a ser invencible.

Y qué decir de la tristeza!

La pobre existe.

Qué le vamos a hacer!

Y es sanísima.

Llorar sana el alma.

Y casi todos se empeñan en esconderla.

Desde pequeños nos dicen “no llores”.

La ningunean de mala manera.

Y claro, la tristeza, al final, se cabrea.

Y se instala en tu cuerpo en forma de rabia.

¿Pero tú no te cabrearías si no te dejaran hablar y te ningunearan?

Pues ellas, lo mismo.

Si al final, todo es más fácil y sencillo de lo que parece.

Es como abrirte por dentro.

Saludarlas, que estén contentas, escucharlas.

Llevarlas de paseo.

Y que te cuenten..

Rafa Mota

Personal Coach

www.rafamota.com

 

Rafa Mota

Rafa Mota

Estudié económicas, prefiriendo la filosofía, y viví durante más de veinte años en el mundo de los negocios, del estrés y del dinero sin encontrar nunca esa “felicidad” que tanto buscaba y anhelaba. Hasta que la vida, tras una gran crisis económica, financiera, personal y existencial, me puso en mi lugar. Y me di cuenta de una cosa: el gran secreto de la vida no es ni hacer, ni tener, ni buscar… es SER. Esta es la base del éxito personal.

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